Nuevas Tradiciones - Feliz Año Nuevo
Magnus
Bane odiaba las llamadas a su ocupada persona cuando eran, a lo que
podía ser cuestionable, de vital importancia y urgencia. Las odiaba
aún más cuando de forma oculta sabía que no obtendría una paga
como a las que estaba acostumbrado.
En
esta ocasión la inesperada llamada vino de Leila, una loba de un
clan diferente al de Maia, Magnus pensó que quizás esta era la
razón de que le llamaran a él y no a Alec. En el último año, Alec
había reforzado las alianzas entre Cazadores y subterráneos, eran
ahora un frente unido en contra de problemáticos subterráneos o
demonios que aparecían en Nueva York, pero ahora estaba al otro lado
de la isla, se podría decir que fuera de los alcances de la
amabilidad y encanto de su amado Alec Lightwood, Magnus sonrió ante
este último pensamiento.
El
chico que le estaba guiando le miro con extrañez. Y Magnus le quito
importancia.
―Solo
un viejo chiste que recordé.
El
chico no sonrió en lo absoluto, Magnus pensó en solo irse de ahí y
ya.
―Leila
dice que eres poderoso, el mejor de Nueva York.
―Leila
es sabia ―dijo Magnus mirando las paredes oscuras, oscuras y sucias
del edifico al que había sido convocado―. ¿Leila esta por aquí o
pretendes hacerme caminar aún más?
El
chico suspiro, se miraba quizás un poco más joven que Alec, tenía
un aspecto rudo, como casi todos los lobos que conocía, chaqueta
negra, jeans desgastados y perforaciones en su nariz.
―Esta
escondida, ella debe esconderse, un vampiro la amenazo con asesinarla
si la miraba de nuevo por aquí.
―Cuanta
falta de cortesía.
El
chico lo confronto.
―
¿Te estas
burlando?
Magnus
rio un poco.
―
¿En verdad
quieres tomar ese camino? Tu líder estará decepcionada si dejas que
su potencial salvador se vaya, y deja decirte, estoy seriamente
considerándolo.
―Tranquilo,
Jonas ―dijo una voz desde la oscuridad de la habitación―. Es de
fiar, te lo dije.
Los
ojos de Magnus brillaron con mayor intensidad para lograr ver a la
chica que se acercaba.
―Le
agradezco, señor Bane, que haya venido, sé que es un hombre
ocupado.
―Es
considerado de tu parte mencionarlo. ¿Qué necesitas de mí, Leila?
La
chica agacho la cabeza y Magnus entendió que la respuesta le era muy
difícil de pronunciar. Jonas no tuvo ese problema.
―Que
asesines al vampiro que la amenazo ―respondió el chico con
alarmante seguridad.
―Creo
―dijo Magnus sin perder su perfecta postura―. Que ambos están
muy mal informados respecto a mí.
―
¡Te pagaremos!
―No
hay un precio para tal cosa, no asesinare a nadie, sin importar nada.
Ambos
lobos se miraron muy consternados.
Magnus
suspiro con cansancio.
―
¿Han intentado,
no lo sé, dialogar?
―Miles
no dialoga.
―
¿Miles? ―pregunto
Magnus―. ¿Miles Reed? ¿El más antiguo de los vampiros de Nueva
York? ¿Por qué quisieran asesinar al buen Miles? ―lo pensó un
poco más y corrigió―. De acuerdo, quizás no sea tan bueno, pero
hasta donde sé, no anda por ahí asesinando personas.
―Las
razones no deberían de importarte, brujo, te pagaremos, te lo hemos
dicho.
Magnus
había alcanzado su límite.
―No,
no pasara, hasta nunca cachorros, en verdad espero no volver a
verlos.
―
¡No puedes hacer
eso! ―Jonas le grito y se movió en su dirección, Magnus lo detuvo
con un simple movimiento de su dedo.
―Tu
no vas a decirme que puedo hacer, niño. Son ustedes los que no
tienen una idea de lo que piden o lo que intentan. Abandonen esa
estúpida idea, es el consejo que les doy ―Magnus movió su dedo y
el chico salió volando hacia atrás, su habilidad de lobo le ayudo a
caer ágilmente sobre una de sus rodillas. Magnus sonrió un poco―.
Y ese consejo se los doy gratis.
El
brujo se alejó caminando por el mismo lugar por donde Jonas le había
guiado, no podía dejar de pensar en la ridícula petición, un
desperdicio por completo de tiempo, aun así, sabía que esto
difícilmente podría ser el final del asunto, una visita casual a su
viejo conocido Miles Reed, quizás le ayudaría a comprender el
porqué de la petición.
Salió
a la calle, no se sentía listo para volver a casa con la mala
experiencia tan próxima. Cerro su pesado abrigo para cubrirse del
frio, pronto salió de los pequeños callejones para llegar a la
calle principal, en donde se podía oler las mezclas de olores de los
diferentes restaurantes, había gente con prisa de arriba abajo, eran
los últimos días del año y se preparaban para una tradicional
celebración. Su mal humor fue desplazado al ver en un aparador un
horrible sweater navideño de lana y estorboso, pensó en los
hermosos ojos azules que combinarían con ese rojo intenso y el Santa
deforme estampado en él. Sonrió abiertamente al imaginarlo.
Estaba
por entrar a la tienda cuando observo a Jonas cruzando la calle para
acercarse.
―Era
verdad ―dijo Magnus antes de que el chico dijera cualquier cosa―.
No estoy interesado en lo absoluto.
Jonas
tenía el rostro enrojecido por el frio, solamente llevaba lo que
para Magnus era una ligera chaqueta de mezclilla.
―Lo
sé, pero quizás si escuchas un poco más de la historia, tu…
Magnus
miro al aparador con tristeza.
―Está
bien, cachorro ―le dijo mientras señalaba al café de enfrente―.
Veamos que tienes para decir.
*
* *
―No
Lily ―dijo Alec hablando por teléfono con la líder del Clan de
vampiros―. No voy a dejar a mis hijos por una fiesta, ya te lo
dije. No puedo creer que si quiera me lo pidas.
Las
protestas de Lily se escuchaban a través de la bocina, al parecer
tenia bastantes razones para seguir insistiendo. Alec paso por la
sala de estar, se inclinó para tomar un plato vacío con restos de
galletas y camino con cuidado para no perturbar a sus dos pequeños
que estaban seriamente concentrados al dibujar.
Alec
se rindió con Lily.
―Voy
a colgar ―anuncio―. Por el ángel ―dijo después de haberlo
hecho.
Se
quedó recargado en la encimera de la cocina mirando a los dos niños,
Max tenía tres años y estaba usando sus manitas regordetas para
formar manchas en el papel, Rafael ya con cinco usaba métodos más
sofisticados, estaba recostado sobre su estómago, con una expresión
de total concentración usando lápices de colores. Le observo con
más tiempo y un dolor le inundo el pecho, aun le era difícil ver el
rostro de su hijo y no recordar aquella vez en la que le encontró en
la calle, temblando y llorando por el miedo, el hambre y el frio. Un
niño nunca debería de pasar por eso, pero había niños allá
afuera, como su Rafe que seguían pasando por incluso cosas peores,
entonces Rafe levanto su cabeza, le miro, le sonrió y fue como si
todo aquel dolor se hubiera desvanecido.
El
niño levanto su dibujo con emoción.
―
Papi
―dijo con entusiasmo.
Pero
Alec se sintió confundido.
―Am,
no, Rafe. Papi
esta fuera, salió a atender un clien… ¿Por qué te digo esto si
no me entiendes? ―el joven se sentó en el suelo cerca de ambos
niños.
―Papi
fue, no fue
¿Eso tiene sentido, hijo? Dime que me entendiste.
El
rostro de Rafe decía exactamente lo contrario, el de Max también.
―Supongo
que no ―se dijo a sí mismo―. Pero Papi
volverá pronto y nos ayudará a entendernos.
Tomo
los dibujos de ambos niños y los hizo a un lado.
―
¿hambre?
―pregunto en un mal español―. Am… ¿Tiene
hambre?
―Pregunto en uno peor, suspiro y decidió preguntar en un idioma en
el que no se equivocaría.
Hizo
un gesto con su mano, como hablándole a un bebe y ambos niños
entendieron.
Estaban
los tres sentados en la mesa comiendo y jugando, aun así, Alec noto
que Rafe se miraba diferente, con una angustia lejana que no le
dejaba estar tranquilo, le miraba sin hablar, Alec le sonreía, pero
Rafe no decía nada, poco tiempo después pasaba lo mismo. A la
quinta ocasión Alec estiro su mano para tocar tiernamente el pequeño
brazo del niño.
―
¿Qué pasa, Rafe?
¿No te gusta la cena?
Pero
Rafe no le respondió, le miro y miro a Max que estaba sin mucha
elegancia devorando un brócoli. El gesto amable de Alec pareció
haberle dado valor.
―
Papi
―dijo de nuevo.
Alec
se sintió de nuevo confundido.
―No,
Papi
no está, pero vendrá pronto, ¿quieres que le llamemos?
La
mirada inquietante de Rafe volvió, el niño termino de comer en
silencio y de la misma manera se retiró.
Les
observo de nuevo ahora con sus pijamas puestas jugando con unas
cucharas de madera, saltando de sillón a sillón gritando como
piratas. Aun así, Alec no podio dejar de sentir que algo había
hecho mal.
La
energía de Max fue poco a poco apagándose, el bebé bostezo y tallo
sus ojitos, una clara señal para que Alec lo llevara a la cama, lo
levanto en brazos y este se acostó sobre su hombro, miro a Rafe y
extendió su mano hacia su pequeño.
―Ven
con nosotros ―le pidió y caminaron hacia la habitación al llegar
a ella el bebé ya estaba dormido.
Lo
coloco sobre su cuna y Rafe se quedó sentado a la horilla de su cama
mirando a Alec y como acariciaba el cabello azul del niño.
El
joven giro y noto como su hijo apartaba la mirada, como si lo
hubieran descubierto haciendo algo malo. Alec se arrodillo frente a
él.
―Dulce
―le dijo y Rafe movió la cabeza, ya que no quería un dulce.
Entonces
Alec supo que de nuevo se había equivocado.
―Perdóname
―le murmuro aun sin estar seguro de que le entendería―. Quiero
decirte que te quiero, pero no sé cómo.
Rafe
agacho la cabeza y jugo con sus manitas nerviosamente. Alec se
resignó por esa noche, levanto las mantas de la cama y metió al
niño en medio, le acerco uno de los muchos conejos de peluche, le
beso la frente y toco su nariz.
―Tranquilo,
hijo ―le dijo formando una promesa―. Daddy lo va arreglar.
Lo
arropo y se quedó a su lado hasta que el niño se quedó dormido.
*
* *
―Bien
―dijo Magnus tomando un trago a su bebida―. Te escucho.
El
chico se miraba algo incómodo, Magnus pensó que quizás su elección
de restaurante había sido demasiado elegante para el chico, o que
quizás estuviera intranquilo porque lo vieran en compañía de un
hombre tan apuesto como él, en todo caso, el que debía estar
intranquilo por esto último era él, pensó el brujo.
Después
de un momento Jonas decidió romper el silencio.
―Mi
hermana cometió un error ―dijo mirando la mesa―. Ella, ella se
enamoró de alguien que no debía.
Magnus
se movió galante en su asiento.
―El
amor es imprudente, inapropiado en ocasiones, pero pocas veces
erróneo. ¿Qué te hace decir eso?
―Se
enamoró de Brandon Reed.
Magnus
estuvo a punto de echar afuera de su boca su bebida.
―
¿Brandon Reed?
¿El hijo de Miles Reed? ¿Un vampiro? ―Magnus se sintió
maravillado por la simple idea―. ¿Cómo paso ese milagro?
―No
te burles, brujo. Es una abominación, un vampiro y un lobo, es, es…
―Señal
de que no somos dueños ni de nosotros mismos.
Jonas
estaba peculiarmente rojo, quizás no sea solo la compañía, el en
verdad estaba avergonzado y enojado por lo que acababa de decir.
Magnus
se compadeció.
―Escucha.
Quizás no sea lo más ortodoxo del mundo, pero son otros tiempos,
conozco a dos chicas; una loba y otra vampira, te lo juro, se podrían
frente a la otra para recibir cualquier daño en su lugar, y a su
vez, ambas lo harían por un Cazador de Sombras. Y como ese, hay
otros casos, ¿Haz escuchado sobre un Cazador de Sombras y una bruja?
¡Y! que además antes él fue un hermano silencioso. Son unos locos
esos dos.
El
chico parecía confundido.
―
¿Estás diciendo
que está bien?
―Estoy
diciendo que no hay nada de malo en ello, deberías dejar que tu
hermana tome sus propias decisiones, dime algo ¿Él la ama?
―Si
―respondió con una gran furia en su voz.
Magnus
dejo salir el aire con fuerza.
―Si
incluso tú lo sabes, ese amor debe ser fuerte, así que intentar
separarlos podría ser peor que cualquier cosa, créeme, lo he visto
de cerca.
Tomo
de un trago lo último de su bebida de la copa y continuo.
―Creo
que puedo ver cuál es el problema aquí. Así como tú, Miles está
indignado con la simple idea, ¿No te estremece la idea de que ambos
son muy parecidos? ―Magnus rio a la reacción de Jonas y de nuevo
suspiro―. Creo poder ayudarte, déjame ir a ver a Miles Reed,
hablare con él, podría persuadirlo de declinar su idea de asesinar
a tu hermana y dar un poco de aire fresco a esta situación. Pero,
con respecto a los sentimientos de Leila; solo ella puede elegir que
hacer.
Jonas
no estaba en condiciones de rechazar una oferta tan buena como esa,
movio su cabeza aceptando con pesadez.
―Hay
cosas peores que el amor, chico. Siéntete con fortuna.
Al
salir del restaurante y ver como Jonas se alejaba con sus manos en
los bolsillos, Magnus se puso a trabajar, una audiencia con el
antiguo de Nueva York no era simple, estaba incluso por encima de los
clanes. Mientras que los líderes de clanes actuaban como
presidentes, haciendo y deshaciendo cualquier problema para que los
vampiros siguieran las reglas de La Clave, Miles y su clan, compuesto
simplemente por familia y allegados eran más como la realeza,
mantenida por apariencia y honor a viejas costumbres.
El
primer paso fue armar la cadena que le llevaría a una audiencia con
el antiguo Miles, hizo las llamadas precisas y ahora solo necesitaba
esperara a ser convocado.
Magnus
se lamentó al ver hacia el aparador que antes había mirado con el
sweater en él ya que al parecer alguien lo había comprado ya y
había sido reemplazado por uno nuevo. Seria para la próxima vez.
*
* *
Alec
regreso a la sala de estar cuando Rafe finalmente se durmió, recogió
los crayones, los lápices de colores y las acuarelas que ambos niños
habían estado usando, las guardo y volvió por los dibujos en el
suelo, las manchas de Max eran como las de siempre, pero debía estar
al pendiente de los dibujos de Rafe, eso a consecuencia del consejo
de Catarina Loss, la cual ayudo a tratar a Rafe cuando lo habían
traído con ellos a Nueva York, había aliviado los maltratos de su
cuerpo por haber vivido en la calle y les dijo que quizás el daño
en su mente tardaría más en sanar.
Es
pequeño para decir lo que siente, pero puede expresarlo de otras
maneras.
Había dicho la bruja y así ocurrió, Rafe había comenzado a
dibujar criaturas extrañas que había mirado, los, vampiros y
demonios que miraba pero que no podía mas que comprender como
monstruos.
Al
estar revisando los dibujos se topó con una increíble novedad.
*
* *
Magnus
entro al apartamento, se quitó el pesado saco y dejo que el calor le
inundara por un segundo más.
―Nada
como el calor de hogar ―se dijo a sí mismo y camino hacia la
cocina en donde encontró a un pensativo Alec tomando café, miraba
hacia la mesa, hacia unos dibujos ahí colocados.
Magnus
se acercó y beso su frente.
―
¿Qué pasa,
Ángel?
―Mira
estos dibujos ―respondió el chico―. Los hizo Rafe hoy.
Magnus
lo hizo con atención, en ellos había motivos navideños, un árbol
de navidad, Un Santa Claus cruzando el cielo de una catedral.
―
¿El instituto de
Argentina? ―pregunto Magnus.
―Eso
parece ―respondió Alec―. Seguramente es ahí en donde vivía.
Pero, es extraño, los Cazadores de Sombras no festejamos Navidad.
¿Crees que su familia lo hacía?
―Quizás,
con un niño tan pequeño quizás intentaban darle algo de diversión,
los países de habla hispana son mucho más culturales, no te
ofendas, pero son más habituados a tradiciones familiares, incluso
siendo Cazadores de Sombras… no dejan de ser humanos.
―Y
no tiene nada de malo, siempre he creído que no aceptamos costumbres
mundanas por creernos superiores, pero no le digas a nadie.
Magnus
le sonrió.
―Tu
secreto está a salvo conmigo.
Alec
se levantó, preparo una taza de café para Magnus y al entregársela
le beso en los labios tiernamente. Se recargo después en la
encimera.
―Noche
buena fue hace unos días y no fue que digamos una digna celebración.
―Tuvieron
ambos obsequios, cena familiar y una montaña de caramelos, creo que
fue más que una celebración digna.
La
voz de Alec fue plana.
―
¿Crees que espere
algo para el fin de año?
―Podemos
preguntarle.
Alec
miro hacia otro lado.
―
¿Podemos?
Magnus
se levantó, tomo su barbilla con dos de sus largos dedos.
―
¿Qué ocurre?
―pregunto alarmado.
―Creo
que hice algo muy malo hoy, creo que lo herí de algún modo.
―Eso
es imposible.
―No
logro entenderlo, no logra entenderme y…
―Y
eso cambiara, dale tiempo, date tiempo. Te estas esforzando, te he
visto, lo intentas tan duro cada día.
―Es
solo que… Con Max fue de lo más sencillo ―dijo Alec.
―
¿Sencillo? ―se
sorprendió Magnus―. Aún tengo camisas manchadas que demuestran lo
contrario.
Alec
sonrió un poco en agradecimiento por intentar animarlo.
―Max
es un bebé, quizás por eso no puedo acercarme a Rafe, no sirvo
realmente para ser su padre.
―Wow,
wow, wow. ¿Qué tontería dices, Alec? ―lo que más perturbo a
Magnus fue conocer a Alec y saber que lo que decía lo decía porque
realmente lo creía, no porque quisiera alivio de nadie ni frases
alentadoras, el único que podía hacerle sentir lo contrario era su
testaruda propia convicción―. Es tu hijo, eso no lo va a cambiar
nadie, lo único que importa es lo mucho que te estas esforzando,
cuando eso cambie, entonces tendremos un problema.
―Solo
quiero lo mejor para él, quiero que sea feliz con nosotros.
―
Lo es, claro que
lo es, ama a su hermano, y nos ama a nosotros, aun cuando no se
acostumbre a nosotros, aún.
―
¿Cuánto crees
que tenemos que esperar para eso?
Magnus
le sonrió, tomo su rostro entre sus manos y le beso.
―No
importa, porque tenemos todo el tiempo del mundo, ya lo veras.
Alec
metió sus manos dentro del saco purpura que llevaba. Se sentía
mejor mucho mejor, busco sus labios una y otra vez.
―Pregunto
por ti ―dijo dándole a su amado una encantadora noticia.
―
¿Lo hizo?
―Dos
veces.
Magnus
lo beso, ahora con más intensidad.
―Debo
prepárame ―dijo Alec sin aliento―. Jace, Maia o Lily no tardaran
en llamar para… ―Magnus estaba besando su cuello―. Para… ir a
patrullar.
Las
manos del brujo comenzaron a explorar su espalda por debajo de su
camiseta.
―No
esta noche ―dijo mientras ambos caminaban sin desenredarse el uno
del otro hacia su habitación.
*
* *
Esa
mañana fue tranquila, los dos pequeños hijos de Alec y Magnus no se
habían levantado temprano como siempre para jugar.
Magnus
salió de la ducha y se encontró con Alec escribiendo sobre unas
tarjetas.
―
¿Qué haces,
Ángel? ―pregunto asomando su cabeza por encima de su hombre.
―Tarjetas
para practicar, anoche le dije a Rafe Dulce
en lugar de… Am
Magnus
sonrió, tomo una de las tarjetas y con su delgada caligrafía
escribió Te
Amo La
coloco frente a su rostro y lo repitió de una forma que Alec sintio
el calor subiendo a sus mejillas.
―Cuando
tú lo dices asi…
―Dilo
tú.
Alec
lo hizo, Magnus se rio, le ánimo para que lo hiciera una vez más y
lo hizo mucho mejor.
―
¿Lo ves? ―Solo
te hace falta práctica. ―le animo Magnus.
―Mucha
practica ―dijo Alec con pena pasando una a una las tarjetas para
leerlas―. Estuve pensando en lo que dijiste anoche.
Magnus
acerco a Alec jalándolo de la toalla que estaba alrededor de su
cintura.
―
¿Qué si lo
hacíamos de nuevo?
Alec
soltó una risa fuerte.
―Después
de eso ―ahora sus mejillas estaban color carmín―. Después de
todo, quiero decir.
Ambos
rieron.
―Lo
que dijiste sobre Rafe siendo joven, es cierto, él an no aprende
todo lo que debe, creo que si sigo con esto ―levanto las tarjetas―.
Podemos encontrarnos en alguna parte a mitad del camino.
―Así
se habla, nunca te das por vencido o das algo por perdido, Te amo por
eso.
―
¿Amas mi
testarudez?
―Amo
tu determinación, espero que nuestros hijos lo aprendan de ti.
Alec
tomo las manos de Magnus y las beso.
―Espero
y ellos sean como tú.
Magnus
lo acerco a él, sus cuerpos fueron en un momento una línea unidad
perfecta.
―Nunca
me habían dicho algo como eso, solo de pensar en el futuro de
nuestros pequeños es…
―No
quiero ponerte ansioso, Magnus, perdóname.
―Para
nada, Alec, es… emocionante, muy emocionante.
―Lo
es ¿cierto? Es decir, quitando todo el terrorífico asunto de tener
en tus manos la obligación de ser un buen padre y no equivocarte.
―Darles
una buena alimentación ―comento Magnus.
―Lograr
que sean felices ―dijo Alec.
―Las
camisas arruinadas.
De
nuevo ambos rieron.
Después,
el semblante de Alec cambio a uno de reflexión.
―
¿Puedo decirte
algo? Han sido pocas las veces en mi vida en la que me he sentido
diferente, como un hombre nuevo, la primera fue después de haberte
besado en el salón de los acuerdos. Después cuando te encontré en
Edon, eso fue… como si nada más en el mundo importara, después
cuando me preguntaste si quería estar contigo en ese tejado.
―Alec.
―Y
cuanto encontramos a Max y decidimos que queríamos formar una
familia con él y ahora con Rafe, todos esos momentos me hicieron ver
la vida diferente, como si antes la hubiera estado mirando a través
de una ventana y finalmente una pared cayera para dejarme ver el
mundo detrás y con cada suceso el mundo se hace más grande y me
siento más fuerte y capaz de hacer cualquier cosa.
―Y
lo puedes hacer, eres el más capaz y valiente que conozco, todo
estará bien, mientras estemos juntos, todo estará perfecto y cada
vez mejor.
Alec
asintió complacido.
―Rafe
es nuestro más nuevo comienzo, no podemos decepcionarlo ¿cierto?
Magnus
respondió besando sus labios dulcemente.
―No
lo haremos.
Cuando
Alec entro al vestidor a terminar de alistarse, Magnus pensó en todo
lo que le había dicho, fue muy poco el tiempo que paso antes de que
una maravillosa idea se le ocurriera.
―
¿Alec? ―pregunto
llamándolo en voz alta―. ¿Tenemos los viejos dibujos de Rafe?
*
* *
Los
niños se habían levantado hambrientos y ahora devoraban los
pancakes que Magnus había preparado para todos, Alec se encargaba de
que Max no hiciera un desastre con su leche o que la usara para
decorar la mesa. Magnus y Rafe conversaban en español, Magnus le
hacia una traducción a Alec muy detalla ya que estaba realmente
atento a lo que ambos decían.
Rafe
hablo sobre la comida y dulces que comió esa última navidad que
recordaba, cuando el pequeño se puso ansioso, Alec lo tomo en brazos
y lo llevo al balcón para buscar ambos a Presidente, a Rafe le
encanto el gato muy rápido y no perdía una oportunidad para
cargarlo en brazos.
Seguían
ambos jugando en balcón cuando Alec se dio cuenta de alguien
corriendo en medio del tráfico, el muchacho tenía un glamur encima,
ya que nadie parecía alterarse por él, no como él lo estaba.
―
¿Qué te pasa?
―le grito el cazador desde el 2do piso.
―Magnus,
necesito hablar con Magnus Bane, es una emergencia.
―Te
abrire la puerta.
Se
escuchó el ruido chillante y después el chico entro. Alec entro al
apartamento, tomo una de sus armas mientras que Magnus tomaba a Max y
Rafe se colocaba a su lado.
El
chico lobo entro al apartamento.
―Hasta
ahí ―le advirtió Alec con una espada en su mano.
El
chico no dejaba de ver a Magnus, parecía que había corrido durante
mucho tiempo para llegar ahí.
―Magnus,
¿Lo conoces? ―pregunto el cazador siendo practico.
―Lo
hago, su nombre es Jonas, me reuní con él y su hermana ayer.
―
¡Mi hermana!
―dijo Jonas y por un segundo pareció haber puesto la atención que
no había puesto en Alec en un principio. ― ¿Eres un Cazador de
Sombras?
―Lo
soy ―le respondió Alec―. Y no dejare que intentes nada torpe
contra mi familia, así que comienza a decirnos que haces aquí.
―
¿Tu familia?
―Jonas miro a Magnus, al niño en sus brazos y al otro detrás de
él, Alec se miraba como un cazador de sombras, pero sin su habitual
equipo de caza, claramente había tomado a esta familia muy temprano
por la mañana. ―Ya veo.
―
¿Qué ocurrió,
Jonas? ¿Qué le paso a tu hermana? ―pregunto Magnus.
―La
han tomado, Miles y su sequito se la ha llevado.
―
¿Miles? ―pregunto
Alec con seriedad ―El antiguo del Bronx.
―
¿Lo conoces?
―pregunto Jonas con sorpresa.
―Sé
todo sobre él, no ayuda a los clanes, pero es extraño que haga
esto, ¿Tiene enemistad con tu clan?
―Es
un tanto más complicado que eso, cariño.
Alec
ideo el mejor plan y el mas rápido en su mente.
―Llevalo
con Miles ―pidio a Magnus―. Intenta hablar con él, yo llevare a
nuestros hijos al instituto con mi madre y pediré ayuda a Jace y los
demás.
―No
queremos inmiscuir a los directores del instituto. ―alego Jonas.
―No
estás en condiciones de ser selectivo, Jonas, somos tu mejor opción.
Si pediste ayuda a Magnus, pediste nuestra ayuda también, somos un
equipo.
―Mandare
a hacer nuevas tarjetas de presentación. ―dijo Magnus y ambos se
sonrieron.
Con
un chasquido el portal al instituto se abrió. Los rostros de Jace,
Clary y Maryse se vislumbraron borrosos de inmediato.
―Te
veo allá. ―dijo Alec saltando con ambos niños hacia el portal y
desapareciendo después con ellos de la vista de Magnus.
Se
cerró inmediatamente después y Jonas se miró alarmado.
―
Puedes hacer un
portal hacia mi hermana?
―Puedo
acercarme ―respondió Magnus―. Pero los terrenos de Miles tienen
hechizos hechos por hadas, podemos entrar ya que ellos rompieron los
acuerdos entre los lobos, pero tenemos que hacerlo al modo
tradicional.
―Estoy
listo ―dijo Jonas acercándose al brujo―. Mi manada esta lista.
Magnus
movió sus manos para crear otro portal, ahora hacia los terrenos de
Miles.
―Esperemos
no tener que luchar ―murmuro Magnus más para sí mismo―.
Andando.
*
* *
Leila
intento una vez mas romper la cadena que sujetaba su tobillo, pero
fue inútil, los vampiros habían usado plata en el grillete y cada
vez que intentaba romperla, su piel ardia haciéndola gritar.
No
tardo mucho tiempo antes de que la puerta de su celda se abriera y
dos sujetos enormes, claramente vampiros llegaran por ella, la
sujetaron aun cuando ella intento resistencia.
―
¿Qué quieren?
¿Qué harán conmigo? ―exigió la chica.
Uno
de ellos ni siquiera volteo a verla, en cambio el otro se miró
entusiasmado por contar los planes preparados para ella.
―Nuestro
amo borrara cada rastro de la vergüenza que nos persigue.
A
Leila no le gusto en absoluto como sonó eso y lucho aún más con
todas sus fuerzas durante todo el trayecto al que fue obligada a
avanzar.
Llegaron
a un gran salón con grandes candelabros y techos altos, la
decoración era vieja aun cuando tenía una sombra de haber sido
nueva y hermosa alguna vez, había dos mesas de banquetes vacías a
los costados, ella fue guiada por en medio de ambas como un largo
pasillo hacia una tercera que estaba colocada en transversal en
dirección a las otras, no había nadie ahí, pero entonces todos los
lugares en las tres mesas fueron ocupados por vampiros, todos
ancianos, no en el aspecto en el que lucían viejo, el tiempo real de
su existencia se notaba en los ojos y en la forma de moverse y
hablar.
Los
vampiros la dejaron sola en el suelo y se alejaron, aun cuando la
ocasión llego como una oportunidad para escapar, la lobo sabía que
era por completo inútil con todos esos vampiros rodeándole.
Miles
Reed se acercó a ella.
―Veo
porque mi hijo quedo encantando contigo, hay lucha en tus ojos
incluso en estos momentos que son los últimos de tu existencia.
Leila
no dijo nada, se quedó sorprendida por el parecido del vampiro hacia
Brandon, era muy extraño que hubiera familias de vampiros, Brandon
le hablo de la suya, de cómo antes de que existieran Los Acuerdos,
Miles había sido convertido y él había decidido no estar solo,
convirtió a su familia también, a sus dos hijos y a su esposa, su
hija nunca despertó de la tumba, no escarbo entre la tierra para
surgir y tener una No-Vida. En la mente de Leila surgió la voz de
Brandon cuando le dijo con dolor: Según
las leyendas, mi hermana esta en medio de dos mundos muriéndose de
hambre eternamente, y a él parece no importarle.
La
historia de lo ocurrido con su esposa fue algo más común, ella se
volvió loca, se obsesiono con los niños y otros vampiros tuvieron
que matarla para contener el caos.
No
todos pueden ser un vampiro, ahora este hombre estaba protegiendo a
la única familia que conocía.
―Si
me lastimas ―dijo Leila―. Brandon nunca te perdonara.
―
¡No te atrevas a
hablar por él! ―la golpeo y los vampiros a sus costados gruñeron
de excitación―. No dejare que destruyas el honor de mi clan, ni
que corrompas a mi hijo.
―Levanto
su mano para golpearla de nuevo, pero un ruido fuerte le hizo
detenerse, ahí frente a ellos y frente a todos los vampiros se
encontraban un puñado de lobos guiados por Jonas y un puñado de
vampiros guiados por Brandon dispuestos a luchar lado a lado para
salvar a Leila.
La
mirada del antiguo viajo por toda la línea de combatientes, miro con
horror a los lobos que habían entrado a sus dominios, a su hijo
colocándose no frente a ellos para combatirlos, si no a su lado y
también a otro antiguo, el mago más poderoso que había conocido.
―Magnus
Bane ―dijo Miles―. ¿Te haz atrevido a introducir a estos
monstruos a mi hogar?
―Quisiera
llevarme el crédito ―dijo Magnus mirando a Leila con
preocupación―. Pero la parte difícil la hizo tu hijo, muy amable
de su parte dejarnos pasar sin mayores molestias.
Los
ojos de Miles se encendieron hacían el joven vampiro.
―
¿De nuevo me
desobedeces? Esto lo hago por nosotros, por nuestro Clan.
―Lo
haces por tu orgullo ―respondió Brandon desafiando a su padre―.
Y para mí, no vale nada en lo absoluto.
Miles
fue diplomático.
―Cuando
esto acabe, cuando ella muera, tu serás el mismo hijo obediente, no
tenemos que recordarlo nunca y podremos seguir adelante como siempre
lo hemos hecho, solo debemos acabar con ella de inmediato.
Brandon
dio un paso al frente.
―No
la vas a tocar, padre.
Ese
fue el esperado grito silencioso de guerra que se había esperado,
antes de que el choque entre ambos frentes surgiera, una horda armada
y bien organizada de Cazadores de Sombras inundaron la habitación.
Miles y su antiguo ejército de vampiros se miraron con sus cuellos y
pechos amenazados por espadas brillantes, frente a él, un grupo de
Cazadores de acercaron, una flecha le apuntaba al corazón, un látigo
se movía como una serpiente en busca de su presa y en medio de ellos
con su mismo paso dos jóvenes con espadas se dirigieron a él.
―Somos
Clary Fairchild y Jace Herondale, líderes del instituto de Nueva
York. En nombre de La ley, el Cónsul y los Acuerdos, te ordenamos te
detengas, Miles Reed.
―
¿Sus entradas
siempre serán así de espectaculares? ―pregunto Simón en un
murmullo a Magnus que le respondió con una sonrisa.
Entonces
el ejército de Miles bajo las manos dejándolo solo con su lucha,
Miles dio un paso atrás derrotado.
―
¿Por qué no le
ayudas? ―pregunto Alec al chico vampiro detrás de él.
El
vampiro se movió hacia Leila y rompió la cadena que le apresaba,
fue como si ambos se hubieran olvidado de la multitud, él la abrazo
y la sostuvo en brazos como el mayor de los tesoros, se escuchó un
murmullo de ellos un Lo
siento
que lleno el salón con una tranquilidad inesperada.
Rápidamente
la escena cambio de un posible campo de guerra a una sala de
detenidos, los agentes de La Clave llegaron y apresaron a Miles,
dejar en manos de La Clave a los infractores de Nueva York no era
algo que a Jace y Clary les gustara hacer, pero Miles Reed era un
caso especial y solo podía ser tratado por las leyes más antiguas
de La Clave.
Alec
se acercó a Magnus en medio de la multitud.
―
¿Estas bien?
―pregunto mientras apartaba un mechón de cabello de su frente.
―Ni
un rasguño ―respondió Magnus―. Nada mal para un día de
trabajo.
Alec
rio.
―Sí,
nada mal ―El cazador agarro con un puño la chaqueta del brujo y lo
acerco ferozmente para besarlo, con las miradas de todos sobre ellos
desapareciendo poco a poco con forme el beso les inundaba.
Seguían
besándose cuando terminaron de entrevistar a Leila y Brandon. Jonas
se acercó cuando el agente de La Clave se alejó.
―
¿Ven eso?
―pregunto a ambos ―Estuve en su casa hoy, tienen dos hijos.
Estaban
sorprendidos.
―Todo
esto es muy nuevo ―comento Brandon―. La forma en la que los
nephilims han venido a ayudarnos, nunca había escuchado algo así,
normalmente solo ayudan a los suyos.
―Los
Nephilims están cambiando ―dijo Jonas―. Quizás nosotros podamos
hacerlo también.
Jonas
levanto su mano hacia Brandon, el vampiro la miro sorprendido, pero
no dudo en tomarla, un nuevo comienzo se creaba entre ellos a través
de ese gesto de amistad, un comienzo lleno de posibilidades.
Ahora
eran Alec y Magnus quienes lo miraban.
―Grandes
sorpresas de la vida. ―murmuro Magnus y abrazo a Alec con fuerza.
*
* *
―
¡Me encanta esto!
―dijo Isabelle entrando al gran comedor del instituto con una
charola llena de pastelillos ― ¿Por qué no lo habíamos hecho
antes?
―Nos
aterraba la idea de que quisieras cocinar algo ―respondió Jace y
un panecillo se estrelló en su abrigo negro.
―Podemos
hacerlo de ahora en adelante ―dijo Maryse ignorando los panecillos
voladores, ella acomodo la pequeña corbata de Max. ―Una cena
familiar es siempre bien recibida.
―Esto
es más un banquete ―dijo Simón atrapando un panecillo y
mordiéndolo, estaba delicioso.
―Digo
si a esa propuesta, Maryse ―comento Magnus colocando una servilleta
en las piernas de su hijo Rafe―. Crear tradiciones es importante
para la unión familiar.
―Y
la nuestra es cada vez más grande ―Clary coloco una mano sobre el
hombro de Alec quien le sonrió en respuesta.
―Démonos
prisa ―aviso Magnus―. El fin de año está cerca y tengo una
sorpresa para todos.
Rafe
estaba en una intensa batalla con la envoltura de un chocolate.
―
¡Papi! ―exclamo
en un grito por ayuda.
Magnus
se movió, pero Alec le detuvo.
―Nop,
yo soy Papi,
tu eres Papá,
lo descubrí esta mañana.
―No
lo entiendo ―dijo Magnus.
Alec
explico.
―Para
Max tu eres Papá
y yo soy Daddy, de igual forma es para Rafe, pero en su idioma.
Magnus
lo comprendió de inmediato y se sintió muy feliz.
―
¿No es cierto,
hijo? ―pregunto Alec al pequeño Rafe que ya estaba comiendo su
chocolate.
―
¡Si! ―respondió
Rafe en el mismo idioma de Alec y los demás.
Era
la primera vez que Rafe hablaba en otro idioma que no fuera su idioma
de nacimiento, todos le celebraron y animaron por el esfuerzo del
pequeño.
La
fiesta continua, ahora en los jardines del instituto, los dos niños
fueron abrigados por su abuela y sacados afuera tomados ambos de la
mano.
Magnus
hizo aparecer un globo blanco para cada uno de los que le
acompañaban, uno para su familia también.
―
¿Magnus?
―pregunto Alec confuso, pero sin perder su sonrisa.
―
¿Recuerdas que te
pregunte por los dibujos de Rafe?
Entonces
las hojas aparecieron, Alec y Magnus se agacharon para estar a la
altura de los niños, Magnus explico a Rafe en su idioma. En esta
ocasión y gracias al gran esfuerzo que había hecho, Alec entendía
lo que le estaba diciendo.
―Dejaremos
que todas las cosas que te asustan se vayan, que se vayan lejos de ti
para que no puedan lastimarte.
Rafe
asintió con entusiasmo, Magnus amarro los dibujos al globo y dejo
que Rafe lo dejara ir, el globo pronto desapareció en la oscuridad
de la noche, los demás hicieron los mismo, dejando ir las cosas que
les provocaron miedo, incertidumbre o dolor en ese último año.
―Ahora
debemos llenarnos de nueva luz ―Magnus hizo aparecer en cada uno de
las manos un farolillo brillante, miro al rostro fascinado de Alec y
sus dos pequeños―. Los nuevos comienzos deben ser representados
por la luz. Ahora más que nunca tenemos a personas que nos aman y
amamos, más que nunca nuestro futuro es más brillante. Aprendamos a
iluminar la oscuridad con las personas que amamos.
La
familia de Alec y Magnus dejaron libre los farolillos haciendo que la
noche se iluminara y fuera impresionante. Rafe observo como todas
esas luces se arremolinaban haciendo que la oscuridad se alejara por
unos instantes, tomo la mano de su pequeño hermano, ahora se sentía
protegido, sabía que tenía a dos padres que lo cuidarían, a más
personas que lo mantendrían a salvo, no pudo más que devolver la
promesa de que él protegería al pequeño brujo, era su deber de
hermano menor, eran su familia y estaba decidido a crecer, ser fuerte
y protegerlos a todos, como ellos lo protegen a él.
Alec
coloco su mano alrededor de la cintura de Magnus mientras miraban al
cielo.
―Creí
que no podías ser más mágico, siempre me sorprendes.
―Para
ti, mi magia será eterna. Feliz año nuevo, Alec. Te amo.
―Te
amo ―le dijo en respuesta.
Fin
Espero
lo hayan disfrutado tanto como yo disfrute escribiéndolo, recuerden
nunca darse por vencidos, amar con toda su alma a su familia y ayudar
a quienes lo necesitan. Sean buenos, fuertes, sean Nephilims o
subterráneos, sean un buen mejor amigo, sean brillantes en lo que
les gusta y nunca dejen de esforzarse.
Más
que eso debo darles las gracias a todos por un año más de grandes
aventuras. ¡GRACIAS!
¡Feliz
Año nuevo 2018 para todos ustedes!
@MayGraciel♥
*Este
capítulo se lo dedico a mi esposo.
gracias
por ser como eres, Te amo*
Esto fue hermoso 😍 hermoso de verdad May 😭❤ gracias por seguir escribiendo y compartiendo tus bellas historias, Feliz año y que todos tus sueños y deseos se cumplan 🎉🎉🎉🙌🙌🙌 Gracias por todo May 😘❤
ResponderBorrarGracias por leer ❤❤❤
BorrarMuy feliz año, gracias totales 😘😘
ResponderBorrarFeliz año nuevo! Fue muy hermoso. Me dejo un muy grato sentimiento. Gracias
ResponderBorrarMe alegra mucho leer eso, Feliz Año ❤
BorrarSumamente bello. Me encanta que hayas hablado del hecho que Rafa y Alec hablan idiomas distintos, no se hace tanto incapie en ello y es algo que considero importante. La comunicación con los niños es esencial, sea verbal o no
ResponderBorrarMe encanta que lo hayas notado, me llamo la atención ese tema desde que leí LoS. Espero y Cassie nos de a conocer mas de Rafe en TEC y veamos como Alec sigue con ese tema porque como tu dices; la comunicación con los niños es muy importante.
BorrarGracias por leer ❤
Gracias de nuevo por hacernos vivrar con tus relatos, son sencillamente impresionantes, y tu si que nunca dejas de sorprenderme, para mi eres una gran escritora, ojala que editaras todas estas historias yo las compraria solo para releerlas, me gusta el papel tambien. Contigo descubri el placer de leer historias malec, y he leido muchas y son estupendas pero para mi las tuyas son las mejores, escribes y transmites todos los sentimientos de los personages que das vida, en todo momento eres muy delicada con todo lo que escribes. Feliz año para ti y porsupuesto para toda tu familia. BESOSSS
ResponderBorrarQue lindo comentario, muchas gracias por tus palabras las valoro mucho y gracias por tus buenos deseos de parte de toda mi familia ❤
BorrarHermosaaaa historia haces que me enamoré todavía más de esta pareja y sobre todo del mundo de cazadores de sombras *.*
ResponderBorrarEspero más historias tuyas :)
Como siempre me ha encantado.....
ResponderBorrarQuien es Abi? me encantan los dibujos que pones de portadas.... Y en el que están Will Max y Nathan con una chica de pelo negro es genial.... la identificas como Abi pero no se quien es....
Abi es un personaje prestado, ella aparecerá pronto en unos de los fics de Neiara (Buscala en wattpad 😉) También apareció en un capitulo de Guerra Fría.
BorrarElla queda encantada con Max y Nat y es fanShipper de ellos desde entonces. Pronto conocerás mas de ella y de las vidas futuras de los jóvenes que aparecieron en ese fic.
Este año vienen cosas geniales 😚
Gracias por leer ❤