Mundo Invertido 3 - Buscandote
Se sentía como un
sueño, un sueño perfecto y hermoso, uno que deseaba nunca terminara, estar con
Alec de esta forma, tan entregado al momento, sintiendo sus caricias, sus
labios en cada parte de su cuerpo, los latidos acelerados de su corazón, su
piel vibrando al toque de sus dedos. El estremecimiento y la seguridad de los
brazos de Alec al aferrarse a él, del sonido de su voz al susurrarle las
palabras indicadas para hacerlo sentir el más afortunado y amado del mundo.
Estar tan empapado de él y aun así no sentir que fuera suficiente. El sueño
perfecto hecho realidad.
La mañana llego como
últimamente lo hacía, en silencio y lentamente, Magnus abrió los ojos y ahí
estaba, su amado Alexander mirándole, pero completamente vestido.
- ¿Qué haces vestido? –
Pregunto Magnus somnoliento, jalando el saco de Alec. – Vuelve a la cama. – Por
lo general era igual cada vez que Alec se quedaba, ambos dormían hasta tarde,
Magnus invocaba el desayuno en cama y en muchas ocasiones simplemente no salían
de ella en todo el día.
Alec rio, pero no se
alejó, por el contrario, se recostó a lado de Magnus por encima de las mantas.
– Debo ir a clases. – Dijo mientras acariciaba el hombro desnudo de su novio. –
Lo siento, no puedo quedarme.
Magnus parpadeo, el
comentario le había despertado un poco más. - ¿De qué clases hablas?
Alec suspiro. – De mi
cruel realidad. Tengo que ir a la facultad, las clases renuevan hoy.
Magnus se levantó sobre
sus codos. - ¿Estudias? Es decir ¿Tienes una matrícula en una universidad y no
me lo dijiste?
Alec no se miró arrepentido
en lo absoluto. – No te lo dije porque es algo que en verdad detesto, voy a esa
carrera para complacer a mi padre.
- ¿Qué carrera es? –
Pregunto Magnus levantándose para alcanzar su bata.
- Negocios
Internacionales.
- ¿Esta es una de esas
bromas que no entiendo? – Pregunto sinceramente afligido Magnus.
Alec le sonrió, como lo
haces a un niño que dice algo dulce y gracioso. – Por desgracia no. No es una
broma, es mi cuarto semestre de carrera.
Magnus se quedó en
silencio mirando a Alec que cruzaba sus brazos detrás de su cabeza aun
recostado, tenía un pantalón de mezclilla con una playera blanca de bajo de un
saco entallado, el conjunto era perfecto para la universidad, por los zapatos
tenis converse que llevaba, se mira
increíblemente atractivo.
- Cuando dices que
detestas tu carrera… Si necesitas ayuda con tus materias, yo podría…
- Me va muy bien de
hecho, el mejor de la clase.
- Estoy confundido.
Alec se levantó y gateo
hasta la orilla de la cama para tomar el cinto de la bata de Magnus y jalarlo
hacia él. – Detesto la carrera, es todo.
Magnus dejo que lo
jalara de vuelta a la cama, Alec lo apreso entre su cuerpo y el colchón. Magnus
pasó sus largos dedos por el cabello cuidadosamente peinado de Alec. – Básicamente
estas forjando tu futuro con algo que detestas, no me siento bien escuchando
eso.
Alec beso a Magnus y el
brujo le beso de nuevo mientras bajaba sus manos a su espalda.
- No es mi futuro, no
ejerceré, eso te lo aseguro.
- Alec.
- Esta bien, te lo
dije, solo intento complacer a mi padre. – Alec se levantó y Magnus detrás de
él.
- Alec, necesitamos
hablar de esto.
- ¡Exacto! ¡Eso! – Alec
tomo un bolso tipo cartero. – Exactamente por esto no te lo dije antes, no
quería desperdiciar nuestro valioso tiempo juntos discutiendo sobre eso. – Alec
sacudió la cabeza. – No vale la pena.
- Estas equivocado.
Alec giro después de
abrir la puerta, tomo la mano de Magnus y la beso, delicado, perfecto y con
gracia como solo él era capaz de hacerlo. – Esta bien, mi amor. Solo necesito
terminar con esto y seré libre para hacer lo que desee.
Magnus sujeto la mano
de Alec antes de que se marchara, sus ojos reflejaban lo afligido y preocupado
que estaba por Alec. – Entonces dime ¿Qué deseas?
Alec sonrió, una
sonrisa que no llego a sus ojos, Magnus cada vez era mejor para interpretar a
Alec y sus peculiares cambios de ánimo, en ese momento y a pesar de la sonrisa
se miró triste. – Te lo diré cuando lo descubra.
Alec beso a su novio
una vez más antes de salir del apartamento.
*
* * * *
La llamada fue de nueva
cuenta enviada al buzón de voz. Isabelle quien miraba a Magnus guardando su
teléfono se giró para hablarle. – Siempre es así cuando vuelve a clases. - Le
dijo. – Se concentra en exceso en ellas. Quiere complacer a papá.
- ¿Por qué lo dices
como si eso no te diera gusto?
Isabelle dejo el libro
que tenía en sus manos, ambos jóvenes compartían un amor incondicional a los
libros, mientras que Magnus leía literatura clásica, Isabelle Lightwood se
inclinaba por la ciencia y la tecnología.
- Mi hermano es
miserable yendo a esa carrera. ¿No te lo ha dicho?
- Esta mañana lo
menciono.
Isabelle giro de nuevo
hacia Magnus. – Quizás tu logres convencerlo, quizás te escuche de dejarla.
- Yo no… es decir, no
puedo…no quiero que se sienta presionado por mí. ¿Cómo podría yo hacer la
diferencia?
- Si escuchará a
alguien ese serias tú, pensé que quizás tu…
Magnus jugo con sus
manos con nerviosismo. – Apenas logre que me explicara algo esta mañana.
El rostro de Isabelle
cambio, ella mordió un poco su labio mientras jugaba con un mechón de su propio
cabello. – Así que esta mañana ¿Eh? Significa que ya pasan noches juntos
¿cierto?
Magnus se puso mucho más
nervioso e intento ocultarlo fingiendo que revisaba los títulos de los libros
en una de las repisas. – En algunas ocasiones. – Dijo de la forma en la que
hablas para dar por terminada la conversación.
Isabelle ignoro esas intenciones.
– Es genial. – Dijo sin guardar discreción. – Es decir, eso significa que
llegaron a un nuevo nivel. Lo que es tranquilizante, deja decirte.
- No es de eso de lo
que estábamos hablando. – Se apresuró a decir Magnus para que la hermana de su
novio no convirtiera la conversación en algo más incómodo de lo que ya era.
- Claro, claro. – Dijo
Isabelle. – Lo que quiero decir es: conocemos a Alec ¿cierto? Nada puede
hacerlo cambiar de opinión. Deberías intentar, solo para descartar.
Isabelle siguió
caminando por los pasillos de la librería con Magnus detrás de ella.
- ¿Por qué no le dice a
su padre que no es la carrera que quiere?
Isabelle bajo la
cabeza. – No creo que yo deba decirte eso. – Dijo triste. - ¿Tienes todo lo que
necesitas?
Magnus asintió en silencio.
Mientras Isabelle conducía
la camioneta de Simon por Greenpoint con Magnus de copiloto ambos permanecían
en silencio, pensando en la persona que más les importaba a ambos.
Isabelle detuvo la
camioneta frente al edificio de Magnus. – No quisiera que me malinterpretes,
Magnus. – Dijo Izzy. – No te cuento acerca de eso, no porque no confié en ti,
es solo que pienso que es mejor que tú mismo le preguntes a mi hermano, estoy
segura que te lo dirá todo.
- Yo no creo eso.
Isabelle acomodo sus
anteojos en el puente de su nariz. – Créeme, no hay nada que Alec no haría por
ti. Le has cambiado la vida.
Magnus no podía estar
más de acuerdo con ello, Alec no miraba el mundo de la misma manera en la que
antes lo hacía, ahora tenía la visión y a Magnus le preocupaba que eso cambiara
su estilo de vida.
- Muchas gracias por
invitarme, Isabelle.
- Me gusta estar
contigo, hablo con Clary y Jace de Alec, pero de alguna manera ellos no me
entienden como tú, creo que es porque no hay quien lo conozca mejor que nosotros
dos.
- No, no, es decir,
eres su hermana, te ama como a nadie y…
- También te ama a ti,
te ama como a nadie, nunca dudes eso, incluso si Alec lo arruina por algo
¿Entendido?
Magnus rio, se despidió
de la chica y camino a la entrada del edificio, en ese momento su celular sonó.
- ¿Hola?
- Hola ¿Dulzura? Lo siento, suelo tener apagado el celular en clases, lo
lamento, debí decírtelo.
- No, está bien, no
necesitas aclarar nada, lamento si te moleste.
- Para nada. Eso es imposible. Magnus escucha, sé que te debo una
explicación y te la daré, esta noche iré a tu apartamento y hablaremos, lo
prometo.
- Alexander, no tienes
que explicar nada, es tu vida, yo no…
- También lo eres, Magnus Bane, eres mi vida.
El corazón de Magnus
salto incontrolable en su pecho. – Alec…
- Esta noche, lo prometo. – Dijo en un apuro. – Debo volver, Te amo. Te veo esta noche.
- Yo… Alec…
- Lo sé. Hasta esta noche.
Magnus colgó aun
sintiendo su corazón salir de su pecho, Alec siempre lograba decir ese tipo de
cosas sin ningún problema, mientras que Magnus sentía como si las palabras se
trababan en su garganta al querer decirlas. Se maldijo a sí mismo una vez más y
entro resignado a su apartamento.
*
* * * *
Era la última clase, el
cielo se había oscureció hacia unos minutos, dejando ver el azul negruzco a través
de las enormes ventanas de la sala de la clase de Matemáticas, Alec siempre
tomaba su lugar en la parte más alta del aula, le gustaba ver el tráfico de
colores en la lejanía y a los estudiantes caminar en los jardines, unos con
lentitud, otros con prisa cómica. Además de que su maestro era uno de los
peores, intolerante, aburrido y estricto hasta la medula, todos sus compañeros
le habían asignado un apodo, Vampiro,
le decían por su rostro serio y porque nunca tomaba clases por la mañana, era
el único profesor que forzaba a sus alumnos a volver o a quedarse hasta tarde
en la facultad tan solo para tomar sus clases de horarios inflexibles.
El maestro estaba
llegando minutos tarde, Alec se tomó el tiempo de abrir su portátil y mandar
mensajes, correos y revisar su perfil. Envió una imagen con una rosa a Magnus
con la publicación: ¿Recuerdas? Sonrió
y abrió el archivo de sus apuntes de matemáticas los alumnos estaban tomando
sus lugares y comentando; Aquí viene el
señor vampiro.
Alec estaba listo, la
materia más difícil del semestre y a la que tenía que prestar más atención.
Fue entonces que lo
vio. Su maestro de Matemáticas, un joven de no más de 20 años, Pero ¿cómo era
eso posible? El semestre pasado el Señor Harris Era un hombre que aparentaba aproximadamente
50 años de edad, su cabello había sido casi gris, tenía un semblante duro y con
arrugas, ahora él era joven. Alec se quedó desconcertado mirando en todas
direcciones, buscando en los rostros de sus compañeros algún indicio de
incertidumbre, no había nada, todos actuaban normalmente. Alec miro de nuevo a
su profesor, y por un momento este levanto la vista en su dirección, Alec lo
vio, sus ojos eran de un color extraño y cuando comenzó a hablar para impartir
su clase, los vio, en las comisuras de sus labios se asomaban unos colmillos,
eso era, su maestro de Matemáticas era un vampiro, siempre lo había sido, la diferencia
era que ahora Alec podía ver a través de su glamur.
La tranquilidad llego a
él poco a poco junto con la aceptación, ahora todo tenía sentido, nada malo
pasaba con su profesor, su profesor de matemáticas era un vampiro. La idea le
llego a la cabeza y escondió su rostro tras su portátil, su profesor de
matemáticas era un vampiro y no podía dejar de reír, era lo más gracioso que le
había ocurrido en el día, y estaba ansiosos por contarle a Magnus acerca de su
vampiro profesor de matemáticas, literal.
*
* * * *
Los jardines de la
facultad estaban ya iluminados por las grandes farolas y las luces de las
ventanas de los grandes edificios, Alec caminaba con prisa hacia su auto, era
tarde, pero seguramente podría estar con Magnus un tiempo antes de comenzar con
sus tareas, busco el contacto de Magnus en su teléfono, pero al levantar la
mirada vio a Camille caminando hacia él.
- ¿Camille? – Pregunto
el chico guardando su teléfono mientras la mujer llegaba hacia él y le
abrazaba. - ¿Qué haces aquí?
Camille dio dos besos a
Alec, uno en cada una de sus mejillas. – Necesitaba hablar contigo. Que gusto
en verdad saludarte, Alexander.
Alec aún no salía de su
asombro. - ¿Está todo bien? ¡Oh dios mío! ¿Le ocurrió algo a Magnus?
Camille toco el hombro
del chico de inmediato. – Para nada, - Ella sonrió. – En verdad tenemos que
vernos más seguido ¿No lo crees? Tal vez así dejemos de alarmarnos en cada
encuentro.
- Lo siento, yo, no…
Por favor no me hagas caso, mírate, estas hermosa.
- No te disculpes y
muchas gracias, somos amantes de lo hermoso ¿No es así? ¿Qué dices? ¿Me aceptas
un café?
- Por supuesto, deja
hacer una llamada y Magnus se nos unirá en poco tiempo.
Camille sujeto la mano
de Alec. - No lo llames. - Le dijo mientras pasaba su mano delante el rostro de
Alec. Alec fijo sus ojos en los movimientos de la mano de la vampira, su mirada
se oscureció y perdió durante unos segundos.
Cuando despertó del
aturdimiento, había cambiado de opinión respecto a llamar a Magnus. – No lo
hare. – aseguró y Camille se sujetó de su brazo para caminar juntos hacia la
cafetería de la facultad. Ella sonreía complacida.
Una vez en la cafetería
y después de haber ordenado, Camille inicio su explicación. – Magnus me hablo
de lo que ocurrió con ese demonio, el que enfrentaste para salvarlo.
- Yo no lo enfrente,
fue Magnus, él lo destruyo. Era aterrador, esa cosa era horrible, no quería ni
acercarme.
- Fuiste muy valiente
al entrar ahí a pesar de que estabas indefenso.
- Quería salvar a
Magnus.
- Por su puesto. –
Camille tomo su bolso y de él saco un libro que se miraba increíblemente
antiguo. – Quiero darte esto. – La vampira le ofreció el ejemplar.
- ¿Qué es? – Pregunto
Alec sinceramente curioso. – Se ve muy valioso.
- Lo es, es un libro de
historias, historias sobre guerreros que existieron hace cientos de años y que
luchaban contra criaturas iguales a la que te has enfrentado.
Alec sonrió. - ¿Por qué
me lo das?
- Porque me gustaría
que conocieras esas historias, que leyeras como ellos se enfrentaron con
valentía y ganaron la batalla, salvando a la humanidad de los demonios.
Alec abrió el libro y
pudo ver dibujos de las terribles criaturas, de las batallas y de los soldados
con marcas en sus cuerpos. – Muchas gracias. – Dijo sin poder apartar la mirada
de las ilustraciones. – Es increíble, espera a que Magnus lo vea.
Camille levanto el
rostro de Alec tomándolo por su barbilla, ella paso de nuevo su mano por el
rostro de Alec. – Este es un secreto entre nosotros, no enseñaras ni hablaras
de este libro con nadie.
- No enseñare o hablare
de este libro a nadie. – Repitió Alec con voz baja.
Camille soltó el rostro
de Alec complacida.
El chico miro en todas
direcciones y haciendo caso instantáneo al Encantus
de Camille, guardo el valioso libro en su mochila para que nadie lo viera.
- Ahora dejare que te
vallas. – Anuncio Camille. – Debes estar ansioso por ver a Magnus.
- Ha sido una pesadilla
el día sin él.
- Encantador. – Sonrió
la mujer dejando ver sus colmillos.
Alec se levantó,
después de despedirse de su acompañante hizo una pregunta. – Camille ¿Sabes
cómo les llamaban a estos guerreros?
Los colmillos de la
mujer brillaron con su resplandeciente sonrisa. – Si, Alec, les llamaban
Cazadores de Sombras. – Camille se acercó a Alec una última vez. – Y recuerda,
es nuestro secreto.
- Lo es. – Dijo Alec
hipnotizado, después despertó, sonrió, y salió de la cafetería con el libro en
su mochila.
*
* * * *
Magnus estaba
despidiendo a su ultimo cliente cuando recibió una llamada.
- ¿Diga? – Pregunto el
brujo al ver el número desconocido. - ¿Quién es?
- Un placer hablar
contigo finalmente, Magnus Bane.
- ¿Puedo ayudarte? –
Pregunto desconcertado Magnus chasqueando sus dedos para que la mesa de su
salón desapareciera convirtiendo su salón de nuevo en una sala, el brujo sonrió,
la magia cada vez era más sencilla para él. – Hoy termine mis sesiones, pero si
quieres hacer una cita…
- Quisiera hablarte de
Alec, espero no necesitar cita para eso.
Magnus se detuvo. -
¿Quién eres? – Pregunto de nuevo.
- Mi nombre es Lily
Cho. Quizás Alec te hablo de mí.
Magnus se relajó. - Por
supuesto, ha hablado mucho de ti.
- Tengo que decir que
no todo ha sido cierto ¿Esta bien?
- No tienes por qué
preocuparte por eso.
- Conozco a Alec, sé
que sí.
Magnus rio. - ¿En qué
puedo ayudarte, Lily?
Magnus sintió a través
del auricular una vacilación.
- Sé… es decir, se lo
que ocurrió con Alec y ese demonio, sé que descubrió que eres un brujo y…
Magnus sintió una
punzada de preocupación. - ¿Cómo sabes todo eso?
- El mundo de las
sombras fue sacudido, brujo ¿No lo sientes?
Claro que lo sentía,
desde que Clary Fairchild apareció desde esa otra dimensión algo en este mundo
se había despertado, el reino hada se hacía más presente, la magia crecía no
solo en él si no en los demás brujos quienes permanecían aún ocultos entre los mundanos,
lo sentía cada mañana en su cuerpo, la magia creciendo exponencialmente en él día
a día.
- No lo entiendo – Dijo
Magnus. - ¿Cómo podrías tu saberlo?
- Porque pertenezco a
este mundo, como tú.
Hubo silencio
- ¿Sigues ahí? –
Pregunto Lily.
- Alec no lo sabe
¿Cierto?
- Por eso necesito tu
ayuda. Quiero decírselo.
- Sigo sin entender.
- No puedo presentarme
ante él arriesgándome a que se dé cuenta por verme, escuche que tiene la
visión.
- ¿Cómo sabes eso, no…?
- ¡Concéntrate, brujo!
Lo que quiero que hagas es que se lo digas por mí.
- ¡Claro! – Dijo Magnus
con exagerada amabilidad. - Se lo diré en la cena “Por cierto, cariño, olvide
comentártelo antes, Lily es una… una ¿Bruja?
- ¿Siempre eres tan
poco útil?
- Voy a colgar.
- Ok, ok, me disculpo.
Escucha, te importa Alec, me importa Alec. Sé que quieres ayudarlo. Por favor.
Magnus suspiro. Recordó
a Alec hablando sobre su entrañable amiga, no de la forma en la que habla de su
hermana o de Clary quienes eran muy importantes para él, cuando hablaba de Lily
lo hacía con admiración y recelo, la única persona que podía presumir ser amigo
de tan peculiar personaje. – Esta bien. – Dijo Magnus finalmente. - Dime que
quieres que haga.
*
* * * *
Alec finalmente abrió
la puerta del apartamento de Magnus quien de inmediato dejo que le abrazara y
besara eufóricamente.
- Un día nunca había
sido tan largo. – Dijo Alec con su boca en la de Magnus empujando al brujo al
interior y al sillón. – Te eche de menos. Te hecho tanto de menos.
- Se nota. – Dijo
Magnus intentando controlar las hábiles manos de Alec para desabotonar su suéter.
– Pero tenemos una conversación pendiente ¿No lo crees?
- Nop – Alec se desprendió
de su chaqueta. – Hablar no es lo que quiero ahora.
Magnus levanto sus
manos brillando en magia para detener las de Alec. – Pero lo haremos.
- Esto es trampa. – Se quejó
el chico mostrándose derrotado. – En verdad no quiero hablar de eso.
Magnus libero sus manos
y se acercó a Alec para tomar su mano con ternura. – La última vez que nos
ocultamos algo, las cosas se pusieron muy mal ¿No hemos aprendido la lección?
- Yo no te oculte nada.
Magnus solo lo miro.
- Esta bien ¿Qué
quieres saber?
- Conozco a tu padre,
se nota que es comprensivo no logro entender porque no le dices acerca de la
carrera que elegiste y la cual odias.
- Solo quiero
complacerlo.
- ¿A costa de tus
deseos? ¿De tu felicidad?
- Solo estoy
sacrificando un par de años, te lo dije, no ejerceré.
- ¿Estás seguro? –
Magnus miro la duda en el rostro de Alec. – Si lo haces para complacerlo nada
te asegura que no querrás seguir haciéndolo en el futuro, con un trabajo,
después otro y cuando menos lo pienses habrás encadenado tu vida a algo que
odias y todo por complacer a tu padre.
Alec guardo silencio un
segundo, miro a Magnus sentado a su lado y dijo: - ¿Siempre haces las cosas tan
serias?
Magnus se acercó un
poco más. – No quiero solo causarte dolor, tú me importas y sabes lo que siento
por ti. Solo quiero…
- Lo que sientes por mí. – repitió Alec. – Dilo, dime lo que sientes.
– Alec se recargo en el sillón cruzando su pierna con gracia. Preparándose para
lo que Magnus diría a continuación y sabiendo que no lo haría.
Magnus jugo con sus
manos nervioso. – No se trata de eso, estamos hablando de…
- Ser sinceros, me
pides que lo sea, pero no recibo lo mismo de ti.
- Soy malo con las
palabras, pero eso no significa que no… que… que no tenga sentimientos
increíblemente profundos por ti.
Alec llevo una mano a
su rostro. – ¿Sentimientos increíblemente
profundos por mí? -Repitió Alec. - Eres increíble. – Dijo sonriendo.
Magnus soltó sus manos
para ponerlas sobre su pecho, Alec se sorprendió, Magnus no era de los que
demostraba afecto tan abiertamente.
- Sé que te debo más
que tontas palabras, pero te aseguro que estoy trabajando en ello. Lo intento
¿Puedes creerme?
Alec se compadeció y
acaricio el rostro de Magnus. – Lo sé, puedes no decirlo, pero lo demuestras
cada día. - Era verdad, Magnus no había dicho Te Amo a Alec, no como quisiera
que lo hiciera, pero aun así a Alec no le quedaba duda de que lo hacía.
Te
amo.
Pensó Magnus, no lo dijo. En cambio, busco los labios de Alec, encontrándolos
dulces y seguros. Envolviendo sus brazos alrededor de él sintiendo sus hombros,
la forma perfecta de su cuello, su olor esquicito y su sabor endrogante.
Alec se perdió en un
segundo en Magnus, en sus caricias y sus labios eufóricos, todo el día estuvo
pensando en Magnus y ahora que lo tenía cerca solo quería llenarse de él para
tolerar el siguiente día. Alec intento jalar a Magnus por encima de él, pero
Magnus se lo impidió.
- Espera, tenemos aún
una charla pendiente. – Dijo Magnus sin aire.
- No me molestaría
dejarla para más tarde. – Dijo Alec moviendo sus labios al cuello de Magnus.
Magnus se levantó
alejándose de él. – En verdad quisiera que lo intentaras.
Alec se compuso lo
mejor que pudo. – Es difícil con tus labios en los míos o tus manos en…
- Alec.
Alec se dio cuenta de
que no había más salida, siempre había evitado hablar de su padre, el hombre
comprensivo que todos conocían, pero que nadie lo hacía como Alec, por
desgracia. Alec golpeo levemente el lugar a su lado, invitando a Magnus a que
volviera cerca. Magnus lo hizo preparándose para la confesión.
- Mi padre, él es… -
Inicio Alec con dificultad. – Intento complacerlo, tu sabes él es generoso y
ama a mis hermanos y a mi… y…
Magnus se dio cuenta
que era más difícil de lo que parecía. - ¿Qué es? ¿Qué pasa realmente?
- Tal vez no este
complaciéndolo. – Dijo Alec. - Sino más bien ¿compensándolo?
Magnus no podía
entender eso. – ¿Compensarlo? ¿Qué podrías haber hecho para que creas que le
debas eso a tu padre?
Alec rio con dolor. - ¿En
verdad crees que un padre puede aceptar tan bien que su hijo mayor sea gay?
Los ojos de Magnus se
expandieron - No puede ser. – Dijo Magnus sin ocultar su horror. – No puede ser
cierto.
- Nunca lo dijo. –
Explico Alec. – Pero no hacía falta, las cosas que hacía, lo que les decía a
las personas, llegue a pensar en alejarme. Irme lejos para que no tuviera que
verme o yo verlo.
Magnus se acercó aún más
a su novio. – Lo lamento.
- Una mañana miro entre
el correo la convocatoria a la carrera y su rostro cambio, pensó que yo había
pedido la información, fue un mal entendido, pero al ver su rostro. Es decir,
me miro como hacía mucho no lo hacía y… simplemente me gusto, pensé que tal vez,
si hacia eso tan pequeño que le hacía feliz con respecto a mí, entonces tal vez
algún día me aceptaría por completo, eso espero, en realidad. Cuando entre a la
universidad, todo cambio, comenzó a hablarme de nuevo, les hablaba a sus amigos
de mí, de lo que estudiaba, de mis calificaciones, por primera vez estaba
orgulloso de mí.
- Me es difícil pensar
en tu padre de esa manera.
- No quiero que me
malinterpretes, mi padre no es una mala persona, quizás ni siquiera sabía lo
que estaba haciendo, me gusta pensar que no sabía cómo acercarse a mi después
de que les dije. Pero sé que le gusta lo que estudio, que está orgulloso de eso
y no podría quitarle eso, no puedo.
- No le debes nada a tu
padre y no hay nada de malo en ser quien realmente eres, o en luchar por las
cosas que en verdad te gustan, es tu vida, Alec, no la de tu padre.
- No importa, Magnus,
porque no puedo, no puedo enfrentar a mi padre.
Magnus acaricio su
rostro lentamente, sus ojos de gatos eran tiernos y preocupados. – No hay nada
que no puedas hacer, Alec Lightwood.
Alec sonrió
sinceramente. - ¿Es todo? ¿No me dirás que debo pensar en mi futuro? ¿que solo
lo que yo piense es lo que importa incluso si se trata de mi padre?
- Acabas de decirlo, no
te diría nada que no supieras ya.
Alec sonrió derrotado.
– Olvido que eres el más sabio que conozco.
- Y nada me gustaría más
que me dejaras ayudarte ¿De que podría servir si no puedo hacerte feliz?
- Esto no tiene que ver
contigo. – Alec tomo con fuerza las manos de Magnus. – Me haces feliz.
- No quiero hacerte
feliz, quiero que seas feliz, completa y plenamente feliz.
- ¿Desde cuando eres
tan ambicioso?
- Desde que me
liberaste, desde que te encontré y me demostraste que todo es posible y que no
tengo que vivir a medias, no cuando te tengo.
- No necesitas hablar
así ¿Sabes? ya estoy enamorado de ti. – Alec sujeto el suéter gris de Magnus y
lo jalo para acercar al brujo.
- Quiero mantenerlo.
- Hay palabras mucho
más simples que podrían ayudar. – Alec se recostó en el sillón con Magnus cada
vez más cerca.
- ¿Y desperdiciar 400
años?
Alec podía sentir el
aliento de Magnus con su boca, ambos recostados en el sillón tan cerca uno del
otro. – Dilo, solo dímelo. – Susurro Alec.
Y Magnus trago saliva
sin poder decir nada.
- Eres un caso perdido,
Magnus Bane. – Dijo Alec y lo beso.
Los besos duraron el
resto de la noche.
*
* * * *
- Así que tu maestro es
un vampiro. – Dijo Magnus riendo y tomando un sorbo a su bebida. Se encontraban
en el restaurante italiano de la 2da avenida. Esperando a Lily, habían
concertado verse ahí para que ella le dijera a Alec sobre lo que era. Magnus
quería un lugar privado, pero Lily se negó rotundamente, no confrontaría a su
amigo, el amo del drama, en un lugar que no fuera público. – Es bastante
gracioso.
- Lo es – Dijo Alec. –
Ahora dime ¿Qué quieres decirme sobre Lily?
- Bueno… es algo
complicado.
- El asunto con Lily. –
Dijo Alec sirviendo más vino a las copas. – Es que al final, nunca fue tan
complicado.
- Eso no tiene ningún
sentido.
- Lo tendrá cuando
conozcas mejor a Lily. – Alec y Magnus chocaron copas, Alec se miraban un tanto
más feliz a cada segundo, quizás a cada copa terminada. – Así que dime ¿Qué con
Lily?
Magnus había llevado a
Alec a este restaurante una hora antes de que Lily llegara, así Magnus podría
contarle de su amiga y Alec tendría el tiempo de asimilarlo antes de
enfrentarse con ella cara a cara. Ese era el plan, por lo menos antes de que
Magnus la mirara, la vampira a pareció inesperadamente. Magnus la miro parada
en la entrada con firmes intensiones de acercarse.
- Ella es
increíblemente impuntual. – Dijo Magnus con nerviosismo, movió su cabeza en una
negativa dirigida hacia Lily. Intentando decirle que aún no había hablado con
él. Lily lo ignoro y comenzó a caminar hacia la mesa de Alec y Magnus.
- Alec. – Dijo Magnus
poniéndose precipitadamente de pie. Alec le siguió por instinto y antes de que
pudiera preguntar del por qué se estaban levantando en medio de la cena. Lily
se colocó a lado de Alec.
- Que gusto verte. – le
dijo Lily, y Alec sonrió, voltio hacia ella y se movió dispuesto a abrazarla
deteniéndose a mitad de camino.
- ¿Qué demonios? –
Murmuro el chico.
- Nop. – Dijo Lily
sencillamente. – La palabra que buscas es vampiro ¿Qué vampiros?
Magnus tenía los ojos
muy abiertos, mirando a Alec y a su reacción. – No creo que sea buen momento
para bromear. – Dijo Magnus. - ¿Alec?
- ¿Qué? ¿Qué es esto? –
Miro a Magnus. - ¿Tu lo sabias?
- Me entere ayer. Se
supone que…
- Le dije que te lo
dijera por mí.
- ¿Por qué? – Exigió
Alec. - ¿Por qué no me lo dijiste antes? – La miro de arriba abajo, todo era
claro para sus ojos ahora que tenía la visión, Lily era un vampiro, su amiga
entrañable le había mentido con respecto a si misma. - ¿Desde cuándo?
La actitud de Lily no
cambio en lo absoluto. – cien años, aproximadamente. – Lily abrió sus brazos. -
¿No ibas a abrazarme?
Alec se sentó
rápidamente, cruzo los brazos sobre su pecho y tomo una actitud testaruda. – En
lo absoluto.
Lily sonrió. – Ahora
soportaremos a una Drama Queen toda la noche.
Lily tomo asiento a su
lado, Magnus les miro aun de pie. - ¿Es todo? – Pregunto sorprendido. – ¿No
habrá más reproches o reclamos?
- ¿Ya ordenaron? – Dijo
Lily ignorando a Magnus.
- No te molestes. –
Dijo Alec. – Dudo que haya O+ en el menú.
Lily levanto una mano
como cuando se realiza la presentación de algo en particular. – esto. - le dijo
a Magnus. – Un montón de referencias y malos chistes con respecto a mi siendo
un vampiro.
Alec tomo de nuevo su
copa. – Mis chistes nunca son malos ¿Magnus, porque no te sientas? – Le
pregunto realmente extrañado por su posición.
- Lo has asustado. –
Murmuro Lily.
- Claro, Porque soy yo
la criatura nocturna chupasangre.
- Debes terminar con
eso.
- Ni siquiera he
comenzado y no deberías siquiera quejarte, aguantarme será el mínimo precio que
podrías pagar después de haberme mentido de esta manera. Mentirme a mí
¡increíble!
Alec y Lily iniciaron
una inofensiva discusión sobre los engaños entre amigos y como esto podría
perjudicar sus gustos al ir juntos de compras. – Increíble. – Estuvo de acuerdo
Magnus cuando volvió a su lugar en la mesa.
Unos reproches más
tarde, Lily saco la mejor de sus armas. – Claro que pensé en ti, siempre lo
hago. – Dijo la vampira mientras sacaba una caja pequeña de su bolso. – Te
traje esto.
- No quieras comprarme
con regalos.
- No es cualquier
regalo - Dijo la vampira. – Es joyería.
Lily coloco la caja
sobre la mesa. Y Alec la tomo, la abrió fingiendo no estar emocionado. – Wow. –
Dijo al descubrir su regalo.
- Sabia que te
gustaría.
Alec tomo su regalo y
lo puso en el dedo índice de su mano derecha, un anillo más acompañando al que
ya tenía en su dedo pulgar. – Esto no limitara mis ingeniosos chistes sobre ti
y tus peculiares gustos culinarios.
Lily rio. -
¿Ingeniosos?
Alec le dedico una
mirada de reproche, pero profundamente no se miraba más molesto. – Supongo que
me preocupe por nada. – Dijo Magnus al ver como Alec seguía contemplando su
regalo.
- Yo no diría eso. –
Dijo Lily transformando su rostro. – El ser honesta con Alec no es la única
razón por la que decidí contarle. Aun que si la más importante. – Agrego al ver
la expresión de su amigo. – Sin embargo, hay algo más y creo que no les
gustara.
- ¿De qué se trata? –
Pregunto Magnus con su nerviosismo habitual.
- Estuve en Londres
estas últimas semanas y me enteré que Alexei De Quincey pretende venir a Nueva
York.
Eso altero a Magnus. -
¿Estás segura de eso?
- ¿Quién es ese? –
Pregunto Alec.
- De Quincey – Explico
Lily. – Fue el líder del clan de vampiros de Londres durante cientos de años,
esto hasta que decidió que los mundanos no merecían vivir a su lado y comenzó a
matar sin ningún remordimiento.
- Dios mío. – Dijo Alec
horrorizado.
- El vampiro hizo de
las suyas hasta que un grupo de subterráneos decidieron que no les convenía que
los mundanos cogieran antorchas y salieran a cazar seres sobrenaturales.
- Pero los mundanos no
saben de ustedes.
- Lo saben. – Dijo
Magnus. – De una manera errónea podría decirse. Hay tantas historias que se
convirtieron en leyendas, todas ellas tienen algo de verdad. Los subterráneos
hemos aprendido a escondernos, a adaptarnos y compartir el mundo con los
mundanos. Estar en paz.
- Pero no todos quieren
paz, no les interesa eso y De Quincey es uno de ellos.
- ¿Sigue matando
personas? – Pregunto Alec.
- No lo dudo, pero no
lo puedo probar. – Dijo Lily.
- ¿El Preator no hará
nada al respecto? – Pregunto Magnus.
Lily le dedico una
mirada inquisitiva. - ¿Cómo sabes que soy miembro del Preator?
- Tu medallón. – Dijo
Magnus levantando un poco su mano tímida hacia la gargantilla que Lily llevaba.
– Es de la organización ¿Cierto?
- ¿Qué es el Preator? -
Pregunto Alec quien se miraba a cada segundo más confundido.
- Como dijo Magnus. –
Explico Lily. – Es la organización a la que pertenezco y se encarga de mantener
a raya a los subterráneos, así como también ayudar a los novatos. Cuando los
hay. – Dijo la chica jugando con el medallón entre sus dedos. Ella se inclinó
sobre la mesa y Alec pudo ver como su mente y sus ojos viajaban al pasado. – El
Preator Lupus en ese entonces fue creado por Wesley Scott. Un joven
emprendedor, tímido que intentaba evitar que la pérdida de su hermano no se
repitiera.
- ¿Qué le ocurrió a su
hermano? – Pregunto Alec.
- De Quincey lo asesino
cuando este intento llevarse a una de sus favoritas. – Lily miro a Magnus. – Tu
novio vivió esta historia trágica muy de cerca ¿No es cierto, Magnus?
Magnus suspiro en
verdad mirándose muy triste. – Wesley fue un valiente joven que logro lo que
nadie. Y su legado continuo a través del Preator.
Lily sonrió con
malicia. - ¿Es todo lo que dirás? De acuerdo. Lo que sucede ahora es que De
Quincy unió a sus antiguos seguidores. – Lily saco un pergamino antiguo. Alec
miro en todas direcciones con nerviosismo, en su experiencia en restaurantes,
no todos los comensales sacaban pergaminos milenarios y los colocaban sobre la
mesa. – Nuestro informante nos envió esto, una copia fiel del hechizo que De
Quincey intenta lograr.
Magnus tomo el
pergamino para observarlo, él negó con la cabeza. – Este hechizo es imposible
de lograr. – Dijo sin más.
- ¿Lo es? – Pregunto Lily
sin ser amable. - ¿Por qué lo dices?
- Lily. – Llamo Alec a
su amiga al notar la hostilidad hacia Magnus.
- Este hechizo necesita
la sangre de todas las especies. – Dijo Magnus. – Un Seelie, un vampiro, un
hombre lobo, un brujo, un mundano – Magnus levanto la mirada para encontrar la
de Lily - y un Nefilim. Ellos no existen, así que…
- Así que hemos llegado
al punto que nos compete a todos.
- ¿De qué hablas? –
Pregunto Alec.
- Alguien le informo a Drácula que una Cazadora de Sombras
llego de otra dimensión, tomo el cuerpo de Clarissa Morgenstern de esta
dimensión y ellos piensan que eso pudo despertar la sangre de Nefilim en ella.
- ¿Estás diciendo que…?
- Irán tras Clary.
- Dios mío. – Dijo Alec
y se levantó de la mesa. – No puede ser, no.
Lily lo sujeto del
brazo. – Ahora mismo un miembro del Preator está cuidándola. – No estaría aquí
sentada a tu lado si ella estuviera en peligro.
Las palabras de Lily y
la forma en la que las dijo dieron cierta tranquilidad a Alec quien, después de
un momento regreso a su lugar.
- No lo entiendo. –
Dijo Alec. – Clary no recuerda nada de eso, ella no es una Cazadora de Sombras.
- Pero ellos intentan
cubrir todas las bases. Si hay una posibilidad de que sea verdad. lo harán.
Clary es lo más cercano a un Nefilim que tienen ahora.
- ¿Cómo lo supieron? –
Pregunto Magnus. - ¿Quién les dijo sobre Clary viniendo de otra dimensión?
- Todos sus más leales
sirvientes volvieron a él… todos. – Repitió Lily haciendo énfasis en la última
palabra. – Uno de ellos no dudo en ir corriendo a informarle lo que ocurrió.
- Pero nadie además de
nosotros sabe lo que ocurrió, Incluso Clary, no recuerda nada de lo que sucedió
ese día, estuve con ella esa tarde, nada cambio, no había forma de que alguien
se diera cuenta. nadie… - La mirada de Alec cambio a una de horror. – Excepto
Camille.
- Clin, clin, clin,
clin. – Dijo Lily imitando el ruido de una campana. – Tenemos un ganador.
- No. – Dijo Magnus. –
Camille se alejó de De Quincey cuando asesino a Ralf, ella nunca lo perdono, no
traicionaría su memoria de esa manera.
- Camille es desde hace
décadas una de las más fieles seguidoras de Alexei, tal vez en el tiempo en el
que estuvieron juntos, solo te hizo pensar que se había alejado, pero es
momento de que afrontes la realidad.
Magnus se quedó en
silencio sin poder decir nada.
- Camille, nos ayudó. –
Dijo Alec en defensa de Camille. - Ella me advirtió de Magnus en peligro. Me
ayudo a encontrarlo y salvarlo.
- No le hubiera gustado
perder a tan valioso aliado. Obviamente vino a reclutarte, Magnus, es obvio. –
Lily miro a Alec. – Nunca se imaginó que se toparía con un gran impedimento.
Magnus no era bueno
ocultando sus emociones, estaba exasperado y completamente ofendido por lo que
Lily le estaba diciendo. - ¿Tienes pruebas? De todo lo que dices.
Lily cruzo los brazos
sobre su pecho. – No, todo es…
- Especulación. – Dijo
Magnus. – No puedes esperar que crea lo que dices de Camille, es mi amiga, la
conozco de hace más de un siglo, no puedo decir lo mismo de ti.
- Alec me conoce.
- Hasta hace apenas
unos minutos no sabía realmente quien eras. Camille, nunca se ha ocultado, no
como tú lo has hecho. – Magnus se puso en pie. – No me quedare a escuchar como
difamas a mi querida amiga. – El brujo miro a Alec con la expresión de angustia
en su rostro. – Quédate si quieres, yo no.
Magnus se alejó de la
mesa y Alec se levantó dispuesto a seguirlo, estaba buscando dinero en su
cartera cuando Lily le sujeto el brazo. – Debes tener cuidado, no sabemos en
donde esta Camille ahora, pero…
Camille
está aquí. Pensó Alec, pero algo en su mente lo detuvo. Una
fuerza poderosa que no comprendía. Recuerda
que es nuestro secreto. Escucho una voz en su cabeza quien le impidió
decirle eso a Lily.
- Lily – Dijo Alec
preocupado. – Clary… Ella.
- La mantenemos
vigilada, Camille no se acercará a ella, ni nadie quien pueda dañarla.
Alec arrojo billetes a
la mesa y salió en busca de Magnus tan rápido como pudo. Al estar en la calle
miro a ambas direcciones, no había rastro de su novio, no le tomo mucho tiempo
ver a través del callejón justo al lado del restaurante el rastro de Magia,
Magnus había usado un portal. El chico tallo su rostro con frustración, estaba
decidiendo que hacer a continuación, ir al departamento de Magnus tendría que
ser la opción más sensata. Fue entonces que la escucho.
Acércate.
Dijo la voz conocida dentro de su cabeza, claramente y sin poder ignorar. Aquí, ven.
Los ojos de Alec se
perdieron, su frustración se fue y camino sin voluntad hacia el callejón. Se adentró
hacia la parte más oscura hacia donde estaba siendo llamado y donde la voz se
hacía cada vez más y más fuerte. Ahí encontró a Camille, quien estaba
sonriendo.
- Hola, Alexander. – Le
dijo. – Tengo algo para ti.
Presionándola con
fuerza, la vampiro mantenía en su mano una daga que levanto hacia Alec.
Continuara…
@MayGraciel♥
No me sorprende, ella ni en otra dimensión puede dejar de ser una perra. Oye May acaso quieres que todo el equipo vuelvan a ser nefilims?? Porque te digo que no me desagradaría y sabes deberías hacer que Magnus o Alec le cuenten a los otros.
ResponderBorrarY que hay de Simon, sería mundano, vampiro o nefilim?? Me intriga deberás.
Me gusto mucho, pero por favor, te ruego que Alec despierte pronto o algo, no me gusta que sea el perrito de Camille. La odio con toda mi alma...
Besos, te quiero. :)
Hola hermosa,
ResponderBorrarCon TANTO que hacer y te das más tiempo para nosotras envolviendonso y apaapchandonos
con otras historia al otro lado de tu corazón, ERES INCREIBLE.
Te adoro, un beso:
Pita =3
yey! que bueno que lo retomaste! Ahora, a esperar el siguiente =D
ResponderBorrarQué bella forma de despertar, leyendo una buena historia haciendo más grato mi camino a la escuela. Aquí estoy buscando que releer y hay un nuevo capítulo! Gracias! :3
ResponderBorrarP.D. Ni siquiera en otra dimensión Camille deja de ser una maldita. La odio tanto...
Muchas gracias por la historia, estaré pendiente por cualquier actualización, ya sea de esta o guerra fría(que estoy super intrigada con qué pasará)
Muchisimas gracias por continuar mundo invertido. Como siempre es un placer leer lo que escribes, me atrapas en la historia. Ahora solo me queda morir de impaciencia esperando la continuación de esta y de Guerra fría.
ResponderBorrarwowww!!!!!!!!!!!!!! estuvo geniallllllllllll mas mas !!!!!! odio a camile en cualquier universo jejej
ResponderBorrarCamille siendo una perra en todas la dimensiones!! La odio ... Pero a ti te amo May!!! Gracias por escucharnos y seguir con mas historias de esta dimensión!! Esté capítulo esta muuuy bueno!! Aun que presiento que voy a sufrir... Solo espero que no seas muy mala y no me hagas sufrir al menos hasta que termines Guerra fría jajaja :3 Amo a este Magnus y Alec son taaan lindos <3
ResponderBorrarActualiza pronto!!!!
Pd: primero guerra fría!!!!
La parte del libro que camille le da a alec me recordo al libro de los heroes. Con su grabados antiguos y su caligrafia en letra. Dorada En enserio *-* me sorprendió que continuaras la historia amo esta tercera parte aunque sigo entrando en pánico por todo lo que escribes. Ojala no te tardes en actualizar alec no puede morir ademas de que camille sabe que el fs la persona que buscan.
ResponderBorrarACTUALIZA GUERRA FRIA MUJER ME ESTAS MATANDOOOOOOO
Yo estoy igual ya quiero la continuación de GUERRA FRIA PERO YAAAAAAA
Borrar¡Esa eres tu! Haciendo mucho mejor las historias de Cassandrax ¡te adoro hermosa! Gracias por actualizar a fin e nes, éste ficha está increíble ¿Es muy difícil el modificar la historia? ES decir, esta en una dimensión totalmente diferente y ya de por si modificar un libro es complicado ¿No?
ResponderBorrarYa nee~
Lo ameeee muchoooo, siempre me sorprendes, me encanta como escribes enserio sigue así <3
ResponderBorrarMe alegraste la noche :3
-Mare
Muchísimas gracias por continuar esta preciosa historia. Pero sobre todo por hacer la continuación interesante.
ResponderBorrarHe leído en otros comentarios que ya contaban con que Camille fuese una perra (:-D ). Pero a mí me ha sorprendido, quizá porque en este mundo invertido esperaba que fuese buena. ¡Qué se le va a hacer!... O:-)
Y otra cosa que me ha chocado es que Robert también tenga problemas con la sexualidad de Alec. Además no veo a este Alec complaciendo a su padre por ese motivo. Pero respeto tu visión y la disfruto como siempre.
Bueno, guapísima, espero con paciencia que continúes cualquiera de estas maravillosas historias.
Muchísimos besos.
Merce (España)
Hola! Te invito a leer mi novela Ocultos
ResponderBorrarhttps://ocultosbyfv.blogspot.cl :)
Una historia de una chica de 16 años que pronto se dará cuenta de que existe un mundo oculto detrás de su realidad! :)
Hola te felicito tu historia esta muy padre es fascinante ver aun Alec diferente a como es en realidad no esperaba algo así y menos que Magnus sea la contrario, creo que la esencia de Camille aunque sea un mundo invertido no debería de cambiar, espero con ansias la continuación ya que haz dejado muy emocionante esta historia.
ResponderBorrarAbrazos
hola, acabo de leer el mundo invertido, pero me gustaria seguir con la historia, es posible que se haya publicado si es asi por favor decicme donde para poder seguir leyendo. gracias un beso
ResponderBorrar