Mundo Invertido - Siempre a tu lado Part 2
- ¿Alec? – Llamo Izzy tocando la puerta de la Antigua habitación de
Alexander, en la casa de sus padres. – Sé que estás ahí, abre la puerta.
Alec no respondió. Izzy toco con mucha más fuerza. – No puedes seguir
haciendo esto, llevas más de una semana ¿Qué caso tiene esconderse? Alec, habla
conmigo. – Hubo solo silencio detrás de la puerta. Izzy se acercó aún más,
recargándose en ella. – Por favor, estas asustándome. Esto no es normal en ti.
Isabelle miro a Jace al darse cuenta que no había respuesta, quien
estaba al lado de la puerta, recargado con sus brazos cruzados sobre su pecho,
también esperando la reacción de su hermano. – No va a abrir la puerta. – Dijo
la chica con pesar.
- Déjame intentarlo. – Dijo Jace tomando el lugar de Izzy. – Hey, amigo.
Solo queremos saber que estas bien. – Espero y no hubo respuesta. - Magnus
llamo. – Dijo insistiendo. - Me pidió que hablara contigo, solo escucha.
Después de unos segundos la puerta se abrió y Alec dejo entrar a Jace.
Jace levanto una mano hacia su hermana quien claramente quería acompañarlo, su
gesto le indico que mejor esperara. Izzy hizo un gesto de lamento, pero se
resignó a esperar afuera.
Alec estaba descalzo, tenía unos pantalones de pijama a cuadros y una
playera negra, su cabello estaba en todas direcciones, sus ojos tenían aros
negros al rededor y había una sombra de barba en su rostro.
- ¿Qué te paso? – Pregunto Jace al entrar. – Te vez terrible.
Alec tallo su rostro, se sintió extraño, para nada estaba acostumbrado a
que le dijeran Te vez terrible bajo
ninguna circunstancia - No puedo dormir. Lo intento, pero solo doy vueltas en
la cama. Y ese es solo el menor de mis problemas.
- Alec, ¿Qué paso? Magnus está desesperado, dice que no respondes sus
llamadas, ni mensajes, nada. ¿Y porque estas en casa de tus padres?
- Porque Magnus no dejaba de buscarme en mi apartamento, parece que aquí
se ha detenido.
Jace levanto sus manos en una seña universal de desconcierto. - ¿Por qué
no quieres verlo?
Alec tardo un poco en responder, como si la respuesta fuera difícil de
pronunciar. - Terminamos.
- ¿Porque?
Alec guardo silencio.
Jace se compadeció - Escucha. No tengo idea de que fue lo que paso con
ustedes, pero debes saber que cualquier cosa merece ser hablada, pueden…
- ¡Ese es el problema! No quiso hacerlo… No… - Alec se levantó de la
cama para comenzar a caminar por la habitación, moviendo sus manos con
desesperación. - Es tarde ¿De acuerdo? Si quisiera… si hubiera querido algo de
verdad conmigo, hubiera actuado diferente.
- ¿A qué te refieres con diferente?
- Me lo hubiera dicho, pero no lo hizo, no confía en mí. Nunca sintió lo
mismo que yo.
- ¿De qué hablas?
Alec mordió su labio inferior con nerviosismo - Un secreto sobre sí
mismo, que ni siquiera tendría que serlo, pero lo quiso así y no puedo pasarlo,
le di tanto de mí, y planeaba darle más, ¡quería darle todo! en verdad, Jace.
No tienes una idea de lo difícil que es.
- ¿Qué es lo que no te dijo? Quizás pueda hacerte ver las cosas en
perspectiva.
Alec negó con la cabeza - No es mi secreto para contarlo, no sé si le
dañará al decirle a cualquiera. No voy a arriesgarme.
- Eso es muy leal de tu parte, Alec. Te importa. Debes hablar con él.
Dale una oportunidad. – Jace se movió hacia su hermano y coloco una mano en su
hombro. – Hazlo, no solo por él, también por ti. Nunca te había visto así. No
quiero verte sufrir.
- ¿Crees que no quiero hacerlo? ¿Crees que no quiero salir corriendo a
buscarlo? – Alec se miraba vulnerable, sin la alegría a la que Jace estaba
acostumbrado. Se sentó mirándose derrotado sobre la cama. – Pero no hará
ninguna diferencia, no lo hizo el último mes, ¿Por qué lo haría ahora? tomo su
decisión.
Jace se sentó al lado de su amigo. – No conozco a Magnus como quisiera.
– Comenzó. – Te lo estábamos dejando a ti. Pero estoy muy seguro de que alguien
no insiste como él lo ha hecho si no fuera a hacer una diferencia. En verdad,
Alec. Está volviéndonos locos.
Alec pareció relajarse, hubo un brillo en sus ojos, una necesidad de
creer en eso. En ese momento su celular sonó, una vez más era Magnus. Jace miro
a su amigo intentando animarlo con la mirada a que contestara en esta ocasión.
Alec lo pensó y sin invocarlo llego a él un pensamiento indeseado. No se supone que debías enterarte.
Esa sensación del quizás se
fue lejos y muy rápido, Jace miro como presionaba la opción de ignorar. – Quisiera que tan solo dejara
de llamar. – Dijo Alec fríamente.
* * * * *
Magnus miro su celular una vez que se dio cuenta de cómo su llamada
había sido ignorada, se mordió el labio inferior con fuerza, sus manos tenían
un tic nervioso, se movían con poco control y de manera ansiosa. Arrojo su
celular al sillón y retomo su lugar frente a la mesa, en donde tenía un gran
número de libros apilados sobre ella, pergaminos y un cuaderno en donde estaba
haciendo sus anotaciones.
Había pasado la última semana encerrado en su apartamento, sin recibir
clientes o visitas, nada interrumpía su concentración. Sus días estaban enfocados
en una búsqueda entre sus libros y escritos antiguos, había pasado mucho tiempo
desde que había dedicado tanto tiempo y de manera tan dedicada a una búsqueda y
estudio acerca de algo, No le era difícil pasar las horas tras las lecturas, su
memoria y poder parecía seguir creciendo con cada hechizo y escrito que leía,
como si absorbiera la información y conocimiento que ya había olvidado.
Tomo un gran sorbo de su café, no había rastro de tranquilidad en él,
sus movimientos aun eran acelerados y ansiosos, su atención por completo estaba
en esos libros. Hasta que algo cambio, hubo iluminación en su rostro y poco a
poco la determinación fue llegando a su mirada. Había llegado a las conjeturas
correctas y encontrado lo necesario para lograr el objetivo de tan determinada
búsqueda.
– Sé que hacer. – Se dijo así mismo y salió del apartamento con prisa.
* * * * *
Los vampiros difícilmente se topaban con la idea de ser visitados en
pleno día, había demasiada sorpresa en el hecho de que Camille se vio obligada
a caminar apresurada hacia la entrada, quien fuera y estuviera detrás de su
puerta, parecía no tener ningún problema en derrumbarla. La vampira abrió su
puerta molesta. Nunca se imaginó a quien miraría detrás.
- ¿Magnus? ¿Qué…?
- Necesito acceso a tu biblioteca. – Magnus entro al apartamento sin ser
invitado. – El libro, el que te di para que lo guardaras, lo necesito.
- Esta resguardado como acordamos, y antes. – Le dijo Camille
preocupada. - Debes decirme que ocurre ¿Por qué estas así?
- Lo necesito rápido, Camille, por favor.
Camille se compadeció del estado de su amigo y camino sin mucho
convencimiento hacia una habitación, a su regreso tenía el libro en sus manos.
Era un libro de color negro con un gran pentagrama dorado en la cubierta. –
Aquí lo tienes. – Le dijo. - ¿Ahora puedes decirme que ocurre?
Magnus paso su mano por la portada, como si de alguna manera el tener el
libro le brindara una tranquilidad pasajera. – Alexander se enteró que soy un
brujo y termino conmigo.
Camille se quedó pensando en la terrible situación y en la pregunta de cómo
un libro podría solucionar eso, su conclusión le alarmo. - Magnus, recuerda
porque me diste este libro, recuerda que es peligroso y que decidimos
ocultarlo, ¿porque lo quieres? ¿Piensas solucionar tu problema con magia?
Magnus miro a Camille con sus ojos de gato encendidos, esos ojos que
pocas veces mostraba. – Pienso deshacerme de la magia.
Camille no necesitaba respirar, pero habían sido siglos de ocultamiento,
y Magnus noto como sus hombros se movieron creando la ilusión de que lo
necesitaba y que estaba asombrada, antes de que pudiera hacer cualquier cosa
para evitarlo, Magnus levanto su mano, la magia que salió de ella hizo que las
pesadas cortinas se abrieran dejando entrar el sol en una línea que separaba a
Camille de Magnus, haciendo que esta no pudiera hacer nada más que resguardarse
de la amenaza.
- Lo lamento. – Dijo Magnus. – Pero tengo que hacerlo, es la única
manera.
- ¡No! ¡Magnus si haces eso morirás! tu magia recién despertó, no es tan
poderosa como para controlar lo que intentas hacer ¿En verdad vale morir por
ese chico?
- No lo entiendes. – Le dijo Magnus gastado. – Sin Alec, es como si ya
lo estuviera.
Camille se quedó perpleja tras sus palabras y sin poder hacer nada
mientras miraba como Magnus salía apresurado de su apartamento.
* * * * * *
Alec se encontraba aun encerrado en su antigua habitación, en el último
día le había resultado muy bien su estrategia de ocultarse en casa de sus
padres, ya que Magnus no había llamado o enviado mensajes.
Alexander se había cambiado de ropa dispuesto a salir para pasar el rato
con sus amigos, esa idea no logro pasar de una intención, ahora estaba en el
suelo con su espalda recargada en la cama, moviéndose entre las fotografías de
su celular, todos sus amigos en las antiguas y en las más recientes infinidad
de imágenes de Magnus, en donde estaban juntos y felices. Cuando llego a la última
fotografía que le había tomado, una imagen que lo había capturado mientras este
leía, con semblante hermoso y concentrado en su apartamento, en ese momento
Alec aparto su celular sin poder tolerar la imagen. Tallo su rostro y lo oculto
entre sus brazos recargados en sus rodillas, era increíblemente insoportable no
estar con Magnus y era peor pensar en que había sido Magnus el que había
provocado esto, pensar en que no había logrado ganar su confianza.
Pasaron las horas teniendo esos crueles pensamientos rodeando su cabeza,
y la noche llego, Alec no se había movido, todos sus pensamientos seguían dando
vueltas en Magnus, de ida y regreso sin tener la capacidad de obligar a su
mente que se alejara un poco de él.
Llamaron a la puerta, Alec contesto invitando a pasar y una chica entro.
- Disculpa, Alec. – Dijo la chica. – Hay una señorita abajo que pide
hablar contigo.
- ¿Te dijo quién era?
- Camille. – Dijo la chica en un encogimiento de hombros por la
información no tan eficiente brindada.
Alec se levantó, empezando a formar una decisión en su mente, antes de
que pudiera responder, Camille apareció desesperadamente abriendo la puerta ya
abierta.
- Necesito hablar contigo. – Le dijo con alarma.
La chica miro a Alec. – Le dije que esperara abajo.
- Magnus está en peligro, tienes que ayudarme. – Dijo Camille como si la
chica no hubiera hablado.
Alec le miro sobresaltado, la chica extrañada por las palabras miro a
Camille como si ella estuviera loca. - ¿Necesitas que llame a alguien? –
Pregunto la chica a Alec.
- No, Su. Está bien. Gracias.
Su salió de la habitación, no sin antes dedicarle una mirada clara de
desaprobación a Camille.
Después de que Su saliera, Camille hablo - En mis tiempos la servidumbre
no te hablaba de esa manera, tampoco te miraba a los ojos.
Alec resoplo. - ¿En tus tiempos? Parece que hablaras de hace cien años.
- Un poco más. – Dijo Camille.
Alec le miro sin saber muy bien que hacer, ya que no estaba muy seguro
de que eso hubiera sido un chiste.
- Sé que Magnus te hablo de él. – Dijo Camille cuando se dio cuenta de
que Alec no hablaría.
- No me hablo de él. – Dijo Alec severo. - Ese fue el problema.
- No tenemos mucho tiempo, Alexander. La vida de Magnus está en peligro.
Camille le hablo acerca de los brujos, los vampiros, las hadas, los
hombres lobo y de una raza de guerreros perdida en el tiempo. Le hablo de la
visita de una de ellos a esta dimensión, y de cómo eso había despertado la
magia de Magnus.
Alec tuvo que sentarse por un momento para pensar y asimilar todo lo que
Camille le había dicho.
- Dijiste que la vida de Magnus está en peligro ¿A qué te refieres con
eso?
- Creo que intentara invocar un demonio.
- ¿También existen los demonios? – Pregunto Alec sin intentar disimular
su asombro.
- No en esta dimensión. – Aclaro Camille. – Pero hay formas que poseen
los brujos para invocarlos y hacerles alguna petición. Son atrapados dentro de
un pentagrama para que no puedan dañar. Son criaturas muy poderosas, se
requiere de muchos conocimientos para mantenerlos cautivos, y poder, sobretodo
poder y ahora Magnus no lo tiene.
- Dios mío.
- La magia de Magnus es joven de nuevo. Estoy segura de que si intenta
la invocación el demonio lo matara.
Las últimas palabras hicieron que los oídos de Alec zumbaran. – No. No,
no, eso no es posible. ¿Por qué haría eso? ¿Por qué arriesgaría así su vida? No
tiene sentido.
- Lo tiene para él, quiere recuperarte.
- No puedo, no puedo dejar que nada le pase. – Alec tomo el brazo de
Camille. – Llévame con él. Necesitamos detenerlo.
- Por eso vine a ti, no escuchara a nadie más.
- No perdamos más tiempo. – Alec tomo su chaqueta negra y ambos salieron
de la casa para entrar en el auto de Alec.
* * * * *
Magnus estaba terminando de grabar el pentagrama en el piso de concreto,
las líneas azules iluminaban la habitación, las luces de su magia recorrían el
suelo sin error, terminando con el dibujo. Tenía en sus manos el libro negro y
lo revisaba de cuando en cuando para cerciorarse de que el procedimiento
estuviera siendo debidamente ejecutado. Detrás de él, sobre una mesa se
encontraban todo tipo de ingredientes y documentos. Pese a la preparación había
un rastro de duda en su semblante, levanto la cabeza y miro hacia el pentagrama
en el suelo terminado por completo, suspiro pensando una vez más si era una
buena idea o siquiera segura, movió su cabeza despojándola de las dudas, pensó
en Alec, en la posibilidad de estar juntos, de no tener que ocultarle nada y no
tener que verle morir mientras él permanecía en este mundo.
Se animó a sí mismo – No hay otra manera. – Dijo en voz alta y dejo el
libro sobre la mesa para tomar dos de las cinco velas, largas y negras, las
colocaría en cada uno de los extremos del pentagrama, al ser encendidas
funcionarían como limitante para el invocado, serían los pilares que lograrían
mantener al demonio dentro del pentagrama. Las coloco con cuidado y una vez más
reviso el libro, esparció hojas de un árbol mágico del reino de las hadas por
la habitación, desorientación para el demonio, todo parecía estar listo, reviso
una vez más, suspiro con más fuerza, cerro los puños y continuo.
Te ordeno. – Inicio débilmente frente al pentagrama, se detuvo, aclaro
su garganta, levanto la cabeza e inicio de nuevo. -VALAK, TE ORDENO, POR EL
PODER DE LA CAMPANA, DEL LIBRO Y LA VELA, Y POR LOS GRANDES NOMBRES DE SAMMAEL,
ABBADON Y MOLOCH TE PRESENTES ANTE MI Y CUMPLAS MIS PETICIONES.
Magnus espero y no pasó nada, se mordió el labio inferior, miro atrás
hacia el libro, retomo una nueva postura acomodando sus hombros para hacerlo de
nuevo, antes de que comenzara a hablar, el pentagrama se ilumino con una luz
punzante. La luz bajaba y subía al ritmo de un corazón que late, Magnus sintió
los bellos de sus brazos erizándose y la magia llegando a él, envolviéndolo,
había olvidado el poder que podía invocar. Frente a él, el pentagrama se llenó
de humo, un remolino negro y azul comenzó a girar sin control dentro, hubo un
choque en una de las paredes invisibles del pentagrama, un intento fallido del
demonio para dejar el pentagrama. Magnus dio un paso al frente.
- Soy quien te ha invocado, debes obedecerme. – En un momento el humo se
quedó quieto y aparecieron un par de ojos amarillos, Magnus intento no
demostrar su asombro.
- Demanda entonces, brujo. –
Dijo el demonio.
* * * * *
- ¿Cómo es posible? – Dijo Alec alterado subiendo a su auto, una vez
más. - ¿Cómo se supone que pretendas salvar a alguien sin tener una idea de a
dónde ir?
Camille subió al lugar del copiloto. – No estas siendo muy amable,
Alexander. – ella levanto su barbilla con dignidad. – Hago lo que puedo.
Las llantas rechinaron y el auto inicio su marcha. Alec entro al tráfico
de nuevo. - ¿Y ahora qué? Hemos ido a buscarlo a todos los lugares que dijiste,
¿se nos acabaron las opciones?
Camille se movió con nerviosismo. – Debí imaginarlo, claro que Magnus
pensó en que intentaría detenerlo, nunca me imaginé que se escondería.
- Camille, por favor. – Dijo Alec con voz baja en agonía. – Tienes que
intentarlo, piensa, debe haber otro lugar.
- No se me ocurre ningún otro.
Alec golpeo el volante con frustración. Intento llamar a Magnus por
enésima vez desde los controles del volante, el comando de voz le aviso que el
teléfono estaba apagado o fuera del área de servicio. Alec maldijo una vez más
– Esto es una pesadilla. – Murmuro el chico. - ¿No tienen ustedes, seres
mágicos, algún lugar mágico donde
hagan sus cosas mágicas?
- ¿Qué fue lo que dijiste?
- No me hagas caso – Suspiro Alec. - Estoy desesperado.
- No, no - Dijo dándole la razón. - Tiene sentido – El rostro de Camille
se ilumino, - ¡Sé dónde está!
* * * * *
- ¿No hablaras, brujo?
Magnus aclaro una vez más su garganta. – Mi petición es, que te lleves
mi magia y mi inmortalidad.
Hubo silencio por un momento después de la petición, como si el demonio
estuviera examinando a Magnus. - ¿Sabes
que soy un demonio de la memoria? – Pregunto el demonio con voz grabe. - ¿Por qué me has invocado para tan importante
demanda? No encuentro el sentido, brujo.
Magnus se quedó inmóvil, en realidad no recordaba que había demonios en
diferentes clasificaciones, se reprendió mentalmente por tan absurdo error. –
Lo sé – Mintió sin convicción. Se quedó sin hablar una vez más, su mente estaba
en blanco, se frustro y movió su mano. – Esto no está funcionando. – Magnus se
preparó para deshacer el enlace y regresar al demonio a su dimensión,
- ¡Espera! – El demonio le hablo. – El que sea un demonio de la memoria, no significa que no pueda cumplir
tus demandas.
- Hazlo entonces.
Los ojos amarillos se convirtieron en dos líneas. – Tus ojos. – Dijo el demonio. – Conozco
de donde provienen, tu padre es el altísimo en el infierno.
- ¿Mi padre?
El demonio demostró una sonrisa lobuna. – No sabes mucho ¿Cierto, brujo?
Magnus se molestó. – Sé que puedo devolverte a tu dimensión o
convertirte en cenizas aquí mismo. No me provoques, Demonio.
- Lo que quieres no es sencillo y
deberás pagar.
- ¿Qué quieres?
- Tu magia y tu inmortalidad.
Magnus se molestó por lo obvio y confuso de la situación. - ¿No
entendiste lo que pedí?
- Pediste deshacer tu magia y tu
inmortalidad, si hiciese eso, ambas desaparecerían, se perderían en algún lugar
del limbo, lo que quiero es que me las ofrezcas, quiero tomarlas y llevarlas
para poder hacer con ella lo que guste. Sencillamente las quiero como pago.
Magnus se dio cuenta que al parecer con los demonios las cosas tenían
que hacerse de la manera precisa, sin riesgo a confusiones o equivocaciones de
ninguna de las dos partes.
- Puedes tener… espera. ¿Para que las quieres?
- No tengo que decirte todo, brujo.
- Entonces no hay trato.
- Oh por el amor de… la
inmortalidad es un gran combustible para nuestra dimensión, la ofreceré a
Asmodeus y tu magia será una invaluable moneda de cambio.
- Quien es… olvídalo. Te las llevaras lejos y no dañaras a ningún humano
con ellas, esa es la condición.
- Dos peticiones, este no es un
trato justo.
- No me interesa que sea justo, ¿lo tomas o lo dejas?
La mirada inquisitiva de color amarillo fulmino a Magnus. - ¿Por qué haces esto? ¿Por qué deshacerte de
tu magia?
- Ese no es asunto tuyo.
El demonio sonrió. – Amor. –
Dijo burlándose. – El más peligroso y
conveniente de los sentimientos para nosotros los demonios.
- Has tu parte, quiero terminar con esto.
- Debes entrar al pentagrama.
Magnus miro al libro, estaba seguro que se había sido muy insistente y
de una manera tajante en el asunto de no romper nunca y bajo ninguna
circunstancia el enlace que mantenía al demonio encerrado.
- ¿Qué estas esperando? – Insistió el demonio.
Magnus le miro con duda.
- No puedo tomar tu magia si no entras.
Eso tenía sentido, si había una pared invisible entre ambos en donde
nada salía. Tampoco nada entraría. – De acuerdo. – Dijo Magnus y retiro una de
las velas rojas.
- Debes entrar – insistió Velak.
Magnus entro al pentagrama sin pensarlo más, necesitaba terminar con esto,
necesitaba volver con Alec, estar con él sin que nada se interpusiera. Seguía
pensando en Alec cuando el demonio estiro su mano hacia el cuello de Magnus
quien no pudo hacer nada para evitarlo o esquivarlo, Velak le presiono y
levanto del suelo.
- Tu magia es valiosa. – Dijo
el demonio disfrutando el momento. – Pero
tú lo eres más. Ahora vendrás conmigo, tendrás una emotiva reunión familiar.
* * * * *
- ¿Que es este lugar? - Pregunto Alec al bajar del auto con Camille.
- ¿No lo conoces? Esta cerca del instituto.
- En una isla, en el rio este, con nada más que un edificio viejo y
abandonado. No, no se me había ocurrido venir a pasear por aquí.
Camille miro hacia todas direcciones, - Es un hospital abandonado, hubo
mucho dolor aquí, incluso desde antes de que hubiera un hospital. Los lugares
son poderosos, los mundanos se ven atraídos a ellos.
- Esta muy oscuro, no parece que haya nadie aquí.
Alec camino adelantándose a Camille, intentando averiguar si Magnus
pudiera estar dentro. Camille dio un grito ahogado, cuando Alec se volvió podía
ver como algo evitaba que siguiera caminando, él y la vampira se percataron de
como una energía invisible le detenía el paso a la subterránea.
- Magnus lo hizo. – Dijo la mujer. – Esta aquí, lo encontramos y no me deja
acercarme.
Alec no se detuvo a escuchar ninguna especie de instrucción, corrió
hacia el edificio, entro y sin ningún sentido continúo corriendo hacia las
escaleras y subió. Había pasillos y habitaciones en todas partes y en todas
direcciones, nunca se había sentido tan perdido y desesperado en su vida.
Corrió y siguió corriendo por el lugar sin tener ninguna idea de a dónde
dirigirse. Cuando estaba a punto de gritar por Magnus, hubo una luz, un
resplandor proveniente desde el fondo del largo pasillo, Alec no sabía que
encontraría en aquella habitación, aun así, no espero ni un segundo en correr
hacia ahí, abrió la puerta y la imagen no podía acercarse a ninguna en sus
peores pesadillas, había un monstruo de humo negro tomando a Magnus por el
cuello, Magnus estaba claramente luchando contra él, pero sin obtener ningún
resultado.
Alec le grito al demonio demandando que le liberara, el demonio dejo de
reír para mirarle acercándose, Velak soltó a Magnus antes de que Alec se
acercara lo suficiente, Alec quito su atención del ser extraño para ponerla en
Magnus. Magnus quien luchaba por obtener aire en el suelo.
- ¿Magnus? – Pregunto Alec colocándose a su lado, en el frio piso del
edificio. – Magnus, háblame.
Magnus señalo la vela negra a un costado. – Colócala. – Dijo
difícilmente con voz rasposa.
Alec no dudo, se movió para tomar la vela, pero el demonio arremetió
contra él, lo golpeo con su poder haciendo que este volara en el aire y chocara
contra la dura pared de concreto. Magnus grito su nombre y Alec se incorporó en
parte, intentando ignorar el dolor en su espalda, el demonio le siguió mirando
con exagerado detenimiento mientras Alec comenzaba a caminar en tumbos hacia
Magnus. El chico tomo la vela y se dispuso a ponerla en su lugar, se percató de
la criatura y de sus ojos amarillos puestos ferozmente en él. Alec se quedó
inmóvil, nunca había mirado nada parecido, sintió como su cuerpo comenzaba a
temblar, se obligó a sí mismo a mantenerse firme, a no escapar.
El demonio siguió con su mirada moviéndola de arriba abajo en Alec. – Cazador de Sombras. – Dijo el demonio
con voz baja y profunda.
Alec no logro entender en lo absoluto a lo que se refería ¿Le estaba
llamando a él? el demonio intento una vez más un ataque hacia Alec, pero antes
de que eso pasara, la criatura giro entre humo y fuego, y entre gritos
inhumanos y escalofriantes el demonio se desvaneció en el aire para siempre
dejando detrás un rastro maloliente de azufre y ceniza. La imagen fue extraña y
perturbadora, bajo su mirada para encontrar en el rostro de Magnus alguna
explicación a lo recién ocurrido y la desaparición del demonio, se topó con
Magnus y su mano extendida hacia el pentagrama, su rostro mantenía una
expresión de concentración tallada en roca, se dio cuenta de que Magnus había hecho
algo para que la criatura desapareciera para siempre. El ambiente pesado se fue
junto al demonio, el olor y sus ojos amarillos.
Alec dejó caer la vela que mantenía en su mano y miro a Magnus, era
tiempo quizás de gritarle y reprocharle, de preguntarle qué era lo que
pretendía. Ese coraje hacia Magnus por su imperdonable imprudencia se fue
cuando miro como este se desvanecía hacia el suelo, Alec se movió con rapidez
para evitar que esto ocurriera, lo alcanzo y lo acerco a él.
- No se supone que debieras estar aquí. – Dijo el brujo débilmente.
- Tu tampoco. – Respondió Alec.
- ¿Estás herido? – Pregunto Magnus con alarma, sin importarle su
debilidad levanto su mano, moviéndose con dificultad intentando verificar a
Alec.
Alec aparto la mano de Magnus. – No te preocupes por mí, debemos
llevarte a un hospital.
Magnus malinterpreto la forma de actuar de Alec. – Lo lamento, - Le
dijo. – No debes estar aquí, ve a casa, por favor.
Alec mal interpreto las palabras de Magnus. – Te llevare a un hospital,
después me alejare de ti todo cuanto desees.
Magnus abrió la boca para responder, pero Camille llego en un torbellino
de urgencia, - Dios. – Exclamo. - ¿Magnus, estas bien? – La mujer se colocó a
lado de los dos jóvenes.
- Tenemos que llevarlo a un hospital. – Dijo Alec. - ¿Cómo entraste?
- Lo llevaremos con Catarina. – Respondió Camille. – Suerte que Magnus
está lo suficientemente débil como para seguir manteniéndome fuera.
- Yo no le veo a eso nada de suerte. – Dijo Alec ayudando a Magnus a que
se pusiera en pie, pasando su brazo alrededor de su cuello. - ¿Catarina? ¿Por
qué con Catarina?
- ¿La conoces? – Los tres jóvenes estaban caminando apresurados hacia la
salida del edificio.
- Por supuesto, es la mejor amiga de Magnus. ¿Por qué con ella?
- Es una bruja. – Dijo Camille abriendo la portezuela del auto y
apartándose para que Alec ayudara a Magnus a subir.
- ¿Por qué ya no me sorprende? – Dijo Alec dejando al casi inconsciente
Magnus en el asiento trasero.
* * * * *
Llegaron al edificio en donde estaba el apartamento de Catarina Loss, un
lugar en Manhattan cerca del campus de la universidad en donde Catarina ejercía
su profesión de maestra. Camille toco el timbre sin amabilidad, presionando el
botón insistentemente una y otra vez, Catarina les abrió la puerta, ella no se
miraba en lo absoluto contenta.
- Estaba por gritarles en la cara, ¿Qué paso con Magnus? – Pregunto la
mujer en cuanto se percató de la condición de su amigo.
- Invoco a un demonio superior. – Dijo Camille. Catarina de inmediato
demostró disgusto por verle.
La maestra intento disimular al ver que Alec estaba con ellos. - ¿Es una
broma? ¿De qué hablas Camille?
- Ahórratelo. – Dijo con cansancio, Alec ya había iniciado el ascenso
hacia el apartamento con Magnus a cuestas – Ya estoy enterado.
- ¿Ah sí? – Entraron al apartamento y Alec lo llevo directo hacia la
recamara, había pasado bastantes noches en ese lugar con Magnus y Catarina en
conversaciones agradablemente interminables, conocía bastante bien el lugar.
- ¿Puedes ayudarlo? – Pregunto Alec a la bruja mientras ponía
amablemente una almohada en la cabeza de Magnus. Había clara angustia en su
mirada.
- No soy sanadora. – Dijo Catarina, - Esa es especialidad de Ragnor. -
Catarina subió las mangas de su camisa y se colocó a lado de Magnus sobre la
cama. – Pero hare lo que pueda.
Alec se alejó un poco con desconfianza cuando miro las manos de Catarina
brillar con fuego azul. – No te hare daño, - Dijo la bruja sonriendo.
- Te ves diferente. – Comento Alec mirando como Catarina pasaba sus
manos sobre el pecho de Magnus, sea lo que sea que estuviera haciendo este
había comenzado a relajarse. – No recuerdo que tuvieras apariencia de felino.
Catarina miro brevemente a Alec. - ¿Desde cuando tienes la visión? - Ella
miro hacia Camille de una manera acusadora. - ¿Qué han estado haciendo, ¿eh,
Camille?
Camille guardo silencio y Catarina devolvió toda su atención de nuevo a
Magnus.
Alec continúo moviéndose por toda la habitación en la siguiente hora
mientras Catarina curaba a Magnus. En un instante la bruja se detuvo y se puso
en pie. – Es lo que puedo hacer, - Dijo mirándose profundamente agotada. -
¿Podrías cuidar de él? – Pregunto a Alec. – Quisiera hablar con Camille.
- Claro – Alec miro a Magnus dormido en la cama. - ¿Se pondrá bien?
Catarina le sonrió con ternura – Es mucho más fuerte de lo que incluso
está enterado, tranquilo, estará bien.
Ambas mujeres salieron de la habitación. Alec tomo un lugar a lado de
Magnus, miro su mano caída a su costado y pensó en cómo deseaba tomarla. Tomar
su mano mientras estaba inconsciente, hacerle sentir que estaba a su lado. Alec
se reprendió mentalmente a sí mismo. Se apartó y se sentó en la silla que
estaba cerca.
* * * * *
Catarina cerró la puerta detrás de ella. - ¿Me dirás lo que paso? –
Pregunto fríamente a Camille.
- Tuvieron un problema, al parecer terminaron y Magnus intento
solucionarlo de la peor manera.
- ¿Y ese problema tuvo que ver contigo?
Camille tomo aptitud defensiva. – No hice nada para dañarlos, nunca le
haría eso a Magnus, hice lo que pude para salvarlo.
- Debemos agradecerte, entonces.
- Sé que no te agrado, Catarina. Pero nunca te he dado motivos para
desconfiar de mí.
- ¿Estás segura de eso?
Camille tomo una postura testaruda. – Veo que ya no soy necesaria aquí,
me alegro que Magnus este bien. -Camille se dirigió a la salida. – Despídeme de
ambos.
- Lo hare. Solo mantente alejada.
Los ojos de Camille casi salían de sus cuencas al escuchar a la bruja,
se contuvo lo mejor que le fue posible y siguió su camino.
- Camille – Le llamo Catarina antes de que esta desapareciera, - Es en
serio, aléjate de ellos, pero sobre todo, aléjate de Alec.
Camille ardió en furia, respiro profundo y brindo la más brillante de
las sonrisas. – Fue adorable verte de nuevo, Catarina. Que estés muy bien,
vieja amiga.
La vampira desapareció en la oscuridad del pasillo. Catarina se relajó y
espero no tener que verla en uno o dos siglos más.
* * * * *
Cazador de Sombras
Alec escucho la voz del demonio fuerte y clara, se despertó de sobresalto,
al parecer estaba teniendo una pesadilla, estaba asustado al recordar la imagen
del monstruo, se alteró mucho más cuando miro hacia la cama y no estaba Magnus.
Alec llamo por él y Magnus respondió a unos metros de distancia.
– No quise asustarte. – Dijo el brujo abrochándose la camisa que
aparentaba haber sido recién cambiada.
Alec tallo entre sus ojos. – Es solo que… creo que aún no asimilo lo que
paso esta noche.
- Lamento también eso.
- No es tu culpa – Dijo de inmediato intentando confortarlo, pero Alec
lo pensó. – Bueno, quizás un poco ¿Siempre has tenido tendencias suicidas? No
me di cuenta. – Alec lo pensó una vez más. – Claro que no me di cuenta de
muchas cosas.
Magnus estaba muy quieto. – Deberías irte. – Dijo con voz herida. –
Antes de que te ponga en peligro de nuevo.
Alec lo miro, se preguntó si Magnus sabia la increíble capacidad que tenía
para romper su corazón. - Debería, - Dijo Alec molesto, se levantó y camino
hacia la puerta, pero no pudo irse. - ¿No hay ninguna forma? – Pregunto
mientras giraba repentinamente. – Es decir…
- No logre la invocación, me tomara tiempo recuperarme para intentar
otra.
Alec abrió mucho los ojos - ¿Por qué querrías hacer algo tan estúpido?
- Porque necesito deshacerme de la magia, necesito poder estar contigo,
quiero…
- ¿Necesitas deshacerte de la magia para estar conmigo? ¿Esa es una
especie de regla o algo así?
Magnus le miro confundido. – Terminaste conmigo, por mi magia.
Alec comprendió. - Magnus, tu magia no es el problema.
Magnus parpadeo. - ¿Que? Pero, tu… ¿Cuál es entonces?
- Nunca habérmelo dicho, no haber confiado en mí. - Alec necesitaba
encontrar las palabras que le hicieran ver su error. – Tu magia no es el
problema, yo… - Repitió mientras caminaba por la habitación, un remolino de
pensamientos e ideas sin comprender. - Estaba molesto, - Confeso. - En verdad
furioso porque no me dijiste de ella, de quien eras en realidad. Todo lo que
pasamos juntos, todo lo que compartimos y… no pudiste confiar en mí.
- Confió en ti. – Magnus levanto la vista. – Tenía miedo, miedo de
perderte, de que me rechazaras. – hubo una risa de dolor en el brujo. - Irónico
que al final de cuentas, después de todo lo que hice para ocultártelo, haya
pasado.
- Nunca podría rechazarte por quien eres.
- Te mire, - Dijo Magnus. - Cuando te rodeo con mi magia al salvar a ese
niño, vi en tus ojos el miedo. Fue insoportable.
- Había magia saliendo de tus manos. – Dijo Alec sencillamente. –
Tendría que estar loco para que eso no me asustara.
- Causarte miedo es lo menos que quisiera. – Murmuro Magnus.
- ¿Por qué intentaste lo que hiciste? ¿Tan malo era en pensar confesarme
la verdad?
Magnus se sentó lentamente sobre la cama, su cuerpo aún estaba débil y
se movía como si hubiera estado en un accidente de auto. – Aun ahora. – Dijo
con voz baja. – No tengo las palabras para explicarte lo que soy. – Alec le miro
tan vulnerable que su corazón dolió por Magnus. – Si tan solo hubieras logrado
eliminar mi magia, ahora podría verte a la cara, podría decirte que te amo como
nunca ame a nadie, podría decirte que quiero pasar el resto de mi vida a tu
lado, viviría contigo, moriría por ti, te diría que cambiar mi magia y mi
inmortalidad por estar contigo es lo mejor que hice nunca, te diría todo cuanto
quiero decirte sin temor a que me rechaces. Pero no puedo, no si continúo
siendo lo que soy.
El pecho de Alec convulsiono por el dolor de escuchar a Magnus, se
arrodillo frente al brujo y tomo sus manos. – Tu magia eres tú, si la pierdes,
perderías también una parte de ti. Nunca quisiera que algo así sucediera.
Nunca.
Magnus bajo su mirada. – Solo quería hacerte feliz. – Murmuro.
- Mi amor. – Dijo Alec y se aventuró a sus labios, esos labios que ahora
se daba cuenta que necesitaba para vivir.
Magnus respondió al beso efusivamente para después cortarlo. – Dilo de
nuevo. – Pidió con anhelo y desesperación. Necesitaba escucharlo, necesitaba
saber que no estaba equivocado, que Alec le había llamado como solo en sueños
creyó le llamaría.
- Mi amor. – Repitió Alec y le beso de nuevo, eufórico y hambriento,
deseoso de Magnus en todos los sentidos. – Te amo. Magnus, te amo.
- ¿Me amas? – Sus rostros no se habían separado ni un poco. - ¿Aun con
mi magia?
- ¿Bromeas? – Dijo Alec y para sorpresa de Magnus, lo dijo con la
sonrisa que tanto amaba, parecía que Alec había vuelto a su estado natural,
vibrante y encantador. – Esa es la mejor parte.
Magnus rió, la primera risa real en semanas desde que se habían
separado. Y le beso plena y firmemente haciendo que Alec perdiera el aliento.
- Oh, Dios. Te eché tanto de menos. – Dijo Alec volviendo a sus labios.
- También yo. – Murmuro Magnus mientras le seguía besando y acariciaba
su cuello, subiendo su mano para enredarla en su cabello, la parte de Alec que
más le gustaba, cabello que pensó no volvería a sentir entre sus dedos.
No dejaron de besarse, no podían, Magnus se perdió en el calor de su
propia sangre, en el sabor de Alec y el anhelo del deseo. Antes de que ambos
perdieran la cabeza, Alec cobro un poco de compostura y corto el beso para
tomar aire.
El chico sonrió nervioso sobrepasado por los sentimientos que Magnus le
provocaba. - ¿Necesito saber algo más? – Dijo el chico mientras Magnus le daba
besos cortos en todo su rostro, - Solo para estar preparado.
Los besos cesaron y Magnus le miro., lucia nuevamente nervioso.
- Nada de lo que digas, me alejara de ti. Es imposible. – Le animo Alec.
Magnus mordió su labio inferior. – Los brujos somos producto de…
- Una humana y un demonio, Camille me dijo. También me hablo de esa
Clary de otra dimensión que vino a buscar ayuda, me hablo de como la ayudaste,
por eso estabas en la fiesta, ¿cierto?
Magnus asintió.
– Espero algún día agradecerle. - Dijo Alec sonriendo. – Continua, por
favor.
- Los brujos… también poseemos una marca de demonio, nacemos con ellas y
son permanentes.
- ok – Dijo Alec preparándose a sí mismo.
- Tengo dos.
Alec le tomo de las manos. – Te amo, y nada hará que te amé menos.
Créeme. Lo intente.
Magnus sonrió, respiro profundo, bajo la cabeza ocultando su rostro.
Alec sintió como si una cortina callera frente a él, cuando Magnus levanto su
rostro los miro, ojos de gato dorado verdoso mirándole fijamente. Expectantes y
temerosos.
- Esta es una de mis marcas de demonio. – Dijo Magnus tímido y frágil. –
Puedo ocultarlo, - Agrego apresuradamente, - No tienes que verlos, no si no lo
quieres.
- No sé de qué hablas – Dijo Alec recuperando el habla. – Son hermosos.
¡Espectaculares! - Magnus pudo ver la sinceridad en Alec. – Eres hermoso. Tan
perfecto y hermoso como nunca llegue a imaginar. – Alec tomo con más fuerza las
manos de Magnus, presionándolas con las suyas, pidiéndole que escuchara y
creyera todo cuanto quería decirle. – Perdóname. – Dijo con desesperación. –
Nunca debí alejarme de ti, nunca debí haber tomado así la situación, debí
haberte dado la oportunidad de explicarme, deje que mi coraje me segara y casi
hago que nos maten a ambos, Magnus, por favor ¿Podrás perdonarme?
- No hay nada que perdonar. – Dijo Magnus mientras acariciaba dulcemente
el pómulo del chico. – Debí ver, debí darme cuenta de tus sinceros
sentimientos, de todo lo que eres capaz de hacer por mí.
Alec sonrió travieso y seguro como siempre. – Oh, Magnus Bane. No tienes
una idea, aun no has visto todo lo que soy capaz de hacer por ti.
- Eso temo. – Dijo Magnus riendo.
Alec le beso y se dio cuenta del cambio en Magnus, de sus besos más
seguros y plenos, de sus caricias y la forma de sujetarlo, Magnus lo sabía,
ahora lo sabía, sabia cuanto lo amaba.
Alec corto el beso. - ¿Qué más? – Dijo con absoluta fascinación,
intentando descubrir más y más a cada segundo.
Magnus le respondió con otra sonrisa. – No hay ombligo.
- ¿Es una broma? – Dijo Alec emocionado e intentando levantar la
camiseta de Magnus para confirmar.
Magnus regreso su propia camiseta a su lugar, - Es verdad. -Dijo
reprendiendo al chico. Magnus intento sonar lo más seductor que le fue posible
ser. – Te dejare comprobarlo después.
Alec mordió su labio inferior. – Estaré esperando y no dejare que
olvides eso.
- No quiero olvidarlo.
Alec inicio su versión de lo que la noche anterior había ocurrido, como
habían conducido por toda la ciudad buscándolo, Alec movió sus manos intentando
describir al demonio, hubo ilusión en sus ojos cuando felicito a Magnus por
haber destruido al demonio con la facilidad que lo hizo, le reitero el hecho de
que pensaba que era increíble, como un héroe de historieta cómica en su
realidad. Que lo amaba y que no podía creer que alguien tan fascinante e
increíble fuera su novio.
Magnus no podía creer en tal suerte, la que le hizo ir a esa fiesta, la
que hizo que se encontrara con Alec, la persistencia de Alec para seguir
hablando con él, como si de alguna manera mágica supiera lo que estaba por
venir para ellos, los sentimientos inmensos que el destino había guardado en
Magnus y que ahora sabía que eran para una sola persona, Alec Lightwood, el ser
no mágico que lleno su mundo de ilusión y fantasía, un mundo como en siglos
nunca nadie había llenado.
Magnus seguía escuchando a su amado, ilusionado hablando de su mundo,
este mundo que ahora les pertenecía a ambos y que seguirían descubriendo de la
única manera que parecía ser la correcta; juntos.
FIN
@MayGraciel ♥
hermoso, no hay otra palabra para describirlo T.T me pase casi todo un mes revisando la pagina para ver si actualizabas pero valió toda la pena, gracias por escribir estas maravillosas historias. Ojala puedas escribir otro fanfic con esta misma temática de mundo inverso, bueno nada más que decir que amo tus historias y saludos desde Chile.
ResponderBorrarMay tevquedo hermoso estaba esperando este final siempre escribes de maravilla si haces otra historia de malec ten por seguro que la voy a leer
ResponderBorrarJajaja�� El Magnus de esta dimensión se reiría terriblemente si leyera a este Magnus quitar la vela y entrar al pentagrama.Seguro que hasta le gritaría que era una vergüenza como brujo. Obviamente yo no pienso eso ��todos los Magnus de todas las dimensiones son hermosos
ResponderBorrarOwwww me quede con ganas de mas *-* pero es bellísimo lo ame :'v en fin tus historias son increíbles y espero escribas muchas mas se que auj esta guerra fría pero :c rayos aun asi es triste saber que esta ya ternino
ResponderBorrarEspreciosa me a apasionan tus historias
ResponderBorrarContinúa a sin ����������
Esta hermoso, nunca me cansaré de leer lo que escribes ;)
ResponderBorrarEsta hermoso, nunca me cansaré de leer lo que escribes ;)
ResponderBorrarMe voy de vacaciones y cnd vuelvo se me ha acumulado gustosamente el trabajo. Capítulo de Guerra Fría y, al poco, capítulo de Mundo Invertido!!!
ResponderBorrarComentaré primero éste, porque la tableta se me bloqueó cuando contestaba en el otro.
¡¡¡Mira que les haces sufrir a los dos!!! :-D
Me ha encantando el final de esta historia (supongo que ha sido el final, aunque si quieres deguir escribiendo, yo profundamente agradecida). Como siempre, estos dos espabilan de sus tontas discusiones en el último momento, demostrando que son el uno para el otro. Muy hermoso final.
Y me han encantado las personalidades de Catarina y Camille. Aunque me quedo con ganas de saber qué pasó en el pasado. Pero siempre me pasa con Magnus y su trupe.
Sabías que Cassandra escribirá una trilogía con Magnus como prota?
Bueno, como siempre, muchísimas gracias por compartir tus historias.
Merce (España)
Hola Merced!! Espero y te halla ido genial en tus vacaciones, muchas gracias por comentar, y claro que sé lo de la trilogía, estoy muy emocionada porque la ha llamado trilogía Malec y valla que nos hace falta tener mas sobre esos dos de manera canon, en fin, muchas gracias de nuevo y deja decirte que estoy escribiendo una aventura mas de estos dos en esta dimensión, así que seguiré por aquí.
BorrarNos seguimos leyendo, linda. Besos!!
Hola Merced!! Espero y te halla ido genial en tus vacaciones, muchas gracias por comentar, y claro que sé lo de la trilogía, estoy muy emocionada porque la ha llamado trilogía Malec y valla que nos hace falta tener mas sobre esos dos de manera canon, en fin, muchas gracias de nuevo y deja decirte que estoy escribiendo una aventura mas de estos dos en esta dimensión, así que seguiré por aquí.
BorrarNos seguimos leyendo, linda. Besos!!
Una aventura no May, escribe muchas más de esta dimensión.
BorrarPor fin lo estuve esperando hace mucho toempo...te quedo hermoso.
ResponderBorrarMe quede con gamas de quelo sigas.
Espectacular como siempre, lo amé, gracias no me cansare de decirlo eres de lo mejor Sensei.
ResponderBorrarGenial, así me haces llorar y ¡Sabía que eran cazadores de sombras! Una raza no se extingue así como así <3 adoro tus fics ¡Espero continuación del otro!
ResponderBorrarYe nee~
Maaaaay
ResponderBorrarEscribe mas historias de esta dimensión POR FAVOR, POR FAVOR, POOOOOOR FAVOOOOORRR!!!!!! todos aquí sabemos que quieres!!!!! Sería increible la boda de Magnus y Alec!
No seas mala, ESCRIBE MÁS Y LO HACES INCREÍBLE ERES LA MEJOR :) :)
Genial, fue marvilloso es una lástima que haya terminado pero me encantó. No importa la dimensión Malec esta destinado a tener un final feliz
ResponderBorrarEstuvo fantástico, de verdad. Pero comentando un poco sobre esto, quisiera saber que ocurrió con Camille y que Alec y Magnus indaguen sobre el asunto de Cazador de Sombras. Una trama asi me encantaria
ResponderBorrarMay escribe mas de esta dimensión. Esta genial
ResponderBorrarLiz (México)
Mas historias de mundo invertido May !!!!!!!!!!!!
ResponderBorrarComo siempre es un placer leer tus escritos. Como me gustaría que siguieses esta historia.
ResponderBorrarSigue la historia .
ResponderBorrarSiento que el final estuvo algo precipitado. La historia es buena y tierna pero siento que no es uno de tus mejores capítulos. Espero no ganarme el odio de los demás con este comentario pero es lo que sentí a través de la historia.
ResponderBorrarDe ser posible continuala por favor, me gustaría saber como toma el secreto de Magnus los padres de Alec.
Creo que si fue precipitado, lo que ocurrio, creo yo que origunalmente este debiera ser un shot fic pero es como que imposible para mi hacer eso XD
BorrarAsi que mil disculpas por eso, ya aprendi mi leccion, aun asi, espero seguir teniendote por aqui. Muchas gracias por tu comentario, Besos!
Si por favor continuala♡♡♡
ResponderBorrarEnamorada de esta historia tanto como de Guerra fría. Haznos inmensamente felices a todos tus lectores y danos mas de este universo/dimensión/mundo. Eres una escritora fabulosa y se que cualquier cosa que escribas será muy buena. Continúala por lo que mas quieras!!!!!!!!!
ResponderBorrarHermoso. No hay otra palabra para definirlo. Gracias por esta belleza 😍
ResponderBorrar¡Hola! Estoy enamorada de esta fic <3 tu eres la mejor, May, por favor no pare de escribir sobre esta dimension *-*
ResponderBorrarYo (y Maryse) quiero la boda de Alec y Magnus <3
Yo soy la LightwoodBane28
BorrarOlá! Como vai?!
BorrarJaja Tienes que darme clases XD
Besos! Beijos!
Oye, espera ¿que?
ResponderBorrar¿Y el smut Malec? ¿No hay smut Malec?
¿En que clase de mundo estamos?