Guerra fría X - Un Juramento No Hecho
El aire en el reino
hada era muy distinto a todo lo que conocía, volar por su cielo era sencillo
pero confuso, no había un sol visible que pudiera usar para orientarse, había
estrellas que se miraban imposiblemente cerca. Max subió para lograr ocultarse en
las nubes, las cuales tenían un extraño color azulado, sin duda, era como estar
en un sueño, aun así, los paisajes inverosímiles no le impedían concentrarse en
su objetivo.
Mantenía en su puño
fuertemente cerrado el brazalete que era de Will pero que siempre mantenía con
él. Es obvio. Le había dicho su
primo. Si para rastrear necesitas algo de
otra persona, ten esto y yo tomare esto. Somos muy listos. Will había intercambiado
con él brazaletes para fines de seguridad, nunca creyó que fuera a necesitar de
la broma para encontrarlo. Gracias a ese brazalete ahora sabia exactamente hacia
dónde dirigirse.
No estaba seguro de cuánto
tiempo había pasado, en verdad se sentía confundido ¿Y si, así como el tiempo,
la magia funcionaba de manera diferente en el reino hada? Sacudió su cabeza
junto a esos absurdos pensamientos, no necesitaba en lo absoluto rendirse antes
de si quiera intentarlo. El problema era que sentía que había volado por una
eternidad, su energía estaba debilitándose y tener que caminar en los valles
Seelie era la peor idea que pudiera ocurrirse.
Para nada era buena
idea, en lo absoluto lo era, por el contrario, el seguir volando con su nivel
de energía bajando parecía estar cerca a competir con la primera mala idea. Max
mantenía sus manos pegadas a sus costados cuando volaba, le ayudaba a dirigirse
y disminuir el uso de energía, seguía pensando en su energía menguada cuando
sus brazos se movieron en el aire sin control, como si buscaran algo de que
sostenerse, Max estaba a punto de caer.
- No, no. – Repitió el
joven brujo mientras su cuerpo comenzaba a caer inevitablemente hacia el suelo
que se miraba verde por la infinidad de arboles.
No hizo mucho esfuerzo
en evitarlo, se mantuvo tranquilo al caer, preparándose para salvarse a sí
mismo, espero el momento adecuado, un par de metros antes de que su cuerpo
llegara al suelo, hizo surgir una ola de energía con la suficiente fuerza para
mantenerlo en el aire dos segundos y cortar la fuerza del impacto. Max llego al
suelo de una manera poco elegante, pero no se partió la cabeza como
consecuencia. Se quedó en el piso con su mejilla pegada a la tierra húmeda por
unos segundos, intentando recuperar un poco de la energía ya casi inexistente.
Presiono el brazalete en su puño cerrado y se puso de pie.
- Te voy a encontrar. –
Dijo en voz alta y comenzó a caminar torpemente entre los árboles y arbustos,
encontrando en cada uno el apoyo para no llegar al suelo de nuevo. – No dejare
que te lastimen.
Max siguió su muy débil
y peligroso camino hacia las profundidades del reino Seelie.
*
* * * *
La voluntad de Alec
estallo en un repentino impulso de proteger, proteger a su hijo. Soltó la mano
de Magnus y camino hacia su escritorio.
- Muéstrame. – Dijo y
Edrian se acerco al mapa. Le mostro el trayecto que habían recorrido y como
Leah les había asegurado que Will y Nathan habían atravesado antes de que ellos
llegaran. Magnus escuchaba atentamente la historia que Edrian les contaba, pero
no podía perder de vista a Alec y la agonía evidente que ahora atravesaba su
cuerpo.
- Cuando hablábamos con
ella, Max estaba observándonos desde el cielo. Escucho lo que ella nos decía y
no se detuvo, solo voló hacia la frontera. – Explico Edrian. - Jace y yo
quisimos alcanzarlo para detenerlo, pero nunca mire algo tan veloz en mi vida,
nos dejó atrás en poco tiempo.
Jace apareció como una
sombra llegando hasta donde estaba su parabatai
mirando las líneas trazadas en el mapa. Ambos compartieron una mirada.
- Bien. – Dijo Alec sin
dudar, pero con la angustia surgiendo de todos sus movimientos. Magnus no
recordaba la última vez que había mirado esta actitud en Alec, cada vez se
preocupaba más por él – Iremos ahí, prepara… - Le dijo a Edrian.
- No podemos ir. – Dijo
Jace sorprendiendo a todos. – Si cruzamos las fronteras con un ejército será el
fin de La Paz fría, tu mismo lo dijiste.
- ¿Qué pretendes que
hagamos? Jace, nuestros hijos están ahí.
- Leah dijo que fue
Nathan quien se llevó a Will, estoy seguro que mientras permanezcan juntos
estarán bien.
- ¿Cómo puedes confiar
en él? – Dijo Alec fríamente. – Después de esto.
- Confió en Nathan, lo
conozco, quizás mejor que nadie y sé que nunca lastimaría ni a Will ni a Max.
- Han sido unos meses -
Dijo Magnus apartando la mirada de las manos temblorosas de Alec. - ¿Qué tanto
puedes conocerlo realmente?
Jace no cambio su
postura en lo absoluto. - ¿No necesitaron ustedes menos que ese tiempo para
confiar sus vidas el uno en el otro?
Magnus y Alec se
miraron. – Pides demasiado. – Dijo Alec, su respiración era fuerte e irregular.
– No podemos, no podemos arriesgarnos.
- Te pido que confíes.
Alec negó con la
cabeza.
- No confíes en Nat,
confía en mí.
Alec le miro casi con
la misma intensidad con la que Magnus seguía mirándolo a él. Tallo su rostro
con cansancio y resignacion. - ¿Qué quieres que hagamos?
- Ir por ellos, pero
manteniendo un perfil bajo.
- Eso será imposible si
la Reina nos está esperando. – Dijo Magnus.
- No sabemos si es un
truco de Seelie, podría ser una imprudencia infantil de esos dos. Confió en que
eso sea.
Alec parecía estar
luchando por obtener aire. – Llevaremos diez elementos.
- Son demasiados.
- Jace…
- Cinco, dame cinco
elementos.
Alec asintió. – Iré
contigo.
- NO – Dijeron a coro
Jace y Magnus.
- Si esto es una
trampa, te estaremos llevando directamente a ella. – Dijo Jace. – No podemos.
- ¡SI ESTO ES UNA
TRAMPA, QUIERO ESTAR AHÍ PARA SALVAR A MI HIJO!
- Podemos hacerlo por
ti. – Dijo Edrian.
- Confía. – Pidió Jace
en una vez más.
Le tomo varios minutos
a Alec renunciar a ir tras Max. – Háganlo. – Ordeno y Edrian salió de la
habitación de inmediato.
- En cinco minutos
estarán listos. – Anuncio el Nefilim antes de salir.
Jace tomo su teléfono
celular para llamar a su esposa y ponerla al tanto de la situación.
Alec volvió al mapa,
este tomo su estela para trazar sobre uno de los caminos y por primera vez se
dio cuenta que estaba temblando. Intento detener los movimientos involuntarios,
pero fue inútil. Su mano finalmente se detuvo, pero solo cuando Magnus la tomo
entre las suyas.
- Estará bien. – Le
dijo el brujo en un susurro. – Es fuerte.
- Si algo llegara a
pasarle…
- Nada le pasara, porque
no lo permitirás. - Había demasiada verdad en esas palabras.
Alec enredo sus dedos
con los de Magnus. – Tampoco lo permitirás.
Los ojos de Magnus
fueron determinados, ambos se llenaron de fuerza, como si compartieran la misma
voluntad. - Nunca. – Le dijo el brujo.
Magnus soltó a Alec y
busco por debajo de su chaqueta, tomo el cristal azul que colgaba de su cuello
y lo quito pasando la cadena por encima de su cabeza.
- Ten esto. – Le dijo y
coloco la joya en el cuello de Alec. Le sujeto nuevamente su mano para
colocarla contra el cristal. - ¿Lo sientes? – Pregunto Magnus. – Ese es su
corazón.
- Esta tranquilo.
- Lo está. – Dijo
Magnus con la angustia reflejada en todo su rostro. – Al menos por ahora no
debes preocuparte de que esté en peligro. Siente su corazón y tranquiliza un
poco el tuyo.
Alec aparto su mirada
del cristal para buscar los ojos del brujo. – Gracias. – Le dijo en un murmullo
y el corazón de Magnus se comprimió al ver claramente el dolor de Alec.
- Lo traeré de vuelta.
– Dijo Magnus cuando Edrian había regresado con dos cazadores de sombras más.
- Lo sé. – Dijo Alec.
Todos en la habitación a
excepción de él salieron. Se quedó en su oficina sobre su silla presionando
fuertemente el cristal azul en su mano.
*
* * * *
- Es hermosa. – Dijo
Nathan acariciando el cabello de la pequeña yegua. El animal olfateo la
chaqueta de Nathan conociéndolo. – Si. – Le dijo sonriendo. - Tampoco espere
conocerte.
- Es chica ¿Cierto? –
Pregunto Will acercándose a su primo.
- Si. – Dijo Nathan
acariciando la frente de la yegua. – Ven, debes dejar que te olfatee.
- No lo sé. – No le
traje un obsequio.
Nathan rio. – Ella
puede sentir tus intensiones, créeme, quiere que te acerques.
Will sonrió, se acercó un
poco más y levanto su mano tímidamente, no paso mucho tiempo para que la potra por
su propia cuenta colocara su cabeza bajo su mano, ansiando que le acariciara.
Nathan y Will se miraron para sonreír juntos.
- En verdad es hermosa.
– Dijo Will fascinado por su nueva amiga.
Tristán les observaba
complacido muy cerca, camino hacia Nathan para entregarle una cuerda brillante.
– Debes dejarla volar. – Le dijo y dio un paso atrás.
Nathan la miro por más
tiempo, anonadado por la belleza del animal. – Creo que podemos darle un
nombre.
- Blanco era blanco, ella es azul, no creo que sea
difícil deducir su nombre. – Dijo Will travieso.
Nathan rio y sin
separar sus manos de la frente de la yegua se quedó pensando y mirándole un
momento antes de encontrar el nombre perfecto. – No es azul. – Dijo el chico. –
Es de color celeste.
La sonrisa de Will se
agrando. – Celeste. – Repitió en
acuerdo con el nombre. – Me gusta.
Nathan guio a la yegua
lejos de las caballerizas para que pudiera correr. – Eso es. – Le dijo al verla
ansiosa por acelerar su trote. – lo haces bien. – Nathan la guiaba en círculos
manteniendo la cuerda firmemente mientras ella corría alrededor. Como si ella
le demostrara su alegría con la velocidad de su galope.
- ¡Es hora! – exclamo Tristán
al ver como el animal extendía sus alas.
Nathan jalo la rienda
suavemente para que ella supiera que quería que se acercara. Quito la soga y
susurro al oído del animal. – Ve, Celeste ¡vuela!
Las alas de Celeste se
extendieron con fuerza, ella corrió y antes de llegar a la línea de árboles sus
patas dejaron el suelo y comenzaron a golpear el aire. Una imagen majestuosa.
Las tres personas en el
suelo la vieron correr y relinchar a través de las nubes, la energía de la
potra era evidente y su entusiasmo contagioso. - ¿Eso es todo? – Pregunto Will
sin quitar su mirada de Celeste. - ¿Ahora podemos llevarla con nosotros?
- Eso no será posible.
– Dijo Tristán sin ningún titubeo. – Ella es joven, necesita ser entrenada.
- Pero dijiste que sería
de Nathan.
- Lo será cuando sea la
hora.
Will odio a Tristán y
su pose de hada pretensiosa. Se inclinó hacia su primo. - ¿Dices que es tu
amigo?
Nathan rio y sacudió el
cabello negro de Will. Nathan estaba contento por haber conocido a Celeste y si
Tristán había asegurado que le pertenecía, eso no podía ser de otra manera ya
que las hadas no pueden mentir. Lo que le preocupaba a Nathan era la actitud
tense de Tristán, evidente para notarlo, pero descabellada como para preguntar.
Aun así, Nathan no quiso arriesgarse más.
- Debemos volver. –
Anuncio Nathan.
- Tengo un mensaje para
ti. – Dijo Tristán y se acercó a Nathan sombríamente. – Alguien quiere que
sepas que no te ha olvidado, que aún no es tiempo, pero que no descansara hasta
volver a tu lado.
El corazón de Nathan se
aceleró. - ¿Quién dijo eso?
- No puedo decirlo, no
aún.
- Tristán. – Dijo
Nathan. – Cuando fuiste a palacio ¿Con quién hablaste?
Tristán dudo. – Con tu
madre.
- ¡Por el ángel! – Dijo
Will. – ¡La reina sabe que estamos aquí!
- Fue su idea. – Dijo Nathan
y tomo la muñeca de Will. – Tenemos que irnos ¡Ahora!
Nathan desenfundo su
espada y Will se colocó a la espalda de su primo cuando escucharon movimiento a
través de los arboles ¿Habían llegado por ellos? Sin importar lo que pasara,
Nathan nunca dejaría que lastimaran a Will.
- ¡Muéstrate! – Demando
Nathan a quien fuera estuviera oculto entre las sombras e hizo brillar su
espada.
- ¡Por el ángel! –
Exclamaron a coro Nat y Will al ver a Max acercándose a ellos moviéndose de
manera poco natural.
Max llego a Nathan y lo
tomo ferozmente del cuello de su chaqueta. - ¡¿Qué has hecho?! – exigió. -
¡¿Qué hiciste?!
- No… yo no. – Nathan
se quedó sin voz al ver la actitud de Max.
- ¡Cálmate! – Dijo Will
acercándose para hacer que Max soltara a Nathan. – No hizo nada malo.
Max aparto a Will
haciendo que este callera al suelo sin prestarle ninguna atención. - ¿Dónde está
Will? – Reclamo Max creando más presión en el brusco agarre que mantenía hacia
Nathan. – ¡Si le han hecho daño nunca te lo perdonare!
Nathan y Will
compartieron una mirada al escuchar las palabras sin sentido de Max. Nathan se
preocupó. Levanto su mano para tocar la frente de Max. - ¿Cómo llegaste aquí? –
Le pregunto alarmado al sentir la piel ardiente de Max. – Tu energía está casi
agotada.
- Aun puedo protegerlo
¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué?
- No sabes lo que
dices. – Dijo Nathan a cada segundo más alarmado por la mala condición de Max.
– Tienes que enfocarte, deja que tu energía vuelva.
- ¡Cállate! ¿Dónde está
Will? ¡Dime en donde esta!
Will intento de nueva
cuenta que despertara, llamándole y colocándose frente a su vista, Max seguía
sin prestarle ninguna atención. – Solo te ve a ti. – Dijo el chico sin poder
hacer más.
- ¿Por qué lo hiciste?
¿Por qué? – Murmuraba Max una y otra vez con la mirada perdida.
Nathan tomo el rostro
de Max. – Mírame. – pidió – Tienes que despertar. – Le dijo y se inclinó para
besarlo.
Will observo como Max
cerraba sus ojos al beso unos segundos después, como sus manos dejaban la
brusquedad con la que sostenía la chaqueta para ahora rodear a Nathan con sus
brazos, como si intentara no caer aferrándose a él.
El beso fue intenso
haciendo que Will apartara la mirada, cuando ambos necesitaron aire y se
separaron Max abrió sus ojos mirando fijamente a los ojos verdes de Nathan. -
¿Nathan? – Pregunto sinceramente extrañado, como si los minutos pasados nunca
hubieran existido.
- Soy yo. – Dijo Nathan
sin saber bien que esperar.
- ¿Estas bien? –
Pregunto Will y Max le miro finalmente.
Max sonrió débilmente.
– Los encontré. – Dijo antes de que su cuerpo se desvaneciera, siendo los
brazos de Nathan lo único que evitaran que llegara al suelo.
Nathan y Will gritaban
el nombre de Max al verlo inconsciente, pero Max no respondió.
*
* * * *
Al despertar lo primero
que logro ver fue el amarillo dorado de los ojos de Will, el rostro de su primo
cambio de angustia a absoluta alegría frente a él. estaba feliz por verlo
despertar.
- ¡Está despertando! –
Exclamo mientras Max se levantaba sobre sus codos.
- ¿Qué?… ¿Qué ocurrió?
– Pregunto el joven brujo, al ver a su alrededor se dio cuenta de que estaba
recostado sobre una montaña de paja acumulada y sobre una manta que hacía de la
pastura una cómoda cama. El edificio en el que se encontraba era todo de madera,
unas caballerizas sin dudar. - ¿Dónde estamos?
- No estoy seguro. –
Dijo Will sencillamente.
Max siguió analizando
la habitación y se topó con Nathan parado a la distancia, mirándole fijamente.
- ¿Nathan? – Pregunto Max al ver la extraña actitud. - ¿Qué ocurre?
Will se levantó. – Creo
que les dejare charlar… iré con Celeste.
Will lanzo una mirada
de súplica a Nathan antes de salir, pero ciertamente Nathan se miraba más que
herido a causa de Max.
- ¿Estas bien? –
Pregunto Max al estar solo con Nathan. - ¿Por qué estas allá?
- No sabía si al
despertar pensarías que intentaría lastimarte.
- ¿Que? ¿Por qué
pensaría algo así?
- Dímelo tú. ¿Qué fue
todo eso? ¿Por qué yo lastimaría a Will?
- No sé de qué estas
hablando. – Dijo Max y levanto su mano hacia Nathan. – Nat, ven, acércate por
favor.
Nathan no se movió un
centímetro. – Primero di algo, dime que estoy equivocado y que confías en mí.
Max no estaba seguro
del porqué del reclamo de Nathan, pero sus palabras le hicieron recordar lo
dicho por su padre. ¿Si quiera sabes su
nombre? Hubo un repentino resentimiento hacia Nathan.
- ¿Por qué no me has
dicho tu verdadero nombre? – Soltó Max y Nathan le miro como si le hubiera
disparado.
Nathan había pensado en
tener esta conversación con Max, eso si su relación dejaba de dar tumbos en lo
incierto, si Nathan tomaba la decisión definitiva de convertirse en un cazador
de Sombras, ahora esto lo había sobrepasado, sorprendentemente, incluso para
él, sabía exactamente qué contestar. - No estoy listo para hacerlo.
Nathan había aprendido
a distinguir los diferentes gestos de Max, en ocasiones pensaba que su piel
cambiaba en un diferente tono de azul cuando estaba molesto, ahora, ciertamente
podía decir que estaba furioso.
- Me reclamas por
confianza cuando…
- No, no. – Dijo Nathan
exaltado. – Esto no tiene nada que ver contigo, no se trata de que no este
listo para decírtelo A Ti, no estoy
listo para decírselo a nadie, porque… porque es lo único que me queda del reino
Seelie, sabes, tu sabes lo que significa el nombre real para las hadas,
renunciar a ese secreto significaría renunciar a mi pueblo, a mi reino. – La últimas
palabras sonaron en la voz de Nathan como si esta estuviera rota. – Nathan jugo
con sus manos ante de buscar la mirada de Max, no molesto, sino buscando un
poco de entendimiento. – No estoy listo para hacerlo. – Repitió débilmente.
- Confió en ti. – Dijo
Max rompiendo el silencio que se había asentado entre ellos como un muro. – En
verdad lo hago, es solo que…
Nathan noto el cambio
drástico en su expresión, uno de completa alarma. - ¿Que? – Pregunto Nathan ansioso.
- ¿Qué sucede?
- ¿Cuánto tiempo hemos
estado aquí? – Max aparto la manta con la que estaba cubierto y movió sus pies
a la horilla de la cama improvisada. – Tenemos… debemos irnos.
Intento ponerse en pie,
pero su energía seguía más baja de lo que se imaginó, sus piernas parecían ser
de tela ya que no lograron sostenerlo.
- ¿Qué haces? – Dijo
Nathan cuando se movió con su velocidad de Cazador para evitar que callera. –
Por favor no intentes nada, tu energía está muy baja aún. – Nathan le devolvió
a la cama con mucho cuidado, sus ojos verdes reflejaban la preocupación de su
corazón. – Si algo llegara a pasarte, yo…
- Nathan. – le llamo
Max con ansiedad. – Los han hecho venir aquí, esto es una trampa, tenemos que
irnos.
Nathan movió la cabeza.
– No, tranquilo. Pensé lo mismo, pero nadie ha venido a buscarnos, si esto
fuera una trampa, mi madre hubiera ya enviado por nosotros o…
Nathan y Max giraron
sus cabezas hacia las enormes puertas de madera, Will había entrado
ruidosamente y detrás de él cerro las grandes entradas con un gran madero que
atravesó entre ambas abrazaderas para evitar que nada entrara. El niño miro a
sus primos muy juntos. – Me alegra que hayan arreglado su malentendido. – Les
dijo y las puertas se sacudieron en sus espaldas, haciendo que el joven Cazador
se moviera bruscamente. – Hm… Tenemos compañía.
*
* * * *
Ciertamente Jace estaba
sorprendido por la habilidad de Magnus al montar, pensar en él y sus
movimientos gráciles era difícil asociarlo con cualquier actividad que no
estuviera dotada de majestuosidad o gracia. Ahora el brujo cabalgaba a toda
velocidad sin ningún esfuerzo al mismo ritmo que todos los Cazadores de Sombras
que habían sido elegidos para ir en busca de los jóvenes.
Edrian comandaba la
misión y su caballo iba delante de todos, entraron a la parte más difícil del
bosque, un pantano desagradable que les hizo detener el paso un poco. Edrian
salto de su caballo y corto lianas que colgaban de dos árboles que parecían
estar resguardando una entrada, era una entrada al reino hada, el mismo que
había utilizado para entrar la última vez.
Estiro su mano, pero
nada paso, la puerta estaba cerrada. – No lo entiendo. – Dijo Edrian. – La última
vez todo fue normal.
- ¿Habrá alguna otra
entrada? – Pregunto Jace.
- La hay. – Dijo
Edrian. – Pero no podemos asegurar que…
- No esta cerrada como
esta. – Dijo Magnus bajando de su caballo para verificar la entrada. – Es
inútil, no hay un rastro de magia aquí.
- Es una entrada. –
Aseguro indignado Edrian. – Encontrare la manera de…
- ¿Y ahora es cuando
decides ser completamente inútil? – Exigió Magnus con voz furiosa.
Edrian definitivamente
no estaba en condiciones de tolerar ningún reproche y mucho menos de Magnus
Bane. El Cazador se acercó al brujo con su mano empuñada y dispuesto a
golpearle.
Magnus curvo su boca en
una sonrisa y basto con levantar dos de sus dedos para que Edrian y sus
intenciones se quedaran congeladas a mitad de camino. Los Cazadores que les
acompañaban, incluidos Jace se quedaron sorprendidos e inmóviles, claramente
estos dos habían encontrado la situación, lejos de Alec, para poner en orden
ciertos asuntos. Edrian permaneció inmóvil, luchando inútilmente contra la
magia de Magnus.
- ¿En verdad no te das
cuenta? – Pregunto el brujo con ironía. – Nunca tuviste el poder de entrar y
salir del reino hada, siempre fuiste manipulado por Seelie.
- Voy a… - Dijo Edrian
aun sin poder moverse. – Eres un…
Magnus le dejo y este
cayó al suelo agotado por el esfuerzo de luchar contra la magia.
- Seelie es más
inteligente que cualquiera de nosotros. – Dijo Magnus mirando a Jace y los
Cazadores.
- ¿Estás diciendo que
debemos rendirnos?
- En lo absoluto. –
Dijo Magnus. – Tenemos que actuar ahora más que nunca. – Magnus subió de nuevo
a su caballo. – abriremos nuestra propia puerta. Necesito ingredientes y
hechizos que tengo en casa. – Magnus miro a Edrian en el suelo. – Avisa al
Cónsul para que nos vea ahí ¿Podrás hacer eso, Cazador de Sombras?
Magnus se alejó
rápidamente.
- Iré con Magnus. –
Anuncio Jace. – Vallan al Gard y alisten un armamento, háganlo rápido. – Dijo
mientras se alejaba a toda velocidad. – No debemos perder tiempo.
Ambos caballos
cabalgaron sin descanso y a gran velocidad por el bosque.
*
* * * *
- ¡Rápido! – Dijo
Nathan tomando la mano de Max. – Toma mi mano ¡Toma de mi energía!
- No – Dijo Max.
- No hagas esto, tenemos
que salir y no puedes ponerte en pie.
- Es por eso que
necesitas toda tu energía. – Le dijo Max, sus ojos sin mostrar testarudez,
estaba siendo sincero, presiono con mas fuerza la mano de Nathan. – Tienes que
ayudarnos a salir.
Will se había alejado
de la puerta a punto de ser derrumbada para acercarse a ellos. – Yo lo ayudare.
– Le dijo a Nat. – Tu debes cubrirnos las espaldas y darnos tiempo, eres el más
fuerte y quien entiende mejor a las hadas.
- Solo podemos confiar
en ti para que nos ayudes a regresar. – Dijo Max.
Nathan no protesto más.
– Ustedes se quedan aquí y en cuanto haya una oportunidad correrán al bosque
para que no los vean.
- No, no. No vamos a
abandonarte. – dijo Max.
- ¿Tienes alguna otra
idea? – Pregunto Nathan. – sería bueno que la dijeras. – El ruido de la puerta
era cada vez más fuerte, la madera crujía a punto de ceder.
- Se nos… se nos
ocurrirá algo, algo más.
- ¡No hay tiempo, Max!
– Dijo Nathan señalando a la puerta. – Harán lo que les digo.
- Pero, pero ¿Cómo nos
encontraras? – Pregunto Max con voz temblorosa, aferrado a la chaqueta de
Nathan, no podía, no quería soltarlo.
- Sé cómo. – Dijo Will
y de su tobillo saco una estela. – Esto te ayudara.
Will tomo la mano de
Nathan quien aun no reaccionaba por la sorpresa de ver a Will con una estela,
Will era joven para ser marcado y mucho más joven para marcar a alguien más.
Nathan aparto su mano.
– Will, nunca he sido marcado, no creo que debamos arriesgarnos ahora.
Will sonrió. – No nos
estamos arriesgando. – Aseguro y comenzó a trazar en la palma de la mano de
Nathan, Nathan había mirado gestos en los Cazadores de Sombras al ser marcados,
un rastro de dolor a una quemadura que pasa rápido, pero la marca que Will
estaba trazando no le provoco ningún dolor, no sentía nada en lo absoluto. Miro
a Max y este le dijo que confiara en Will.
Fue hasta que Will
levanto la cabeza de su dibujo que lo sintió, era como si un lazo entre ambos
se hubiera formado. – Ahora sabrás en donde estamos todo el tiempo. – Dijo Will
y miro la piel de Nathan. – esto también ayudara. – Will trazo de nueva cuenta
ahora en el antebrazo de su primo. Cuando termino cubrió la marca con la
chaqueta de Nathan. – No se las muestres a nadie ¿De acuerdo?
- ¿Qué son? – Pregunto
Nathan sorprendido. – Estas runas no existen, no…
- Es un secreto. – Dijo
Will ayudando a Max a levantarse.
Nathan se puso de pie y
comenzó a caminar, lo que sea que Will haya hecho le había ayudado, se sentía
el doble de fuerte y el doble de rápido. - ¿Saben? – Dijo caminando a largos pasos
hacia la puerta sin ninguna duda. – Deberían elegir mejor los momentos en las
que dicen sus secretos, ese tipo de bombas interrumpen la concentración.
La puerta se abrió
violentamente haciendo caer esquirlas de madera por todas partes, hubo un
guerrero hada que se colocó frente a Nathan, pero Nathan lo esquivo y de un
golpe en su cabeza hizo que perdiera el conocimiento.
- ¡Conocen el plan! –
Grito Nathan al salir directo a la batalla que le esperaba fuera.
Will guardo de nuevo la
estela en su tobillo.
- ¿Qué le hiciste? –
Pregunto Max débilmente sosteniéndose de él.
- Más fuerza, más
velocidad y un toque de arrogancia. – A pesar de la precaria situación, Max no
pudo evitar reír. – Tranquilo, estará bien.
Ambos chicos se
acercaron a la puerta y lograron ver las increíbles habilidades de Nathan para
combatir, Max no se había dado cuenta del avance tan impresionante de Nathan
con la espada.
- Pelea igual a tío Jace.
- Es su maestro. – Dijo
Will sencillamente sosteniendo con mas fuerza el brazo de Max alrededor de su
cuello. – Lo está haciendo muy bien, ahora debemos irnos.
- Will. No. No.
- Es el plan y si nos
quedamos y nos descubren solo le estorbaremos. – Will uso toda su fuerza para
prácticamente arrastrar a Max consigo y entrar al bosque en donde ambos se
ocultarían.
Después de entrar más allá
de la línea de árboles, Will coloco al agotado Max en el piso para que
recargara su espalda en el tronco de un enorme árbol. El ruido de la batalla
había quedado muy atrás.
- Quisiera saber cómo
esta. – Dijo Max sin aliento.
Will tomo de nuevo su
estela y trazo sobre la palma de su mano la runa que había trazado en la de
Nathan. Al terminar cerro los ojos y dejo que las imágenes llegaran a él. –
Esta bien. – Le aseguro a Max aun con los ojos cerrados. – Esta luchando con
cuatro Guerreros, pero los mantiene a raya - ¡Wow! Es impresionante. – Will
estaba muy emocionado y tomo la mano de Max. - ¿Quieres ver? – Coloco la palma
de Max pegada a la suya e hizo que las imágenes llegaran al brujo a través de
la runa. - ¿Lo ves? No debes preocuparte.
Max soltó la mano de su
primo cuando había confirmado lo que este le decía sobre la batalla. No pudo
evitar sentirse preocupado ahora también por William.
- Tu poder. – Dijo en
voz baja. – cada vez es más…
- ¿Raro?
- Fuerte. – Dijo Max. –
Creo que ha llegado el tiempo de que…
- No. – Dijo Will y movió
la cabeza. – Recuerda que por esa razón mi madre oculto su habilidad de la
Clave. No quiero que nadie lo sepa.
- Pero tu madre esa
bien, no tuvo que ocultar nada y está bien. Y mi padre es el Cónsul, nunca
dejaría que te usaran.
- Tu padre tiene
suficientes problemas como para que le de uno más.
Max estiro su mano para
acariciar el cabello negro de su mejor amigo. – Nunca serias un problema, mi
padre te ama y daría su vida antes que dejar que cualquier cosa te pasara.
- Nadie tiene que dar
la vida, Max. Puede seguir siendo nuestro secreto, lo prometiste.
- Y te reafirmo mi
promesa, no lo sabrán por mí, nunca. Pero si algo sale mal y no pudiera
ayudarte. No podría soportarlo.
Will rio sorprendiendo
al angustiado Max. – Nada malo pasara.
- ¿Cómo lo sabes? –
Reclamo Max.
- Tu sabes por qué lo
sé. – Dijo Will y con un movimiento de su mano, la runa en su palma
desapareció. – El ángel me lo dijo.
*
* * * *
Cada miembro de la
familia Lightwood, Herondale y Lovelace se encontraba en la residencia de Magnus
y Alec, en donde habían pasado su vida los últimos dos años, en Alicante, desde
que Alec había aceptado ser Cónsul.
El látigo de Isabelle atravesó
la habitación con un ruido estruendoso. – Si esa perra se atreve a tocar uno
solo de los cabellos de esos tres niños, deseara nunca haber nacido.
Clary miro a su ahora
hermana y deseo poder tener la determinación que ella demostraba, pero el mundo
de Clary estaba cayendo en pedazos por el miedo de no saber que ocurría con
Will, Max y Nathan, Nathan quien había llegado a sus vidas hace tan poco y que
ahora temía perder.
Clary se aferró a su
hija para buscar tranquilidad en su olor. Jace estaba en el estudio junto a
Simon y Magnus, ayudándole a terminar su encantamiento y poder atravesar la
frontera. No podía interrumpirle y dejar que viera lo terriblemente angustiada
que estaba, sin importar el tiempo o el entrenamiento que haya obtenido, supo
que nunca lograría ser como una Cazadora de Sombras, no como lo era Isabelle,
Jace o Alec.
- Esto es una
pesadilla. – Dijo Clary e Isabelle noto lo que le ocurría.
La mujer hizo que su látigo
se enredara en su mano para acercarse a Clary. – No debes preocuparte, ellos
están juntos y cuando lo están son fuertes.
- Will. Will es
pequeño, apenas inicio su entrenamiento y…
- Estará bien, tu hijo
es más fuerte de lo que crees. – Isabelle movió el cabello de Clary por detrás
de su oreja. – Tal y como lo eres tú, Clary. No te rindas. Te necesito.
Clary sujeto la mano de
Isabelle y ambas se quedaron muy juntas esperando, aferrándose la una de la
otra y dándose la fuerza que necesitaban.
*
* * * *
Alec bajo de su caballo
y entro a grandes zancadas a la casa que antes compartía con Magnus, atravesó
la sala y entro directamente al estudio, Edrian estaba detrás de él.
- ¿Es verdad? –
Pregunto Alec acercándose al escritorio en donde estaba Magnus trabajando. -
¿Puedes atravesar las fronteras?
- Lo intento. – Dijo
Magnus. – Pero necesito estas cosas. – Magnus dio una lista a Jace. - ¿Puedes
ayudarme?
Jace no lo dudo y salió
de la habitación.
Magnus miro como Alec
mantenía inconscientemente sujeto fuertemente el cristal azul con una de sus
manos. También miro a Edrian, como siempre, pegado a su espalda.
- Este es el lugar
entre mundos con mayor tráfico de magia. – Dijo Magnus entregando un papel a
Alec. – Quizás quieras que tu vasallo prepare un grupo que nos espere ahí.
Los puños de Edrian se
apretaron a sus costados. El rostro de Alec se tornó en uno de molestia por el
comentario de Magnus, pero solo se limitó a dar la información a Edrian. Edrian
le miro pasmado, preparar un escuadrón significaba terminar con la paz fría y
atacar el reino Seelie.
- Es solo por si acaso.
– Dijo Alec al leer los pensamientos de Edrian por su expresión.
Edrian asintió
obedeciendo y salió. Simon lo siguió para ir a hablar con Isabelle y Clary.
- ¿Es necesario que
seas un idiota con él? – Pregunto Alec, no enojado, si sorprendiendo a Magnus.
- ¿En verdad vas a
defenderlo?
- Comprendo que estés
enojado, pero no es justo que te desquites con el menos culpable.
Magnus rio con ironía.
– El menos culpable. – Repitió. - Tienes
razón, eres tú el que está enamorado de él.
- No pongas palabras en
mi boca, Magnus.
- Tal vez por ahora
debas mantener tu boca sin palabras, Alexander.
Hubo una sensación de rabia
contra Magnus, pero aún más profunda por sí mismo, no entendía porque ahora que
más lo necesitaba, Magnus no podía ver lo que intentaba decirle.
- Escucha… - Dijo, pero
fue todo, la puerta del despecha se abrió interrumpiéndolo.
– Vengan rápido. – Dijo
Jace con semblante de hierro. – Tenemos visitas.
Alec salió de
inmediato, Magnus por el contrario se quedó a terminar lo que estaba haciendo,
fue más para calmarse de la rabia que por el momento sentía, su concentración
duro muy poco, escucho el ruido incomparable de caballos golpeando el aire. Hadas, pensó y salió de inmediato.
La noche había llegado.
La luna estaba en lo alto de un color amarillo deslumbrante, era una noche
llena de magia y en la que todo podía pasar. Magnus pensaba en Max que seguia
en el reino hada y en lo mucho que quería que regresara. Al llegar a la puerta
pudo ver a toda la familia reunida, todos ellos armados y luciendo furiosos.
Alec estaba al frente.
Gwyllion, la mano
derecha de la reina, bajo de su temible caballo negro. – Mi señora manda sus
saludos cordiales. – Dijo con gracia y burla.
Alec puso una de sus
manos sobre una daga en su cinturón. – Expón tus demandas, Caballero. – Dijo
Alec sin rodeos.
Gwyllion rio. – No son
demandas, es una petición.
- Habla. – Dijo Jace a
lado de Alec.
- Su majestad pide una
audiencia con su joven Cónsul.
- ¿Entonces nos
devolverán a Will, Max y Nathan? – Dijo Clary.
- ¿Devolver? Pero si
ellos son libres de volver cuando ellos lo quieran.
- ¿Lo son? – Pregunto
Alec. – Tráelos, entonces.
La sonrisa de Gwyllion
fue marcada y escalofriante. – Me temo que eso no lo puedo hacer, no hasta que
el Cónsul acepte ir a hablar con mi señora.
Alec miro a Jace a su
lado y a Edrian al otro. Esto era claro, era un intercambio.
Alec dio un paso al
frente. - ¿Estas consiente del hecho de que han secuestrado a tres niños
protegidos por La Clave? Nos han dado el derecho de usar nuestras armas e ir
por ellos.
Gwyllion no titubeo. –
Si es lo que el máximo representante de La Clave quiere, no podemos luchar
contra eso, sin embargo, mi reina solo ha pedido una audiencia. Hablar de los
términos del fin de esta Guerra Fría y hacer lo que a sus comunes intereses
convengan.
- Hablas de una manera
muy diplomática después de haberte llevado a nuestros hijos.
- No lo hicimos, ellos
cruzaron las fronteras por pie propio y ellos pueden volver de la misma manera
si acepta hablar con La Reina.
- Es una trampa. – Dijo
Edrian. – No puede ser de otra manera.
Alec se inclinó hacia
Jace. – No hay otra manera.
- Alec, no. – Murmuro
Jace. – No puedes ir, no puedes confiar en ellos.
- Exacto. No podemos
dejar a nuestros hijos más tiempo con ellos.
- ¿Tienes una idea de
lo que pueden hacerte si vas?
- ¿Tienes una idea de
lo que pueden hacerles si no voy?
Isabelle, Simon y Clary
escuchaban los murmullos de los parabatai frente a ellos, al igual que Magnus
que se encontraba de tras de toda la formación, intentando buscar una solución
a lo que ocurría, engañar a las hadas.
- Si Alec va con
ustedes. – Dijo Clary. - ¿Puedes jurar que estará a salvo?
- Algo mejor. – Dijo
Gwyllion. – Por los jóvenes que están en la tierra hada, les juro que no se le
hará daño a su Cónsul.
- Los niños le da el
poder de cumplir su promesa. – Dijo Magnus con desprecio hacia Gwyllion. – Son
su moneda de cambio para obligarte a ir.
- ¿Hasta cuándo? – Pregunto
Isabelle. – dudando de la validez de esa promesa o de su duración.
- Hasta que todos
regresemos, de lo contrario estarán faltando a su juramento ¿No es así, hada?
- Tiene amplios
conocimientos de las leyes mágicas que nos rigen, Señor Cónsul.
Alec había tomado su
decisión, faltaba ahora ejecutarla a través de toda su familia, a través de
Magnus.
- No, no. – Dijo Jace.
– No puedes hacer esto, no es seguro.
- Mírame a los ojos y
dime que tu no lo harías.
- Es diferente. – Dijo
Jace con voz insegura.
- ¿Por qué? ¿Por qué es
diferente?
Los ojos de Jace
reflejaban el miedo extremo en su corazón, - Porque eres tú, Alec. – Jace tomo
el brazo de su hermano.
Alec tomo su mano. –
Estaré bien, parabatai. Quédate y
espera nuestro regreso.
- Nunca me habías
pedido tanto. – Murmuro Jace dejando ir la mano de Alec.
Magnus miraba sin poder
creer lo que ocurría, realmente Alec se estaba preparando para ir, algo
absurdo, sin sentido y que no permitiría. Miro como Alec se inclinó hacia
Edrian murmurándole algo al oído, Edrian protesto, pero después de que Alec le
tomo del brazo, se miró resignado. Magnus no sabía si dar paso a los celos o al
miedo por lo que Alec pretendía hacer. Observo como tomaba una gran bocanada de
aire preparándose a sí mismo.
- ¡Jace! – dijo Alec
sin apartar la mirada de Gwyllion. – Si no volvemos en una hora tienes el
derecho y mi autorización junto a la del consejo de llamar a las armas, tumbar
las protecciones de las fronteras e ir por nuestros hijos.
Por primera vez hubo, más
que duda, temor en el rostro del guerrero hada. Esto sería entonces una
declaración de guerra directa.
Toda la familia de Alec
se arremolinó a su alrededor para intentar buscar una solución menos peligrosa,
sus argumentos por desgracia eran fuertes, era necesario hacer que sus hijos
volvieran, pensar que como seguro solo tenían la palabra de la Reina era
desgarrador.
Entonces sus miradas se
cruzaron, los oídos de Magnus parecían zumbar por el esfuerzo de pensar, pensar
en cualquier opción excepto dejar ir a Alec. Alec se acercó y se colocó frente
a él.
- No puedo pedirte que
lo aceptes. – Dijo Alec con voz triste. – Pero sé que entiendes que no hay otra
opción.
- No iras. – Dijo
Magnus recuperando su voz. – No dejare que lo hagas.
- Magnus. – Dijo Alec
débilmente. – Lo lamento, en verdad lo siento mucho.
- ¡Basta! ¡deja de
decirlo! no importa, eso no importa ahora… ¡No dejare que hagas esto!
- No te daré opciones.
– Alec se acercó a Magnus y le dio un beso corto. – Espero me perdones.
- ¿Alec?
Todos prestaban toda su
atención a Alec y nadie a Edrian quien con su velocidad de Cazador de Sombras
se colocó detrás de Magnus, en un instante Edrian le golpeo certeramente para
que el brujo cayera inconsciente.
- ¡Por el ángel! –
exclamo Isabelle y se acercó al brujo que descansaba en los brazos de Alec
quien evito que cayera al suelo.
- Lo siento. – Dijo
Alec y beso la frente de Magnus dejando que Isabelle lo acunara sobre sus
rodillas. – Volveré, todo estará bien, volveré. – Murmuraba Alec al brujo inconsciente
a la par que besaba y acariciaba su rostro. – Perdóname. – Le dijo una última
vez antes de alejarse.
*
* * * *
Max abrió los ojos, no
se había dado cuenta de cuando se quedó dormido, así que cuando se despertó
estaba más que alterado.
- ¡Por el ángel! – Dijo
y se incorporo sobre sus codos. - ¿Cuánto tiempo estuve dormido?
- Está bien – Le dijo
Nathan acariciando su rostro para cerciorar su temperatura. – Necesitabas
descansar.
- ¿Qué ha pasado? –
Pregunto Max. - ¿Estas bien? ¿No te han lastimado?
Nathan negó con la
cabeza. – En lo absoluto, la runa que coloco Will me ayudo, nunca me sentí tan
fuerte, fue impresionante.
- Por nada. – Dijo Will
sonriendo.
- ¿En dónde están?
- Se fueron. – Dijo
Nathan. – Sin más, solo se marcharon a mitad del combate.
- Eso no tiene ningún
sentido. – Murmuro Max.
- Debieron darse cuenta
que no podrían contra Nat y decidieron irse. – Dijo Will, pero eso no convenció
a Max.
- Descansa un poco más.
– Le dijo Nathan al brujo tomándole de los hombros para recostarlo. – Nos
espera un largo viaje de regreso. – Miro a Will. – Al menos que nos puedas
hacer volar.
Will rio travieso. –
Puedo intentarlo.
- ¿Es una broma? –
Pregunto Nat.
- Me temo que no. –
Dijo Max – Pero no lo descubriremos. – Max se puso en pie. – Tenemos que volver
ahora.
- ¿Qué pasa? – Pregunto
Will.
- No lo sé. Lo que
hicieron las hadas no tiene sentido y tengo un terrible presentimiento.
- Volver nos tomara una
eternidad. – Dijo Will decaído.
- No si vamos volando.
– respondió Nathan.
- ¿Quieres que lo
intentemos? – Pregunto Will dispuesto a tomar su estela.
- ¡No! – Dijeron al
unísono Max y Nathan.
- No hablaba de eso. –
Explico Nat. – Las caballerizas de Tristán están cerca.
- ¿No crees que se
moleste si tomamos uno de sus caballos?
- No me importa, él
estuvo involucrado en esto, sea lo que sea. Me lo debe.
- Estoy de acuerdo. –
Dijo Will y miraron a Max para que diera una señal de aceptación.
Max no lo pensó mucho,
había algo que estaba haciendo estragos sus nervios, algo terrible estaba
pasando, quizás solo su imaginación, pero no podía ignorarlo. – Hagámoslo. –
Dijo finalmente.
*
* * * *
Había murmullos
alrededor, gente entraba y salía de la habitación, Magnus apenas era
lejanamente consiente de lo que ocurría, su cabeza pulsaba y le pesaban los
ojos. Pero entonces pensó en su ultimo recuerdo, en Gwyllion pidiendo a Alec
que se fuera con él, en Alec haciendo los preparativos para hacerlo y en Alec
despidiéndose. Alec despidiéndose.
Magnus despertó de un
sobresalto, obligando a todo su ser a que lo hiciera tajantemente. Le tomo unos
segundos reconocer el rostro frente a él.
- ¡Max! – Dijo y acerco
a su hijo para abrasarle. – Gracias a dios que estas bien ¿Qué ocurrió? ¿Por
qué hiciste eso, Max Lightwood? ¿Cómo pudiste? ¿Acaso no sabes la angustia que
hemos atravesado?
- Yo… papá.
- ¿Will y Nathan están
bien? ¿Ellos volvieron contigo?
- Si, papá, ellos están
bien.
Magnus tomo de nuevo a
su hijo y lo acerco a su pecho, beso su gran enredo de cabello para respirar
ahí, un poco de paz no era en lo absoluto desagradable, solo para variar.
- Llama a tu padre. –
Dijo Magnus alejando a su hijo. – Quiero verlo y saber que está bien.
Max no soltó las manos
de su padre. – No esta. – Dijo Max con voz rota.
- ¿De qué hablas? ¿No
volvió con ustedes?
- Papá nunca estuvo con
nosotros.
- Pero ese era el
trato. – El corazón de Magnus se había empezado a acelerar. – Volverían los
cuatro si Alec hablaba con Seelie.
- Pero nunca estuvimos
con ellos, nosotros… es decir. Fui en busca de Will y Nat, ellos fueron al
reino hada por Tristán, él le dijo a Nathan que tenía al hermano de Blanco que
se lo entregaría, que…
- ¿Fueron con la Reina?
¿Estuvieron en presencia de ella?
- Nunca. – Dijo Max. –
No la vimos, estuvimos todo el tiempo por nuestra parte.
- Nunca estuvieron con
ellos. – Repitió Magnus en un débil murmullo, dándose cuenta de lo que ocurría,
de cómo habían caído en el engaño de las hadas.
Los
niños les dan el poder de cumplir su promesa. Recordó
sus propias palabras, entonces, si los niños no eran su moneda de cambio, nada
obligaba a las hadas a cumplir su juramento. Magnus llevo ambas manos hacia su
cabeza, podía escuchar la voz de su hijo, pero era como escucharlo en la lejanía,
no podía dejar de pensar en la Reina Seelie, en las historias terribles que le
rodeaban, en las historias que por cuenta propia había vivido y que demostraban
la clase de ser que era, un demonio más que ángel, rencoroso, con sed de
venganza y odio, odio hacia Alec quien ahora estaba a su merced, al otro lado
de las fronteras, lejos y solo ante el poder y las perversiones de la reina.
- Dios mío, no. – Dijo
Magnus antes de comenzar a gritar el nombre de Alec.
Continuara…
@MayGraciel
♥
Lo estuve esperando todo el dia . Como siempre fue magnífico :)
ResponderBorrarSimplemente gracias, por la tensión, la angustia y el gusto de disfrutarla. Te adoro hermosa.
ResponderBorrarUn abrazo.
Pita =3
Muchas gracias 😘
BorrarLa cita es el 12, recuerda 😉
#Voallorar SIMPLEMENTE GRACIAS.
BorrarTe mando un abaaashooo =3
:'v concha no quiero que alec muera ni lo mates may esto es cruel sabes
ResponderBorrarMay no tardes por favor no has dejado casi esperar un mes completo :'v hazlo por Magnus xD el tambien muere de angustia
ResponderBorrarLo he estado esperando todo el día! Dios! Me da algo! No voy a poder con la angustia hasta la nueva actualización! Alec... No quiero que le pase nada, no por favor!
ResponderBorrarMe encanto, como siempre hermoso!
Muchas gracias! :D
Dejame decirte may que como siempre tu capitulo fue magnifico me encanto escribes como las diosas pero me dejaste con ganas de mas, por favor no vayas a matar a mi querido alec porque ahi si me da algo, no lo soportaria, no tardes en actualizar porfis estoy en angustia total mi pobre magnus 😢😢😢😢
ResponderBorrarFue increíble ahora a esperar otra vez
ResponderBorrarAY MAY!!
ResponderBorrarYa no se ni por dónde empezar a desatar mi furia…
Si contigo porque no me avisaste que ya estaba y apenas lo leí y has roto mi corazón por décima vez en esta historia primero dándome esperanzas y después dejándome con más angustia!!
O con Max y Will y Nath!! Porque son tan tontos e irresponsables!!
O con Magnus por ser tan cabezota y hacer todo más difícil con Alec!!
O con el pinshi Alec por ser tan ….. (Sin comentarios)!! Porque carajos no le dice a Magnus que lo ama y que solo quiere estar con él y que lo de Edrian lo hizo por salvarlo y que NO LO AMA, de una buena vez y arreglan todo, solo complica más las cosas y las revuelve!!! YYYY POR QUÉ SE FUE CON LA MUGRE REINA Y NO PIENSAA?!! Por qué es tan.. tan.. ay! Ya mejor ni digo nada!! :’(
May de verdad que no voy a soportar el mes para la actualización! Esto es muy angustioso y desesperante!! Magnus tiene que salvar a Alec!! No puede morir!!!
EN SERIO No puedes tardarteeee en el siguiente capitulo pooooor favooooor!! Y así no organizare un grupo de búsqueda para dar contigo y obligarte a hacerlo!! Jajajajaja
Ok, ok, a pesar de todo es un gran capitulo como siempre!! Y TENGO ESPERANZA QUE MI BUZÓN DE SUGERENCIAS, será escuchado y al menos algo de lo que pedí se haga realidad!
Sabes que te quiero May!! Eres la mejooor!! (bueno no mucho cuando no hay rápida actualización) :)
aaaahhhh lo estuve esperando todo el dia arigato
ResponderBorrary ahora q le pasara a alec que hara magnus que haran todos
pinche reina seelie
wiill hablo con un angel eh guau
mi pobre magnus lo noquearon y para despertar y ver q alec no regreso
tendre q aguantar la intriga de nuevo
Soy solo yo o este capítulo me pareció más corto? Lo leí muy rápido? Estuve muy concentrada que no me di cuenta del tiempo? Bueno no importa :)
ResponderBorrarMe encanto el capítulo!! Gracias May ;)
Pero porfavor no te demores mucho en actualizar, he muerto de angustia en este mes esperando la actualización y se que moriré de angustia esperando el próximo capítulo para saber que va a pasar con Alec y saber como va a actuar magnus para salvar a Alec, OMG no puedo esperar.
Sigue así me encantó este nuevo capítulo.Suerte y que dios te bendiga
Estuve esperando todo este tiempo creyendo que todo iba a estar bien!! Mi corazón!!! Noooo! Aunque me alegra que Will, Max y Nathan esten bien ahora estoy preocupada por Alec!�� No voy a poder esperar tanto! No puedo���� pero gracias por el capitulo, fue hermoso es sus partes Malec y Mathan (asi les digo yo❤) y supongo que no me queda más que esperar
ResponderBorrarMe encantoooooooooo <3
ResponderBorrarMe gusto mucho el secreto de Will y ya quiero ver que pasa con ese asunto, me rompiste el corazón cuando Max se encuentra con Nath pero te perdono por eso, pero todavia no tienes el perdón porque se llevaron a Alec, espero poder dártelo en los próximos capitulos
-Mare
p.d soy la única que quiere a alguien para juntar con Will, ya se que esta pequeño y que no necesita pareja, pero para un futuro ¿no?
No puedo creer que las hadas se llevaran a Alec.
ResponderBorrarMe encantó el cap y espero actualización. También actualiza el de mundo invertido 3, porfis 😙
Temo a lo que la reina pueda hacerle a Alec.
ResponderBorrarHola, hace un tiempo que leo tu historia pero no me había animado a dejarte un comentario sino hasta ahora x'D. ¡Todos tus escritos son hermosos! Pero definitivamente este me tiene comiéndome hasta las uñas de los pies.
ResponderBorrarNo puedo creer que las haas tengan a Alec (Debo agregar que fue muy astuto y estúpido de su parte dejar inconsciente a Magnus jajaja).
Sentí que este capítulo estuvo más corto (Tal vez estoy leyendo más rápido) pero igual estuvo genial.
¡El secreto de Will es asombrosooooo!
Leer este Cap fue de lo más agridulce que he leído en TODA mi laif. Magnus entrando y mirándo a Alec y Edrian, el beso de Alec y Magnus (Seguido por la interrupción de Edrian. PD: ¿ES ENSERIO? x'D), las riñas, el no te dejaré ir.... ¡¡AAAARGH!! Tu me pones de los nervios, te detesto, amo, odio, quiero, quiero pegarte por escribir algo que me pone tan bipolar x'D. Y bueno es eso jejeje.
Gracias por una linda historia que espero continúe porque como lo dejes te persigo y te hago picadillo ♥.
Nah, que va jaja.
Estaré a la espera de la actualización <3!!
Me has hecho el día. Muchas gracias por tu comentario 😍
BorrarWow, algo así me esperaba de Seelie, hacer huir a los chicos para acabar con Alec ¡Tienen que regresar! Si no le va a pasar algo a Alec o peor, puede que sea otra trampa para que rompan la paz fría ¡Eso! Que maldad esa hada, la detesto con todo mi ser. Esoy aquí desde hace dos años y no dejo de odiarlo ya sea aquí o en el libro
ResponderBorrarMay ¿Podrías actualizar el 20? Molaría, ese día cumple un pj que me gusta y seguro a algunos más. ¡Gracias!
¡Perdóname!
BorrarEste mes he prometido la actualización el 12, es cumpleaños de una amiga muy querida. Pero puedo buscar que hacer para ese día ¿Que dices?
Sólo dime a quien debo felicitar 😉
AW... May... No te merezco. Cuidando mi 12 de diciembre, TE AMO =3
BorrarPor favor actualiza pronto, ya es la segunda vez q lo leo y estoy casi tan desesperada como magnus x saber como esta alec u.u
ResponderBorrarMay xq me ases esto.... Por eso no quería leer x miedo a lo que pasara... Y no estaba equivocada.... Como me dijiste quiero matar a la reina seelie
ResponderBorrarAaaaaaaah continúa pronto!!! 😳😳😳😳
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