Guerra fría X - Un Juramento No Hecho

El aire en el reino hada era muy distinto a todo lo que conocía, volar por su cielo era sencillo pero confuso, no había un sol visible que pudiera usar para orientarse, había estrellas que se miraban imposiblemente cerca. Max subió para lograr ocultarse en las nubes, las cuales tenían un extraño color azulado, sin duda, era como estar en un sueño, aun así, los paisajes inverosímiles no le impedían concentrarse en su objetivo.

Mantenía en su puño fuertemente cerrado el brazalete que era de Will pero que siempre mantenía con él. Es obvio. Le había dicho su primo. Si para rastrear necesitas algo de otra persona, ten esto y yo tomare esto. Somos muy listos. Will había intercambiado con él brazaletes para fines de seguridad, nunca creyó que fuera a necesitar de la broma para encontrarlo. Gracias a ese brazalete ahora sabia exactamente hacia dónde dirigirse.

No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado, en verdad se sentía confundido ¿Y si, así como el tiempo, la magia funcionaba de manera diferente en el reino hada? Sacudió su cabeza junto a esos absurdos pensamientos, no necesitaba en lo absoluto rendirse antes de si quiera intentarlo. El problema era que sentía que había volado por una eternidad, su energía estaba debilitándose y tener que caminar en los valles Seelie era la peor idea que pudiera ocurrirse.

Para nada era buena idea, en lo absoluto lo era, por el contrario, el seguir volando con su nivel de energía bajando parecía estar cerca a competir con la primera mala idea. Max mantenía sus manos pegadas a sus costados cuando volaba, le ayudaba a dirigirse y disminuir el uso de energía, seguía pensando en su energía menguada cuando sus brazos se movieron en el aire sin control, como si buscaran algo de que sostenerse, Max estaba a punto de caer.

- No, no. – Repitió el joven brujo mientras su cuerpo comenzaba a caer inevitablemente hacia el suelo que se miraba verde por la infinidad de arboles.

No hizo mucho esfuerzo en evitarlo, se mantuvo tranquilo al caer, preparándose para salvarse a sí mismo, espero el momento adecuado, un par de metros antes de que su cuerpo llegara al suelo, hizo surgir una ola de energía con la suficiente fuerza para mantenerlo en el aire dos segundos y cortar la fuerza del impacto. Max llego al suelo de una manera poco elegante, pero no se partió la cabeza como consecuencia. Se quedó en el piso con su mejilla pegada a la tierra húmeda por unos segundos, intentando recuperar un poco de la energía ya casi inexistente. Presiono el brazalete en su puño cerrado y se puso de pie.

- Te voy a encontrar. – Dijo en voz alta y comenzó a caminar torpemente entre los árboles y arbustos, encontrando en cada uno el apoyo para no llegar al suelo de nuevo. – No dejare que te lastimen.

Max siguió su muy débil y peligroso camino hacia las profundidades del reino Seelie.

* * * * *

La voluntad de Alec estallo en un repentino impulso de proteger, proteger a su hijo. Soltó la mano de Magnus y camino hacia su escritorio.

- Muéstrame. – Dijo y Edrian se acerco al mapa. Le mostro el trayecto que habían recorrido y como Leah les había asegurado que Will y Nathan habían atravesado antes de que ellos llegaran. Magnus escuchaba atentamente la historia que Edrian les contaba, pero no podía perder de vista a Alec y la agonía evidente que ahora atravesaba su cuerpo.

- Cuando hablábamos con ella, Max estaba observándonos desde el cielo. Escucho lo que ella nos decía y no se detuvo, solo voló hacia la frontera. – Explico Edrian. - Jace y yo quisimos alcanzarlo para detenerlo, pero nunca mire algo tan veloz en mi vida, nos dejó atrás en poco tiempo.

Jace apareció como una sombra llegando hasta donde estaba su parabatai mirando las líneas trazadas en el mapa. Ambos compartieron una mirada.

- Bien. – Dijo Alec sin dudar, pero con la angustia surgiendo de todos sus movimientos. Magnus no recordaba la última vez que había mirado esta actitud en Alec, cada vez se preocupaba más por él – Iremos ahí, prepara… - Le dijo a Edrian.

- No podemos ir. – Dijo Jace sorprendiendo a todos. – Si cruzamos las fronteras con un ejército será el fin de La Paz fría, tu mismo lo dijiste.

- ¿Qué pretendes que hagamos? Jace, nuestros hijos están ahí.

- Leah dijo que fue Nathan quien se llevó a Will, estoy seguro que mientras permanezcan juntos estarán bien.

- ¿Cómo puedes confiar en él? – Dijo Alec fríamente. – Después de esto.

- Confió en Nathan, lo conozco, quizás mejor que nadie y sé que nunca lastimaría ni a Will ni a Max.

- Han sido unos meses - Dijo Magnus apartando la mirada de las manos temblorosas de Alec. - ¿Qué tanto puedes conocerlo realmente?

Jace no cambio su postura en lo absoluto. - ¿No necesitaron ustedes menos que ese tiempo para confiar sus vidas el uno en el otro?

Magnus y Alec se miraron. – Pides demasiado. – Dijo Alec, su respiración era fuerte e irregular. – No podemos, no podemos arriesgarnos.

- Te pido que confíes.

Alec negó con la cabeza.

- No confíes en Nat, confía en mí.

Alec le miro casi con la misma intensidad con la que Magnus seguía mirándolo a él. Tallo su rostro con cansancio y resignacion. - ¿Qué quieres que hagamos?

- Ir por ellos, pero manteniendo un perfil bajo.

- Eso será imposible si la Reina nos está esperando. – Dijo Magnus.

- No sabemos si es un truco de Seelie, podría ser una imprudencia infantil de esos dos. Confió en que eso sea.

Alec parecía estar luchando por obtener aire. – Llevaremos diez elementos.

- Son demasiados.

- Jace…

- Cinco, dame cinco elementos.

Alec asintió. – Iré contigo.

- NO – Dijeron a coro Jace y Magnus.

- Si esto es una trampa, te estaremos llevando directamente a ella. – Dijo Jace. – No podemos.

- ¡SI ESTO ES UNA TRAMPA, QUIERO ESTAR AHÍ PARA SALVAR A MI HIJO!

- Podemos hacerlo por ti. – Dijo Edrian.

- Confía. – Pidió Jace en una vez más.

Le tomo varios minutos a Alec renunciar a ir tras Max. – Háganlo. – Ordeno y Edrian salió de la habitación de inmediato.

- En cinco minutos estarán listos. – Anuncio el Nefilim antes de salir.

Jace tomo su teléfono celular para llamar a su esposa y ponerla al tanto de la situación.

Alec volvió al mapa, este tomo su estela para trazar sobre uno de los caminos y por primera vez se dio cuenta que estaba temblando. Intento detener los movimientos involuntarios, pero fue inútil. Su mano finalmente se detuvo, pero solo cuando Magnus la tomo entre las suyas.

- Estará bien. – Le dijo el brujo en un susurro. – Es fuerte.

- Si algo llegara a pasarle…

- Nada le pasara, porque no lo permitirás. - Había demasiada verdad en esas palabras.

Alec enredo sus dedos con los de Magnus. – Tampoco lo permitirás.

Los ojos de Magnus fueron determinados, ambos se llenaron de fuerza, como si compartieran la misma voluntad. - Nunca. – Le dijo el brujo.

Magnus soltó a Alec y busco por debajo de su chaqueta, tomo el cristal azul que colgaba de su cuello y lo quito pasando la cadena por encima de su cabeza.

- Ten esto. – Le dijo y coloco la joya en el cuello de Alec. Le sujeto nuevamente su mano para colocarla contra el cristal. - ¿Lo sientes? – Pregunto Magnus. – Ese es su corazón.

- Esta tranquilo.

- Lo está. – Dijo Magnus con la angustia reflejada en todo su rostro. – Al menos por ahora no debes preocuparte de que esté en peligro. Siente su corazón y tranquiliza un poco el tuyo.

Alec aparto su mirada del cristal para buscar los ojos del brujo. – Gracias. – Le dijo en un murmullo y el corazón de Magnus se comprimió al ver claramente el dolor de Alec.

- Lo traeré de vuelta. – Dijo Magnus cuando Edrian había regresado con dos cazadores de sombras más.

- Lo sé. – Dijo Alec.

Todos en la habitación a excepción de él salieron. Se quedó en su oficina sobre su silla presionando fuertemente el cristal azul en su mano.

* * * * *

- Es hermosa. – Dijo Nathan acariciando el cabello de la pequeña yegua. El animal olfateo la chaqueta de Nathan conociéndolo. – Si. – Le dijo sonriendo. - Tampoco espere conocerte.

- Es chica ¿Cierto? – Pregunto Will acercándose a su primo.

- Si. – Dijo Nathan acariciando la frente de la yegua. – Ven, debes dejar que te olfatee.

- No lo sé. – No le traje un obsequio.

Nathan rio. – Ella puede sentir tus intensiones, créeme, quiere que te acerques.

Will sonrió, se acercó un poco más y levanto su mano tímidamente, no paso mucho tiempo para que la potra por su propia cuenta colocara su cabeza bajo su mano, ansiando que le acariciara. Nathan y Will se miraron para sonreír juntos.

- En verdad es hermosa. – Dijo Will fascinado por su nueva amiga.

Tristán les observaba complacido muy cerca, camino hacia Nathan para entregarle una cuerda brillante. – Debes dejarla volar. – Le dijo y dio un paso atrás.

Nathan la miro por más tiempo, anonadado por la belleza del animal. – Creo que podemos darle un nombre.

- Blanco era blanco, ella es azul, no creo que sea difícil deducir su nombre. – Dijo Will travieso.

Nathan rio y sin separar sus manos de la frente de la yegua se quedó pensando y mirándole un momento antes de encontrar el nombre perfecto. – No es azul. – Dijo el chico. – Es de color celeste.

La sonrisa de Will se agrando. – Celeste. – Repitió en acuerdo con el nombre. – Me gusta.

Nathan guio a la yegua lejos de las caballerizas para que pudiera correr. – Eso es. – Le dijo al verla ansiosa por acelerar su trote. – lo haces bien. – Nathan la guiaba en círculos manteniendo la cuerda firmemente mientras ella corría alrededor. Como si ella le demostrara su alegría con la velocidad de su galope.

- ¡Es hora! – exclamo Tristán al ver como el animal extendía sus alas.

Nathan jalo la rienda suavemente para que ella supiera que quería que se acercara. Quito la soga y susurro al oído del animal. – Ve, Celeste ¡vuela!

Las alas de Celeste se extendieron con fuerza, ella corrió y antes de llegar a la línea de árboles sus patas dejaron el suelo y comenzaron a golpear el aire. Una imagen majestuosa.

Las tres personas en el suelo la vieron correr y relinchar a través de las nubes, la energía de la potra era evidente y su entusiasmo contagioso. - ¿Eso es todo? – Pregunto Will sin quitar su mirada de Celeste. - ¿Ahora podemos llevarla con nosotros?

- Eso no será posible. – Dijo Tristán sin ningún titubeo. – Ella es joven, necesita ser entrenada.

- Pero dijiste que sería de Nathan.

- Lo será cuando sea la hora.

Will odio a Tristán y su pose de hada pretensiosa. Se inclinó hacia su primo. - ¿Dices que es tu amigo?

Nathan rio y sacudió el cabello negro de Will. Nathan estaba contento por haber conocido a Celeste y si Tristán había asegurado que le pertenecía, eso no podía ser de otra manera ya que las hadas no pueden mentir. Lo que le preocupaba a Nathan era la actitud tense de Tristán, evidente para notarlo, pero descabellada como para preguntar. Aun así, Nathan no quiso arriesgarse más.

- Debemos volver. – Anuncio Nathan.

- Tengo un mensaje para ti. – Dijo Tristán y se acercó a Nathan sombríamente. – Alguien quiere que sepas que no te ha olvidado, que aún no es tiempo, pero que no descansara hasta volver a tu lado.

El corazón de Nathan se aceleró. - ¿Quién dijo eso?

- No puedo decirlo, no aún.

- Tristán. – Dijo Nathan. – Cuando fuiste a palacio ¿Con quién hablaste?

Tristán dudo. – Con tu madre.

- ¡Por el ángel! – Dijo Will. – ¡La reina sabe que estamos aquí!

- Fue su idea. – Dijo Nathan y tomo la muñeca de Will. – Tenemos que irnos ¡Ahora!

Nathan desenfundo su espada y Will se colocó a la espalda de su primo cuando escucharon movimiento a través de los arboles ¿Habían llegado por ellos? Sin importar lo que pasara, Nathan nunca dejaría que lastimaran a Will.

- ¡Muéstrate! – Demando Nathan a quien fuera estuviera oculto entre las sombras e hizo brillar su espada.

- ¡Por el ángel! – Exclamaron a coro Nat y Will al ver a Max acercándose a ellos moviéndose de manera poco natural.

Max llego a Nathan y lo tomo ferozmente del cuello de su chaqueta. - ¡¿Qué has hecho?! – exigió. - ¡¿Qué hiciste?!

- No… yo no. – Nathan se quedó sin voz al ver la actitud de Max.

- ¡Cálmate! – Dijo Will acercándose para hacer que Max soltara a Nathan. – No hizo nada malo.

Max aparto a Will haciendo que este callera al suelo sin prestarle ninguna atención. - ¿Dónde está Will? – Reclamo Max creando más presión en el brusco agarre que mantenía hacia Nathan. – ¡Si le han hecho daño nunca te lo perdonare!

Nathan y Will compartieron una mirada al escuchar las palabras sin sentido de Max. Nathan se preocupó. Levanto su mano para tocar la frente de Max. - ¿Cómo llegaste aquí? – Le pregunto alarmado al sentir la piel ardiente de Max. – Tu energía está casi agotada.

- Aun puedo protegerlo ¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué?

- No sabes lo que dices. – Dijo Nathan a cada segundo más alarmado por la mala condición de Max. – Tienes que enfocarte, deja que tu energía vuelva.

- ¡Cállate! ¿Dónde está Will? ¡Dime en donde esta!

Will intento de nueva cuenta que despertara, llamándole y colocándose frente a su vista, Max seguía sin prestarle ninguna atención. – Solo te ve a ti. – Dijo el chico sin poder hacer más.

- ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué? – Murmuraba Max una y otra vez con la mirada perdida.

Nathan tomo el rostro de Max. – Mírame. – pidió – Tienes que despertar. – Le dijo y se inclinó para besarlo.

Will observo como Max cerraba sus ojos al beso unos segundos después, como sus manos dejaban la brusquedad con la que sostenía la chaqueta para ahora rodear a Nathan con sus brazos, como si intentara no caer aferrándose a él.

El beso fue intenso haciendo que Will apartara la mirada, cuando ambos necesitaron aire y se separaron Max abrió sus ojos mirando fijamente a los ojos verdes de Nathan. - ¿Nathan? – Pregunto sinceramente extrañado, como si los minutos pasados nunca hubieran existido.

- Soy yo. – Dijo Nathan sin saber bien que esperar.

- ¿Estas bien? – Pregunto Will y Max le miro finalmente.

Max sonrió débilmente. – Los encontré. – Dijo antes de que su cuerpo se desvaneciera, siendo los brazos de Nathan lo único que evitaran que llegara al suelo.

Nathan y Will gritaban el nombre de Max al verlo inconsciente, pero Max no respondió.

* * * * *

Al despertar lo primero que logro ver fue el amarillo dorado de los ojos de Will, el rostro de su primo cambio de angustia a absoluta alegría frente a él. estaba feliz por verlo despertar.

- ¡Está despertando! – Exclamo mientras Max se levantaba sobre sus codos.

- ¿Qué?… ¿Qué ocurrió? – Pregunto el joven brujo, al ver a su alrededor se dio cuenta de que estaba recostado sobre una montaña de paja acumulada y sobre una manta que hacía de la pastura una cómoda cama. El edificio en el que se encontraba era todo de madera, unas caballerizas sin dudar. - ¿Dónde estamos?

- No estoy seguro. – Dijo Will sencillamente.

Max siguió analizando la habitación y se topó con Nathan parado a la distancia, mirándole fijamente. - ¿Nathan? – Pregunto Max al ver la extraña actitud. - ¿Qué ocurre?

Will se levantó. – Creo que les dejare charlar… iré con Celeste.

Will lanzo una mirada de súplica a Nathan antes de salir, pero ciertamente Nathan se miraba más que herido a causa de Max.

- ¿Estas bien? – Pregunto Max al estar solo con Nathan. - ¿Por qué estas allá?

- No sabía si al despertar pensarías que intentaría lastimarte.

- ¿Que? ¿Por qué pensaría algo así?

- Dímelo tú. ¿Qué fue todo eso? ¿Por qué yo lastimaría a Will?

- No sé de qué estas hablando. – Dijo Max y levanto su mano hacia Nathan. – Nat, ven, acércate por favor.

Nathan no se movió un centímetro. – Primero di algo, dime que estoy equivocado y que confías en mí.

Max no estaba seguro del porqué del reclamo de Nathan, pero sus palabras le hicieron recordar lo dicho por su padre. ¿Si quiera sabes su nombre? Hubo un repentino resentimiento hacia Nathan.

- ¿Por qué no me has dicho tu verdadero nombre? – Soltó Max y Nathan le miro como si le hubiera disparado.

Nathan había pensado en tener esta conversación con Max, eso si su relación dejaba de dar tumbos en lo incierto, si Nathan tomaba la decisión definitiva de convertirse en un cazador de Sombras, ahora esto lo había sobrepasado, sorprendentemente, incluso para él, sabía exactamente qué contestar. - No estoy listo para hacerlo.

Nathan había aprendido a distinguir los diferentes gestos de Max, en ocasiones pensaba que su piel cambiaba en un diferente tono de azul cuando estaba molesto, ahora, ciertamente podía decir que estaba furioso.

- Me reclamas por confianza cuando…

- No, no. – Dijo Nathan exaltado. – Esto no tiene nada que ver contigo, no se trata de que no este listo para decírtelo A Ti, no estoy listo para decírselo a nadie, porque… porque es lo único que me queda del reino Seelie, sabes, tu sabes lo que significa el nombre real para las hadas, renunciar a ese secreto significaría renunciar a mi pueblo, a mi reino. – La últimas palabras sonaron en la voz de Nathan como si esta estuviera rota. – Nathan jugo con sus manos ante de buscar la mirada de Max, no molesto, sino buscando un poco de entendimiento. – No estoy listo para hacerlo. – Repitió débilmente.

- Confió en ti. – Dijo Max rompiendo el silencio que se había asentado entre ellos como un muro. – En verdad lo hago, es solo que…

Nathan noto el cambio drástico en su expresión, uno de completa alarma. - ¿Que? – Pregunto Nathan ansioso. - ¿Qué sucede?

- ¿Cuánto tiempo hemos estado aquí? – Max aparto la manta con la que estaba cubierto y movió sus pies a la horilla de la cama improvisada. – Tenemos… debemos irnos.

Intento ponerse en pie, pero su energía seguía más baja de lo que se imaginó, sus piernas parecían ser de tela ya que no lograron sostenerlo.

- ¿Qué haces? – Dijo Nathan cuando se movió con su velocidad de Cazador para evitar que callera. – Por favor no intentes nada, tu energía está muy baja aún. – Nathan le devolvió a la cama con mucho cuidado, sus ojos verdes reflejaban la preocupación de su corazón. – Si algo llegara a pasarte, yo…

- Nathan. – le llamo Max con ansiedad. – Los han hecho venir aquí, esto es una trampa, tenemos que irnos.

Nathan movió la cabeza. – No, tranquilo. Pensé lo mismo, pero nadie ha venido a buscarnos, si esto fuera una trampa, mi madre hubiera ya enviado por nosotros o…

Nathan y Max giraron sus cabezas hacia las enormes puertas de madera, Will había entrado ruidosamente y detrás de él cerro las grandes entradas con un gran madero que atravesó entre ambas abrazaderas para evitar que nada entrara. El niño miro a sus primos muy juntos. – Me alegra que hayan arreglado su malentendido. – Les dijo y las puertas se sacudieron en sus espaldas, haciendo que el joven Cazador se moviera bruscamente. – Hm… Tenemos compañía.

* * * * *

Ciertamente Jace estaba sorprendido por la habilidad de Magnus al montar, pensar en él y sus movimientos gráciles era difícil asociarlo con cualquier actividad que no estuviera dotada de majestuosidad o gracia. Ahora el brujo cabalgaba a toda velocidad sin ningún esfuerzo al mismo ritmo que todos los Cazadores de Sombras que habían sido elegidos para ir en busca de los jóvenes.

Edrian comandaba la misión y su caballo iba delante de todos, entraron a la parte más difícil del bosque, un pantano desagradable que les hizo detener el paso un poco. Edrian salto de su caballo y corto lianas que colgaban de dos árboles que parecían estar resguardando una entrada, era una entrada al reino hada, el mismo que había utilizado para entrar la última vez.

Estiro su mano, pero nada paso, la puerta estaba cerrada. – No lo entiendo. – Dijo Edrian. – La última vez todo fue normal.

- ¿Habrá alguna otra entrada? – Pregunto Jace.

- La hay. – Dijo Edrian. – Pero no podemos asegurar que…

- No esta cerrada como esta. – Dijo Magnus bajando de su caballo para verificar la entrada. – Es inútil, no hay un rastro de magia aquí.

- Es una entrada. – Aseguro indignado Edrian. – Encontrare la manera de…

- ¿Y ahora es cuando decides ser completamente inútil? – Exigió Magnus con voz furiosa.

Edrian definitivamente no estaba en condiciones de tolerar ningún reproche y mucho menos de Magnus Bane. El Cazador se acercó al brujo con su mano empuñada y dispuesto a golpearle.

Magnus curvo su boca en una sonrisa y basto con levantar dos de sus dedos para que Edrian y sus intenciones se quedaran congeladas a mitad de camino. Los Cazadores que les acompañaban, incluidos Jace se quedaron sorprendidos e inmóviles, claramente estos dos habían encontrado la situación, lejos de Alec, para poner en orden ciertos asuntos. Edrian permaneció inmóvil, luchando inútilmente contra la magia de Magnus.

- ¿En verdad no te das cuenta? – Pregunto el brujo con ironía. – Nunca tuviste el poder de entrar y salir del reino hada, siempre fuiste manipulado por Seelie.

- Voy a… - Dijo Edrian aun sin poder moverse. – Eres un…

Magnus le dejo y este cayó al suelo agotado por el esfuerzo de luchar contra la magia.

- Seelie es más inteligente que cualquiera de nosotros. – Dijo Magnus mirando a Jace y los Cazadores.

- ¿Estás diciendo que debemos rendirnos?

- En lo absoluto. – Dijo Magnus. – Tenemos que actuar ahora más que nunca. – Magnus subió de nuevo a su caballo. – abriremos nuestra propia puerta. Necesito ingredientes y hechizos que tengo en casa. – Magnus miro a Edrian en el suelo. – Avisa al Cónsul para que nos vea ahí ¿Podrás hacer eso, Cazador de Sombras?

Magnus se alejó rápidamente.

- Iré con Magnus. – Anuncio Jace. – Vallan al Gard y alisten un armamento, háganlo rápido. – Dijo mientras se alejaba a toda velocidad. – No debemos perder tiempo.

Ambos caballos cabalgaron sin descanso y a gran velocidad por el bosque.

* * * * *

- ¡Rápido! – Dijo Nathan tomando la mano de Max. – Toma mi mano ¡Toma de mi energía!

- No – Dijo Max.

- No hagas esto, tenemos que salir y no puedes ponerte en pie.

- Es por eso que necesitas toda tu energía. – Le dijo Max, sus ojos sin mostrar testarudez, estaba siendo sincero, presiono con mas fuerza la mano de Nathan. – Tienes que ayudarnos a salir.

Will se había alejado de la puerta a punto de ser derrumbada para acercarse a ellos. – Yo lo ayudare. – Le dijo a Nat. – Tu debes cubrirnos las espaldas y darnos tiempo, eres el más fuerte y quien entiende mejor a las hadas.

- Solo podemos confiar en ti para que nos ayudes a regresar. – Dijo Max.

Nathan no protesto más. – Ustedes se quedan aquí y en cuanto haya una oportunidad correrán al bosque para que no los vean.

- No, no. No vamos a abandonarte. – dijo Max.

- ¿Tienes alguna otra idea? – Pregunto Nathan. – sería bueno que la dijeras. – El ruido de la puerta era cada vez más fuerte, la madera crujía a punto de ceder.

- Se nos… se nos ocurrirá algo, algo más.

- ¡No hay tiempo, Max! – Dijo Nathan señalando a la puerta. – Harán lo que les digo.

- Pero, pero ¿Cómo nos encontraras? – Pregunto Max con voz temblorosa, aferrado a la chaqueta de Nathan, no podía, no quería soltarlo.

- Sé cómo. – Dijo Will y de su tobillo saco una estela. – Esto te ayudara.

Will tomo la mano de Nathan quien aun no reaccionaba por la sorpresa de ver a Will con una estela, Will era joven para ser marcado y mucho más joven para marcar a alguien más.

Nathan aparto su mano. – Will, nunca he sido marcado, no creo que debamos arriesgarnos ahora.

Will sonrió. – No nos estamos arriesgando. – Aseguro y comenzó a trazar en la palma de la mano de Nathan, Nathan había mirado gestos en los Cazadores de Sombras al ser marcados, un rastro de dolor a una quemadura que pasa rápido, pero la marca que Will estaba trazando no le provoco ningún dolor, no sentía nada en lo absoluto. Miro a Max y este le dijo que confiara en Will.

Fue hasta que Will levanto la cabeza de su dibujo que lo sintió, era como si un lazo entre ambos se hubiera formado. – Ahora sabrás en donde estamos todo el tiempo. – Dijo Will y miro la piel de Nathan. – esto también ayudara. – Will trazo de nueva cuenta ahora en el antebrazo de su primo. Cuando termino cubrió la marca con la chaqueta de Nathan. – No se las muestres a nadie ¿De acuerdo?

- ¿Qué son? – Pregunto Nathan sorprendido. – Estas runas no existen, no…

- Es un secreto. – Dijo Will ayudando a Max a levantarse.

Nathan se puso de pie y comenzó a caminar, lo que sea que Will haya hecho le había ayudado, se sentía el doble de fuerte y el doble de rápido. - ¿Saben? – Dijo caminando a largos pasos hacia la puerta sin ninguna duda. – Deberían elegir mejor los momentos en las que dicen sus secretos, ese tipo de bombas interrumpen la concentración.

La puerta se abrió violentamente haciendo caer esquirlas de madera por todas partes, hubo un guerrero hada que se colocó frente a Nathan, pero Nathan lo esquivo y de un golpe en su cabeza hizo que perdiera el conocimiento.

- ¡Conocen el plan! – Grito Nathan al salir directo a la batalla que le esperaba fuera.

Will guardo de nuevo la estela en su tobillo.

- ¿Qué le hiciste? – Pregunto Max débilmente sosteniéndose de él.

- Más fuerza, más velocidad y un toque de arrogancia. – A pesar de la precaria situación, Max no pudo evitar reír. – Tranquilo, estará bien.

Ambos chicos se acercaron a la puerta y lograron ver las increíbles habilidades de Nathan para combatir, Max no se había dado cuenta del avance tan impresionante de Nathan con la espada.

- Pelea igual a tío Jace.

- Es su maestro. – Dijo Will sencillamente sosteniendo con mas fuerza el brazo de Max alrededor de su cuello. – Lo está haciendo muy bien, ahora debemos irnos.

- Will. No. No.

- Es el plan y si nos quedamos y nos descubren solo le estorbaremos. – Will uso toda su fuerza para prácticamente arrastrar a Max consigo y entrar al bosque en donde ambos se ocultarían.

Después de entrar más allá de la línea de árboles, Will coloco al agotado Max en el piso para que recargara su espalda en el tronco de un enorme árbol. El ruido de la batalla había quedado muy atrás.

- Quisiera saber cómo esta. – Dijo Max sin aliento.

Will tomo de nuevo su estela y trazo sobre la palma de su mano la runa que había trazado en la de Nathan. Al terminar cerro los ojos y dejo que las imágenes llegaran a él. – Esta bien. – Le aseguro a Max aun con los ojos cerrados. – Esta luchando con cuatro Guerreros, pero los mantiene a raya - ¡Wow! Es impresionante. – Will estaba muy emocionado y tomo la mano de Max. - ¿Quieres ver? – Coloco la palma de Max pegada a la suya e hizo que las imágenes llegaran al brujo a través de la runa. - ¿Lo ves? No debes preocuparte.

Max soltó la mano de su primo cuando había confirmado lo que este le decía sobre la batalla. No pudo evitar sentirse preocupado ahora también por William.

- Tu poder. – Dijo en voz baja. – cada vez es más…

- ¿Raro?

- Fuerte. – Dijo Max. – Creo que ha llegado el tiempo de que…

- No. – Dijo Will y movió la cabeza. – Recuerda que por esa razón mi madre oculto su habilidad de la Clave. No quiero que nadie lo sepa.

- Pero tu madre esa bien, no tuvo que ocultar nada y está bien. Y mi padre es el Cónsul, nunca dejaría que te usaran.

- Tu padre tiene suficientes problemas como para que le de uno más.

Max estiro su mano para acariciar el cabello negro de su mejor amigo. – Nunca serias un problema, mi padre te ama y daría su vida antes que dejar que cualquier cosa te pasara.

- Nadie tiene que dar la vida, Max. Puede seguir siendo nuestro secreto, lo prometiste.

- Y te reafirmo mi promesa, no lo sabrán por mí, nunca. Pero si algo sale mal y no pudiera ayudarte. No podría soportarlo.

Will rio sorprendiendo al angustiado Max. – Nada malo pasara.

- ¿Cómo lo sabes? – Reclamo Max.

- Tu sabes por qué lo sé. – Dijo Will y con un movimiento de su mano, la runa en su palma desapareció. – El ángel me lo dijo.




* * * * *

Cada miembro de la familia Lightwood, Herondale y Lovelace se encontraba en la residencia de Magnus y Alec, en donde habían pasado su vida los últimos dos años, en Alicante, desde que Alec había aceptado ser Cónsul.

El látigo de Isabelle atravesó la habitación con un ruido estruendoso. – Si esa perra se atreve a tocar uno solo de los cabellos de esos tres niños, deseara nunca haber nacido.

Clary miro a su ahora hermana y deseo poder tener la determinación que ella demostraba, pero el mundo de Clary estaba cayendo en pedazos por el miedo de no saber que ocurría con Will, Max y Nathan, Nathan quien había llegado a sus vidas hace tan poco y que ahora temía perder.

Clary se aferró a su hija para buscar tranquilidad en su olor. Jace estaba en el estudio junto a Simon y Magnus, ayudándole a terminar su encantamiento y poder atravesar la frontera. No podía interrumpirle y dejar que viera lo terriblemente angustiada que estaba, sin importar el tiempo o el entrenamiento que haya obtenido, supo que nunca lograría ser como una Cazadora de Sombras, no como lo era Isabelle, Jace o Alec.

- Esto es una pesadilla. – Dijo Clary e Isabelle noto lo que le ocurría.

La mujer hizo que su látigo se enredara en su mano para acercarse a Clary. – No debes preocuparte, ellos están juntos y cuando lo están son fuertes.

- Will. Will es pequeño, apenas inicio su entrenamiento y…

- Estará bien, tu hijo es más fuerte de lo que crees. – Isabelle movió el cabello de Clary por detrás de su oreja. – Tal y como lo eres tú, Clary. No te rindas. Te necesito.

Clary sujeto la mano de Isabelle y ambas se quedaron muy juntas esperando, aferrándose la una de la otra y dándose la fuerza que necesitaban.

* * * * *

Alec bajo de su caballo y entro a grandes zancadas a la casa que antes compartía con Magnus, atravesó la sala y entro directamente al estudio, Edrian estaba detrás de él.

- ¿Es verdad? – Pregunto Alec acercándose al escritorio en donde estaba Magnus trabajando. - ¿Puedes atravesar las fronteras?

- Lo intento. – Dijo Magnus. – Pero necesito estas cosas. – Magnus dio una lista a Jace. - ¿Puedes ayudarme?

Jace no lo dudo y salió de la habitación.

Magnus miro como Alec mantenía inconscientemente sujeto fuertemente el cristal azul con una de sus manos. También miro a Edrian, como siempre, pegado a su espalda.

- Este es el lugar entre mundos con mayor tráfico de magia. – Dijo Magnus entregando un papel a Alec. – Quizás quieras que tu vasallo prepare un grupo que nos espere ahí.

Los puños de Edrian se apretaron a sus costados. El rostro de Alec se tornó en uno de molestia por el comentario de Magnus, pero solo se limitó a dar la información a Edrian. Edrian le miro pasmado, preparar un escuadrón significaba terminar con la paz fría y atacar el reino Seelie.

- Es solo por si acaso. – Dijo Alec al leer los pensamientos de Edrian por su expresión.

Edrian asintió obedeciendo y salió. Simon lo siguió para ir a hablar con Isabelle y Clary.

- ¿Es necesario que seas un idiota con él? – Pregunto Alec, no enojado, si sorprendiendo a Magnus.

- ¿En verdad vas a defenderlo?

- Comprendo que estés enojado, pero no es justo que te desquites con el menos culpable.

Magnus rio con ironía. – El menos culpable. – Repitió. - Tienes razón, eres tú el que está enamorado de él.

- No pongas palabras en mi boca, Magnus.

- Tal vez por ahora debas mantener tu boca sin palabras, Alexander.

Hubo una sensación de rabia contra Magnus, pero aún más profunda por sí mismo, no entendía porque ahora que más lo necesitaba, Magnus no podía ver lo que intentaba decirle.

- Escucha… - Dijo, pero fue todo, la puerta del despecha se abrió interrumpiéndolo.

– Vengan rápido. – Dijo Jace con semblante de hierro. – Tenemos visitas.

Alec salió de inmediato, Magnus por el contrario se quedó a terminar lo que estaba haciendo, fue más para calmarse de la rabia que por el momento sentía, su concentración duro muy poco, escucho el ruido incomparable de caballos golpeando el aire. Hadas, pensó y salió de inmediato.

La noche había llegado. La luna estaba en lo alto de un color amarillo deslumbrante, era una noche llena de magia y en la que todo podía pasar. Magnus pensaba en Max que seguia en el reino hada y en lo mucho que quería que regresara. Al llegar a la puerta pudo ver a toda la familia reunida, todos ellos armados y luciendo furiosos. Alec estaba al frente.

Gwyllion, la mano derecha de la reina, bajo de su temible caballo negro. – Mi señora manda sus saludos cordiales. – Dijo con gracia y burla.

Alec puso una de sus manos sobre una daga en su cinturón. – Expón tus demandas, Caballero. – Dijo Alec sin rodeos.

Gwyllion rio. – No son demandas, es una petición.

- Habla. – Dijo Jace a lado de Alec.

- Su majestad pide una audiencia con su joven Cónsul.

- ¿Entonces nos devolverán a Will, Max y Nathan? – Dijo Clary.

- ¿Devolver? Pero si ellos son libres de volver cuando ellos lo quieran.

- ¿Lo son? – Pregunto Alec. – Tráelos, entonces.

La sonrisa de Gwyllion fue marcada y escalofriante. – Me temo que eso no lo puedo hacer, no hasta que el Cónsul acepte ir a hablar con mi señora.

Alec miro a Jace a su lado y a Edrian al otro. Esto era claro, era un intercambio.

Alec dio un paso al frente. - ¿Estas consiente del hecho de que han secuestrado a tres niños protegidos por La Clave? Nos han dado el derecho de usar nuestras armas e ir por ellos.

Gwyllion no titubeo. – Si es lo que el máximo representante de La Clave quiere, no podemos luchar contra eso, sin embargo, mi reina solo ha pedido una audiencia. Hablar de los términos del fin de esta Guerra Fría y hacer lo que a sus comunes intereses convengan.

- Hablas de una manera muy diplomática después de haberte llevado a nuestros hijos.

- No lo hicimos, ellos cruzaron las fronteras por pie propio y ellos pueden volver de la misma manera si acepta hablar con La Reina.

- Es una trampa. – Dijo Edrian. – No puede ser de otra manera.

Alec se inclinó hacia Jace. – No hay otra manera.

- Alec, no. – Murmuro Jace. – No puedes ir, no puedes confiar en ellos.

- Exacto. No podemos dejar a nuestros hijos más tiempo con ellos.

- ¿Tienes una idea de lo que pueden hacerte si vas?

- ¿Tienes una idea de lo que pueden hacerles si no voy?

Isabelle, Simon y Clary escuchaban los murmullos de los parabatai frente a ellos, al igual que Magnus que se encontraba de tras de toda la formación, intentando buscar una solución a lo que ocurría, engañar a las hadas.

- Si Alec va con ustedes. – Dijo Clary. - ¿Puedes jurar que estará a salvo?

- Algo mejor. – Dijo Gwyllion. – Por los jóvenes que están en la tierra hada, les juro que no se le hará daño a su Cónsul.

- Los niños le da el poder de cumplir su promesa. – Dijo Magnus con desprecio hacia Gwyllion. – Son su moneda de cambio para obligarte a ir.

- ¿Hasta cuándo? – Pregunto Isabelle. – dudando de la validez de esa promesa o de su duración.

- Hasta que todos regresemos, de lo contrario estarán faltando a su juramento ¿No es así, hada?

- Tiene amplios conocimientos de las leyes mágicas que nos rigen, Señor Cónsul.

Alec había tomado su decisión, faltaba ahora ejecutarla a través de toda su familia, a través de Magnus.

- No, no. – Dijo Jace. – No puedes hacer esto, no es seguro.

- Mírame a los ojos y dime que tu no lo harías.

- Es diferente. – Dijo Jace con voz insegura.

- ¿Por qué? ¿Por qué es diferente?

Los ojos de Jace reflejaban el miedo extremo en su corazón, - Porque eres tú, Alec. – Jace tomo el brazo de su hermano.

Alec tomo su mano. – Estaré bien, parabatai. Quédate y espera nuestro regreso.

- Nunca me habías pedido tanto. – Murmuro Jace dejando ir la mano de Alec.

Magnus miraba sin poder creer lo que ocurría, realmente Alec se estaba preparando para ir, algo absurdo, sin sentido y que no permitiría. Miro como Alec se inclinó hacia Edrian murmurándole algo al oído, Edrian protesto, pero después de que Alec le tomo del brazo, se miró resignado. Magnus no sabía si dar paso a los celos o al miedo por lo que Alec pretendía hacer. Observo como tomaba una gran bocanada de aire preparándose a sí mismo.

- ¡Jace! – dijo Alec sin apartar la mirada de Gwyllion. – Si no volvemos en una hora tienes el derecho y mi autorización junto a la del consejo de llamar a las armas, tumbar las protecciones de las fronteras e ir por nuestros hijos.

Por primera vez hubo, más que duda, temor en el rostro del guerrero hada. Esto sería entonces una declaración de guerra directa.

Toda la familia de Alec se arremolinó a su alrededor para intentar buscar una solución menos peligrosa, sus argumentos por desgracia eran fuertes, era necesario hacer que sus hijos volvieran, pensar que como seguro solo tenían la palabra de la Reina era desgarrador.

Entonces sus miradas se cruzaron, los oídos de Magnus parecían zumbar por el esfuerzo de pensar, pensar en cualquier opción excepto dejar ir a Alec. Alec se acercó y se colocó frente a él.

- No puedo pedirte que lo aceptes. – Dijo Alec con voz triste. – Pero sé que entiendes que no hay otra opción.

- No iras. – Dijo Magnus recuperando su voz. – No dejare que lo hagas.

- Magnus. – Dijo Alec débilmente. – Lo lamento, en verdad lo siento mucho.

- ¡Basta! ¡deja de decirlo! no importa, eso no importa ahora… ¡No dejare que hagas esto!

- No te daré opciones. – Alec se acercó a Magnus y le dio un beso corto. – Espero me perdones.

- ¿Alec?

Todos prestaban toda su atención a Alec y nadie a Edrian quien con su velocidad de Cazador de Sombras se colocó detrás de Magnus, en un instante Edrian le golpeo certeramente para que el brujo cayera inconsciente.

- ¡Por el ángel! – exclamo Isabelle y se acercó al brujo que descansaba en los brazos de Alec quien evito que cayera al suelo.

- Lo siento. – Dijo Alec y beso la frente de Magnus dejando que Isabelle lo acunara sobre sus rodillas. – Volveré, todo estará bien, volveré. – Murmuraba Alec al brujo inconsciente a la par que besaba y acariciaba su rostro. – Perdóname. – Le dijo una última vez antes de alejarse.


* * * * *

Max abrió los ojos, no se había dado cuenta de cuando se quedó dormido, así que cuando se despertó estaba más que alterado.

- ¡Por el ángel! – Dijo y se incorporo sobre sus codos. - ¿Cuánto tiempo estuve dormido?

- Está bien – Le dijo Nathan acariciando su rostro para cerciorar su temperatura. – Necesitabas descansar.

- ¿Qué ha pasado? – Pregunto Max. - ¿Estas bien? ¿No te han lastimado?

Nathan negó con la cabeza. – En lo absoluto, la runa que coloco Will me ayudo, nunca me sentí tan fuerte, fue impresionante.

- Por nada. – Dijo Will sonriendo.

- ¿En dónde están?

- Se fueron. – Dijo Nathan. – Sin más, solo se marcharon a mitad del combate.

- Eso no tiene ningún sentido. – Murmuro Max.

- Debieron darse cuenta que no podrían contra Nat y decidieron irse. – Dijo Will, pero eso no convenció a Max.

- Descansa un poco más. – Le dijo Nathan al brujo tomándole de los hombros para recostarlo. – Nos espera un largo viaje de regreso. – Miro a Will. – Al menos que nos puedas hacer volar.

Will rio travieso. – Puedo intentarlo.

- ¿Es una broma? – Pregunto Nat.

- Me temo que no. – Dijo Max – Pero no lo descubriremos. – Max se puso en pie. – Tenemos que volver ahora.

- ¿Qué pasa? – Pregunto Will.

- No lo sé. Lo que hicieron las hadas no tiene sentido y tengo un terrible presentimiento.

- Volver nos tomara una eternidad. – Dijo Will decaído.

- No si vamos volando. – respondió Nathan.

- ¿Quieres que lo intentemos? – Pregunto Will dispuesto a tomar su estela.

- ¡No! – Dijeron al unísono Max y Nathan.

- No hablaba de eso. – Explico Nat. – Las caballerizas de Tristán están cerca.

- ¿No crees que se moleste si tomamos uno de sus caballos?

- No me importa, él estuvo involucrado en esto, sea lo que sea. Me lo debe.

- Estoy de acuerdo. – Dijo Will y miraron a Max para que diera una señal de aceptación.

Max no lo pensó mucho, había algo que estaba haciendo estragos sus nervios, algo terrible estaba pasando, quizás solo su imaginación, pero no podía ignorarlo. – Hagámoslo. – Dijo finalmente.

* * * * *

Había murmullos alrededor, gente entraba y salía de la habitación, Magnus apenas era lejanamente consiente de lo que ocurría, su cabeza pulsaba y le pesaban los ojos. Pero entonces pensó en su ultimo recuerdo, en Gwyllion pidiendo a Alec que se fuera con él, en Alec haciendo los preparativos para hacerlo y en Alec despidiéndose. Alec despidiéndose.

Magnus despertó de un sobresalto, obligando a todo su ser a que lo hiciera tajantemente. Le tomo unos segundos reconocer el rostro frente a él.

- ¡Max! – Dijo y acerco a su hijo para abrasarle. – Gracias a dios que estas bien ¿Qué ocurrió? ¿Por qué hiciste eso, Max Lightwood? ¿Cómo pudiste? ¿Acaso no sabes la angustia que hemos atravesado?

- Yo… papá.

- ¿Will y Nathan están bien? ¿Ellos volvieron contigo?

- Si, papá, ellos están bien.

Magnus tomo de nuevo a su hijo y lo acerco a su pecho, beso su gran enredo de cabello para respirar ahí, un poco de paz no era en lo absoluto desagradable, solo para variar.

- Llama a tu padre. – Dijo Magnus alejando a su hijo. – Quiero verlo y saber que está bien.

Max no soltó las manos de su padre. – No esta. – Dijo Max con voz rota.

- ¿De qué hablas? ¿No volvió con ustedes?

- Papá nunca estuvo con nosotros.

- Pero ese era el trato. – El corazón de Magnus se había empezado a acelerar. – Volverían los cuatro si Alec hablaba con Seelie.

- Pero nunca estuvimos con ellos, nosotros… es decir. Fui en busca de Will y Nat, ellos fueron al reino hada por Tristán, él le dijo a Nathan que tenía al hermano de Blanco que se lo entregaría, que…

- ¿Fueron con la Reina? ¿Estuvieron en presencia de ella?

- Nunca. – Dijo Max. – No la vimos, estuvimos todo el tiempo por nuestra parte.

- Nunca estuvieron con ellos. – Repitió Magnus en un débil murmullo, dándose cuenta de lo que ocurría, de cómo habían caído en el engaño de las hadas.

Los niños les dan el poder de cumplir su promesa. Recordó sus propias palabras, entonces, si los niños no eran su moneda de cambio, nada obligaba a las hadas a cumplir su juramento. Magnus llevo ambas manos hacia su cabeza, podía escuchar la voz de su hijo, pero era como escucharlo en la lejanía, no podía dejar de pensar en la Reina Seelie, en las historias terribles que le rodeaban, en las historias que por cuenta propia había vivido y que demostraban la clase de ser que era, un demonio más que ángel, rencoroso, con sed de venganza y odio, odio hacia Alec quien ahora estaba a su merced, al otro lado de las fronteras, lejos y solo ante el poder y las perversiones de la reina.

- Dios mío, no. – Dijo Magnus antes de comenzar a gritar el nombre de Alec.


Continuara…


@MayGraciel

Comentarios

  1. Lo estuve esperando todo el dia . Como siempre fue magnífico :)

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  2. Simplemente gracias, por la tensión, la angustia y el gusto de disfrutarla. Te adoro hermosa.

    Un abrazo.

    Pita =3

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  3. :'v concha no quiero que alec muera ni lo mates may esto es cruel sabes

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  4. May no tardes por favor no has dejado casi esperar un mes completo :'v hazlo por Magnus xD el tambien muere de angustia

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  5. Lo he estado esperando todo el día! Dios! Me da algo! No voy a poder con la angustia hasta la nueva actualización! Alec... No quiero que le pase nada, no por favor!
    Me encanto, como siempre hermoso!
    Muchas gracias! :D

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  6. Dejame decirte may que como siempre tu capitulo fue magnifico me encanto escribes como las diosas pero me dejaste con ganas de mas, por favor no vayas a matar a mi querido alec porque ahi si me da algo, no lo soportaria, no tardes en actualizar porfis estoy en angustia total mi pobre magnus 😢😢😢😢

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  7. Fue increíble ahora a esperar otra vez

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  8. AY MAY!!
    Ya no se ni por dónde empezar a desatar mi furia…
    Si contigo porque no me avisaste que ya estaba y apenas lo leí y has roto mi corazón por décima vez en esta historia primero dándome esperanzas y después dejándome con más angustia!!
    O con Max y Will y Nath!! Porque son tan tontos e irresponsables!!
    O con Magnus por ser tan cabezota y hacer todo más difícil con Alec!!
    O con el pinshi Alec por ser tan ….. (Sin comentarios)!! Porque carajos no le dice a Magnus que lo ama y que solo quiere estar con él y que lo de Edrian lo hizo por salvarlo y que NO LO AMA, de una buena vez y arreglan todo, solo complica más las cosas y las revuelve!!! YYYY POR QUÉ SE FUE CON LA MUGRE REINA Y NO PIENSAA?!! Por qué es tan.. tan.. ay! Ya mejor ni digo nada!! :’(
    May de verdad que no voy a soportar el mes para la actualización! Esto es muy angustioso y desesperante!! Magnus tiene que salvar a Alec!! No puede morir!!!
    EN SERIO No puedes tardarteeee en el siguiente capitulo pooooor favooooor!! Y así no organizare un grupo de búsqueda para dar contigo y obligarte a hacerlo!! Jajajajaja
    Ok, ok, a pesar de todo es un gran capitulo como siempre!! Y TENGO ESPERANZA QUE MI BUZÓN DE SUGERENCIAS, será escuchado y al menos algo de lo que pedí se haga realidad!
    Sabes que te quiero May!! Eres la mejooor!! (bueno no mucho cuando no hay rápida actualización) :)

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  9. aaaahhhh lo estuve esperando todo el dia arigato
    y ahora q le pasara a alec que hara magnus que haran todos
    pinche reina seelie
    wiill hablo con un angel eh guau
    mi pobre magnus lo noquearon y para despertar y ver q alec no regreso
    tendre q aguantar la intriga de nuevo

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  10. Soy solo yo o este capítulo me pareció más corto? Lo leí muy rápido? Estuve muy concentrada que no me di cuenta del tiempo? Bueno no importa :)

    Me encanto el capítulo!! Gracias May ;)

    Pero porfavor no te demores mucho en actualizar, he muerto de angustia en este mes esperando la actualización y se que moriré de angustia esperando el próximo capítulo para saber que va a pasar con Alec y saber como va a actuar magnus para salvar a Alec, OMG no puedo esperar.

    Sigue así me encantó este nuevo capítulo.Suerte y que dios te bendiga

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  11. Estuve esperando todo este tiempo creyendo que todo iba a estar bien!! Mi corazón!!! Noooo! Aunque me alegra que Will, Max y Nathan esten bien ahora estoy preocupada por Alec!�� No voy a poder esperar tanto! No puedo���� pero gracias por el capitulo, fue hermoso es sus partes Malec y Mathan (asi les digo yo❤) y supongo que no me queda más que esperar

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  12. Me encantoooooooooo <3
    Me gusto mucho el secreto de Will y ya quiero ver que pasa con ese asunto, me rompiste el corazón cuando Max se encuentra con Nath pero te perdono por eso, pero todavia no tienes el perdón porque se llevaron a Alec, espero poder dártelo en los próximos capitulos

    -Mare



    p.d soy la única que quiere a alguien para juntar con Will, ya se que esta pequeño y que no necesita pareja, pero para un futuro ¿no?

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  13. No puedo creer que las hadas se llevaran a Alec.
    Me encantó el cap y espero actualización. También actualiza el de mundo invertido 3, porfis 😙

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  14. Temo a lo que la reina pueda hacerle a Alec.

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  15. Hola, hace un tiempo que leo tu historia pero no me había animado a dejarte un comentario sino hasta ahora x'D. ¡Todos tus escritos son hermosos! Pero definitivamente este me tiene comiéndome hasta las uñas de los pies.
    No puedo creer que las haas tengan a Alec (Debo agregar que fue muy astuto y estúpido de su parte dejar inconsciente a Magnus jajaja).
    Sentí que este capítulo estuvo más corto (Tal vez estoy leyendo más rápido) pero igual estuvo genial.
    ¡El secreto de Will es asombrosooooo!
    Leer este Cap fue de lo más agridulce que he leído en TODA mi laif. Magnus entrando y mirándo a Alec y Edrian, el beso de Alec y Magnus (Seguido por la interrupción de Edrian. PD: ¿ES ENSERIO? x'D), las riñas, el no te dejaré ir.... ¡¡AAAARGH!! Tu me pones de los nervios, te detesto, amo, odio, quiero, quiero pegarte por escribir algo que me pone tan bipolar x'D. Y bueno es eso jejeje.
    Gracias por una linda historia que espero continúe porque como lo dejes te persigo y te hago picadillo ♥.
    Nah, que va jaja.
    Estaré a la espera de la actualización <3!!

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  16. Wow, algo así me esperaba de Seelie, hacer huir a los chicos para acabar con Alec ¡Tienen que regresar! Si no le va a pasar algo a Alec o peor, puede que sea otra trampa para que rompan la paz fría ¡Eso! Que maldad esa hada, la detesto con todo mi ser. Esoy aquí desde hace dos años y no dejo de odiarlo ya sea aquí o en el libro

    May ¿Podrías actualizar el 20? Molaría, ese día cumple un pj que me gusta y seguro a algunos más. ¡Gracias!

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    1. ¡Perdóname!

      Este mes he prometido la actualización el 12, es cumpleaños de una amiga muy querida. Pero puedo buscar que hacer para ese día ¿Que dices?

      Sólo dime a quien debo felicitar 😉

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    2. AW... May... No te merezco. Cuidando mi 12 de diciembre, TE AMO =3

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  17. Por favor actualiza pronto, ya es la segunda vez q lo leo y estoy casi tan desesperada como magnus x saber como esta alec u.u

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  18. May xq me ases esto.... Por eso no quería leer x miedo a lo que pasara... Y no estaba equivocada.... Como me dijiste quiero matar a la reina seelie

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  19. Aaaaaaaah continúa pronto!!! 😳😳😳😳

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